fútbol

Los últimos terrícolas de Aragón

El Morés y el Albalate son los dos últimos equipos de Preferente que disputan sus partidos como locales en campos de tierra. "Cambiar a césped artificial nos supone más de 80.000 euros y es inasumible", aseguran. 

Imagen del campo de San Félix, del Morés, que ironiza sobre su "moderno VAR".
Imagen del campo de San Félix, del Morés, que ironiza sobre su "moderno VAR".
Heraldo.es

El fútbol más clásico, el de la tierra y el barro, todavía guarda en Aragón a sus dos últimos terrícolas: el zaragozano Morés, que juega en el campo de San Félix, y el turolense Atlético Albalate, en Los Arcos. Ellos son los dos únicos clubes de la Regional Preferente aragonesa (y categorías superiores) que disputan sus partidos como locales en campos de tierra. Una especie en extinción que se ha acelerado en la última década con la instalación de los campos sintéticos y de césped artificial a lo alto y ancho de la Comunidad. 

Mucho más allá de los sentimentalismos, son los motivos económicos los que impiden a estas dos localidades gozar de las modernidades del césped artificial. "Nosotros no recibimos más que una mínima subvención del Ayuntamiento y el resto lo costeamos nosotros. Hemos preguntado y la estimación del coste del campo de césped artificial es de 80.000 euros, algo menos uno natural, pero con un mayor coste de mantenimiento", explica José Luis Gregorio, presidente del Morés. "En los últimos años, no ha habido voluntad política para hacer un campo de césped y ayudar al fútbol de la zona. Desde nuestro humilde rincón, reivindicamos el deporte y el fútbol como elemento de salud y social", subraya Sergio Sanz, entrenador del Atlético Albalate. 

Y, ¿qué supone jugar en 2022 en un campo de tierra? "Cada 15 días nos toca poner nuestra mejor sonrisa, aunque los más perjudicados somos nosotros. Todos los que han venido a nuestro estadio esta temporada han perdido y dicen que hemos ganado por el campo, pero no es así. El que juega bien sobre césped, juega bien sobre tierra. Nosotros, además, entrenamos en Garrapinillos (césped artificial) y la mayoría de nuestros jugadores nunca habían jugado antes sobre tierra", asegura el máximo responsable del Morés, que ocupa la tercera plaza del grupo III de Regional Preferente. 

Imagen del campo de Los Arcos, donde juega el Atlético Albalate.
Imagen del campo de Los Arcos, donde juega el Atlético Albalate.
Heraldo.es

Y pueda que tenga razón porque el Albalate, el otro equipo que juega sobre tierra, es el colista del mismo grupo. "En nuestra zona hay cinco o seis equipos de pueblos más grandes con campos de césped artificial y los jugadores prefieren ir allí. Nos cuesta mucho encontrar gente y hacemos lo que podemos. Tenemos 19 fichas, pero a la mayoría de partidos vamos 12 o 13", lamenta. "Es muy probable que terminemos bajando, pero más me preocupa el futuro. Quizá el año que viene no podamos sacar el equipo adelante", subraya, poniendo parte del foco en sus obsoletas instalaciones. 

José Luis Gregorio habla también de la importancia de la preparación del campo. Arte hecho fútbol. "Tardamos dos horas en preparar todo el campo. Nos juntamos los del pueblo, almorzamos, charlamos y preparamos el campo. Eso es la vida. No se junta tanta gente en el pueblo ni en misa. Los partidos son nuestro mayor acontecimiento cada 15 días", relata sobre un pueblo de poco más de 400 habitantes, en el que la mayoría son jugadores de Zaragoza. "En la directiva somos siete y apenas dos viven en el pueblo. Sostenemos el proyecto para juntarnos y dar vida al pueblo. El fútbol nos hace acordarnos de cuando éramos pequeños. De nuestras raíces. Lo tenemos pegado en las vísceras y, por eso, hacemos ese esfuerzo sobrehumano", relata emocionado. 

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