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El discurso viral de Gabi Milito: "Hay que mirarse al espejo y no echar la culpa a los demás"

El exfutbolista del Real Zaragoza, actual entrenador del Argentinos Juniors, habla alto y claro sobre el oficio de técnico.

Gabi Milito, durante su discurso.
Gabi Milito, durante su discurso.
Heraldo

Hay entrenadores que llegan al jugador por su discurso. Gabi Milito es uno de ellos... El exjugador del Real Zaragoza, actual entrenador de Argentinos Juniors de la Primera División de Argentina, se ha hecho viral por una reflexión en la que trata de entender y explicar los motivos por los que sus jugadores no plasman en el partido lo que habían practicado durante la semana. 

"No hay nada peor que echarle la culpa a los demás. Es lo que la mayoría de los seres humanos hacemos. Es muy fácil echarle la culpa a los jugadores cuando pierdes. No, no... yo primero me miro en el espejo", subraya Milito, quien fuera futbolista del Zaragoza entre 2003 y 2007, etapa en la que llegó a compartir equipo con su hermano Diego.

"El día que vea que el equipo no se entrega y que los jugadores no se esfuercen como a mí me gusten será el momento en el que podré meterme con los futbolistas", añadió Milito. 

"Cuando yo veo que el equipo no juega bien, pero los futbolistas dan el máximo siento que la culpa es mía por las decisiones que tomé en el planteamiento táctico. Por tanto, levanto la mano en el vestuario y afirmo que la cagué yo", concluyó un Milito que hace solo unas semanas fue noticia por algo bien distinto. 

Durante un partido entre el Argentinos Juniors, su equipo, y el Central de Córdoba, Milito protestó una decisión arbitral controvertida al filo del descanso y su actitud fue reprendida por Facundo Gareca, preparador físico del equipo rival, antes de que ambos se enzarzaran. 

El intercambio de palabras fue a más y terminó como no podía ser de otra manera, con la expulsión de ambos por parte del árbitro, Silvio Trucco. Los gritos e insultos dieron paso a los empujones y Milito llegó a lanzar varios puñetazos hacia su contrincante, ante la mirada atónita de varios curiosos y de miembros de los equipos que intentaban inútilmente separarles, ya que Milito parecía fuera de sí. Finalmente, los miembros de seguridad consiguieron frenar la trifulca y Milito se marchó del estadio Único Madre de Ciudades, en Santiago del Estero. Lo hizo escoltado por la Policía y rumbo a la comisaría para prestar declaración por lo sucedido.

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