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La pesadilla del exzaragocista Jorge López para salir de Ucrania: "Pensé que no volvía"

Al exfutbolista del Real Zaragoza, actualmente director de la Academia del FC Kryvbas ucraniano, el estallido de la guerra le pilló de pleno. Se encontraba en Krivoi Rog, a unos 400 kilómetros al sur de Kiev, cuando Rusia emprendió la invasión del país. 

Jorge López se abraza con sus familiares a su llegada a Madrid.
Jorge López se abraza con sus familiares a su llegada a Madrid.
RFEF

Tras varios días “de película”, Jorge López ya está en casa. Al exfutbolista del Real Zaragoza, actualmente director de la Academia del FC Kryvbas ucraniano, el estallido de la guerra le pilló de pleno. Se encontraba en Krivoi Rog, a unos 400 kilómetros al sur de Kiev, cuando Rusia emprendió la invasión del país en la madrugada del jueves. De entrada, a Jorge le dijeron que esperase unas horas “hasta que la situación se calmase”, pero tristemente no iba a ser así.

El avance ruso prosiguió, el caos se instaló, y se vio obligado a buscar una salida rápida del país. “Se empezaron a escuchar explosiones; el pánico invadió las calles, los supermercados, los bancos… Yo estaba en casa con mi traductor y nos asustamos mucho”, cuenta López, y subraya que, de no ser por el club, no hubiese conseguido salir del país.

El FC Kryvbas les facilitó un coche y un chófer para acercarlos hasta la frontera con Rumanía, pero el conductor, en el último momento, decidió no acudir. Quiso quedarse con su familia y fueron Jorge y su traductor quienes iniciaron el viaje hacia territorio rumano. Un trayecto de once horas en el que se toparon con controles ucranianos, pero no rusos.

“Los responsables de nuestro club nos marcaron la ruta a seguir. Nos dijeron que los rusos estaban a 70 kilómetros de la ciudad, y también a unos 70 kilómetros de algunos de los puntos que íbamos a atravesar”, añade el exjugador riojano, que recorrió cerca de 900 kilómetros con el temor de que algo grave podía suceder.

Algunos de los pueblos atravesados se comenzaban a atrincherar; por las carreteras circulaban tanques y camiones militares; las gasolineras se habían quedado sin combustible… Jorge y su acompañante solo pensaban en llegar a su destino “lo más pronto posible”; rezaban por no tener que vivir escenas más dramáticas que las que ya estaban viviendo.

“Desde el club nos aseguraron que los convoyes rusos no iban a por los civiles, pero la incertidumbre siempre está ahí. Además, nos estábamos quedando sin gasolina; teníamos miedo de no poder continuar hasta que encontramos una estación de servicio en la que poder repostar”, recuerda López, sobre unas horas impactantes con final feliz.

“Desde el club nos aseguraron que los convoyes rusos no iban a por los civiles, pero la incertidumbre siempre está ahí"

A sabiendas de cómo estaba el último tramo de la carretera hacia la frontera, Jorge y su acompañante tomaron un taxi, se saltaron la fila de coches “en dirección contraria” y, cuando ya no pudieron avanzar más, caminaron “cuatro kilómetros” hasta alcanzar territorio rumano.

“Pasamos porque teníamos un contacto. Si no, nos hubiese resultado imposible. La zona de la frontera era un ‘sálvese quien pueda’. Todo el mundo estaba apelotonado, con miedo, nunca había visto nada igual”, confiesa el exjugador del Real Zaragoza, Valencia o Villarreal, entre otros, y agradece la ayuda recibida, tanto por parte del club como por parte de su traductor, de su compañero de aventura.

"La frontera rumana era un 'sálvese quien pueda"

“Si no es por él, no llego”, asegura López, que desde la frontera rumana viajó a la ciudad de Iasi para tomar un vuelo hacia Viena y, desde la capital austriaca, tomó otro avión con destino Madrid. Allí lo esperaban sus familiares para abrazarlo y poner fin a la pesadilla. “Por momentos, pensé que no volvía. La embajada española no me ha ayudado", finaliza, ya desde su hogar valenciano, López.

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