fútbol sala

Víctor Tejel, el 'trabajo' de volver a casa

No hay quien pare a la zurda eterna. A sus 40 años, compagina las labores en la pescadería de su suegro con los partidos del Gelsa. Después de 13 temporadas en la élite del fútbol sala, quiso volver a su pueblo para completar una carrera que reúne casi 380 comparecencias en Primera. 

Víctor Tejel posa en Pescados Emilio, negocio ubicado en el mercado de la Rabida.
Víctor Tejel posa en Pescados Emilio, negocio ubicado en el mercado de la Rabida.
Toni Galán

Al Pocho no hay quien lo pare. Nadie creyó el pasado verano que Víctor Tejel se retiraba para siempre. Le quedaba una bala por gastar. No podía dejarlo sin volver a su Gelsa. La edad no iba a ser problema para quien mantiene la ilusión por jugar. Ni siquiera el trabajo, un trabajo tan esclavo como el de una pescadería, frena a la zurda eterna.

Casi 380 partidos y 150 goles en Primera avalan su trayectoria. Dejó el Fútbol Emotion en 2019 siendo el jugador con más minutos en la historia del club y, tras un breve paso por el Patatas Gómez de Segunda B, está de vuelta a casa para competir en la Tercera División. “¿Dónde mejor que en Gelsa, con mi gente, para acabar este recorrido tan bonito”, se pregunta el mejor ala izquierda que ha dado Aragón.

Me fui con 18 años para jugar en el Caspe y ahora, después de 13 temporadas arriba con el Sala 10, estoy aquí de nuevo. Agradezco al club que contase conmigo y me diese todas las facilidades porque este año, por motivos laborales, tengo poca disponibilidad”, explica, mientras limpia una merluza, Tejel.

"En Gelsa ponemos los partidos a las 19.00, pero a los de fuera de casa me resulta difícil acudir"

Al dejar la élite, Víctor empezó a trabajar en Pescados Emilio, negocio familiar ubicado en el mercado de la Rabida (barrio zaragozano de las Fuentes). Los horarios le impiden acudir a determinados partidos. “En Gelsa ponemos los partidos a las 19.00 para que me dé tiempo llegar, pero este sábado jugamos en Calatayud y me resultará imposible ir. Cerramos a las 14.00, pero después tenemos que recoger y limpiar”, comenta el Pocho, como se le conoce en un pueblo encantado con su regreso al equipo.

“Cuando hablé con la directiva, antes de empezar la temporada, ya les dije cuáles eran mis condiciones. Ellos me insistieron en que jugase a pesar de todo”, completa un Tejel al que le sigue emocionando saltar a la cancha y verse rodeado de familiares y los amigos de toda la vida. Esa es una de las grandes razones por las que no se pone fecha de caducidad.

"Me ilusiona que mis hijos me sigan viendo jugar"

“Seguir a este ritmo es complicado porque mis fines de semana son una locura, pero es que me gusta demasiado. Mientras pueda, seguiré. Es lo que llevo haciendo toda la vida y me ilusiona que mis hijos me sigan viendo jugar. Es un rato bonito para todos”, valora.

El fútbol sala ha cambiado mucho desde sus comienzos. Antes se estilaba el juego posicional, de pívots goleadores y cierres que apenas rebasaban el centro del campo. Ahora todo es más físico y dinámico, lo que, según reconoce Víctor Tejel entre risas, complica la labor de los veteranos.

"Antes había quien jugaba los partidos enteros; ahora eso es imposible"

Antes veías jugadores que se chupaban casi el partido entero, incluso en División de Honor, y ahora eso es imposible. A la intensidad que se juega, nadie puede permanecer tanto en el campo”, cuenta. Y es que esta temporada, en la que ya suma ocho goles pese a las ausencias obligadas, está teniendo que disputar más minutos de los que le gustaría.

“Los 40 años aquí están. No esperaba jugar tanto pero estamos teniendo muchas lesiones. A Argente fuimos a jugar cinco y el portero y tuve que ‘chuparme’ el partido entero. Contra Mallén se nos lesionó otro chaval y también me tocó jugar más minutos de los debidos. A ver si recuperamos efectivos y se reparten más los minutos”, añade un Tejel que cuando se retire tiene claro dónde ocupará los ratos del fin de semana.

La caza con galgos es otra de mis debilidades. Me vuelve loco. Después de la paliza del sábado, el domingo me meto otra con los perros. Cuando deje el fútbol sala, seguro que me queda más tiempo”, finaliza.

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