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El futbolista del Bayern Munich Joshua Kimmich deja su recelos "antivacunas" y se dice dispuesto a recibir su dosis

El internacional teutón, de 26 años, es uno de los futbolistas más valorados de su país, aunque su postura frente a la covid-19 ha dejado secuelas en sus pulmones y también en su reputación

El internacional alemán Joshua Kimmich, durante un partido del pasado mes de agosto, con la elástica de su club, el Bayern de Munich.
El internacional alemán Joshua Kimmich, durante un partido del pasado mes de agosto, con la elástica de su club, el Bayern de Munich.
EP

El internacional alemán y jugador del Bayern de Munich  Joshua Kimmich ha abandonado sus recelos frente a la vacuna contra la covid y anuncia su disposición a recibir su dosis cuando le corresponda, mientras se recupera de algunas secuelas dejadas por su contagio con el virus. El internacional alemán Joshua Kimmich, durante un partido del pasado mes de agosto, con la elástica de su club, el Bayern de Munich. 

A raíz de su contagio, Kimmich entendió que "un comportamiento individual responsable" puede no ser suficiente frente a la covid, por lo que ha cambiado de parecer. Obviamente, en su posición de paciente sanado, la vacunación no será inmediata, sino que esperará al periodo contemplado "de acuerdo con los médicos", para recibir sus dosis.

El jugador, de 26 años, ha sido objeto durante semanas de una controversia más allá de lo futbolístico, tras haber expresado sus dudas sobre la efectividad de la vacuna o posibles contraindicaciones. La polémica se agrandó al quedar en cuarentena por un contacto con un contagiado, a lo que siguió la verificación de que él mismo dio positivo de covid-19.

No se considera extremista

Kimmich expresó en una entrevista con la cadena alemana ZDF que comprendía la "extrañeza" causada por su recelos, aunque sostuvo sin embargo que éstos no tienen nada que ver con "posiciones extremistas" o de seguidores de teorías de la conspiración, de las que se distancia. Fue una "posición individual", insiste, para criticar el acoso mediático desencadenado por esa decisión y explicar que incluso personas de su entorno familiar sufrieron esa persecución por ciertos medios de comunicación. "Se rebasaron ahí muchos límites", sostiene Kimmich.

El centrocampista del Bayern ya ha superado la enfermedad -que tuvo un desarrollo benigno, dice, aunque con algunos de los signos claros, como pérdida de olfato y gusto-. El pasado jueves, tras dejar atrás la infección y la cuarentena, su club comunicó que de todos modos seguirá de baja lo que queda de año por las secuelas dejadas por la infección.

El jugador sufre "infiltraciones leves pulmonares" que le impiden reincorporarse a los entrenamientos, afirmaron fuentes del club bávaro. Tardará unos diez días en poder hacerlo, explica el centrocampista, quien lamenta haber dejado "en la estacada" tanto al Bayern como a la selección en este tiempo.

Firmeza gubernamental

La decisión de Kimmich contra la vacuna merecieron en su momento las críticas del Gobierno federal. Coincidieron con un fuerte repunte de casos y sucesivas llamadas de su clase política a vacunarse, tanto del gobierno saliente de Angela Merkel como del de su sucesor, Olaf Scholz.

El centrocampista entró en cuarentena tras revelarse que había estado en contacto con un contagiado. El 24 de noviembre dio positivo de covid-19 y quedó de baja para los partidos ligueros, así para la Liga de Campeones, después de haber quedado fuera también de tres convocatorias como internacional. El Bayern Múnich, por su parte, dejó de pagarle el suelo en los días en que no ha podido jugar por la cuarentena, de acuerdo con la regulación actual alemana para los no vacunados.

El Gobierno federal se propone implantar la vacunación obligatoria hacia febrero del próximo año, mientras prosiguen las campañas para motivar a la población a inmunizarse. Aproximadamente un 69,5 % de los ciudadanos alemanes tiene la pauta completa, un porcentaje inferior al de otros países de la Unión Europea (UE).

El nuevo ejecutivo de Scholz, una coalición entre socialdemócratas, verdes y liberales, trata de activar las vacunaciones tanto de quienes aún no recibieron ni la primera dosis como de quienes deberían ir a por la de refresco, por haber transcurrido ya seis meses desde la segunda.

El Parlamento federal aprobó este pasado viernes una ley que obligará a vacunarse al personal de sectores sensibles, como trabajadores sanitarios o de geriátricos. Se prepara asimismo un nuevo marco legal para ampliar la obligatoriedad al conjunto de la población del país, lo que podría hacer efectivo hacia febrero. 

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