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Mapi León: "El fútbol femenino ha llegado a España para quedarse"

La zaragozana de 24 años, una de las grandes sensaciones del Mundial, analiza el rendimiento de España, sus inicios en La Almozara y el prometedor futuro del fútbol femenino.

Mapi León, jugadora de la selección española de fútbol femenino.
Mapi León, jugadora de la selección española de fútbol femenino.
FIFA

¿Cómo valora el papel de la selección española en el Mundial?

A pesar de haber caído en octavos de final, hemos hecho un buen torneo. Realmente hicimos historia porque nunca la selección había jugado unos octavos del Mundial. El equipo ha tenido una gran actitud, peleando hasta el final incluso contra una gran potencia como Estados Unidos.

Una Estados Unidos que solo les consiguió ganar con dos penaltis. Estuvieron cerca de dar la gran sorpresa. ¿Caer así les da más rabia o supone un orgullo?

Es una mezcla de las dos, de rabia y de orgullo. Yo estaba enfadada cuando terminó el partido, además el segundo penalti fue una acción dudosa. Pero luego lo analizas y es un orgullo caer así contra una potencia como Estados Unidos. Dimos la cara y nos dejamos todo sobre el campo, que es lo mínimo que se nos puede exigir.

Personalmente, ha completado un Mundial sobresaliente. Titular en los cuatro partidos y siendo un pilar fundamental en el centro de la defensa.

Estoy muy contenta de haber jugado todo. Disputar un Mundial es algo increíble. La leche. Pero yo soy una persona muy exigente y lo primero que pienso al terminar los partidos es el pase que he fallado o el corte al que no he llegado. Soy muy autoexigente y me da mucha rabia cuando me equivoco.

¿Sentían desde Francia el seguimiento que estaba teniendo la selección desde España?

Nos ha llegado, pero no tanto como ha debido de ser. Nos han dicho que ha sido un boom. Lo que sí hemos notado es que había muchos más medios de comunicación pendientes de nosotras en comparación con otros años.

El partido de octavos tuvo una cuota de pantalla de 1,3 millones de espectadores y un pico de 1,8. El fútbol femenino interesa cada vez a más gente.

Estamos en el buen camino. Todo son buenas señales y siento que la gente se está enganchando al fútbol femenino. Estamos ganando visibilidad, que antes era el gran problema que teníamos. Los aficionados no nos conocían, no sabían que existíamos.

El Mundial debe ser un punto de inflexión para el fútbol femenino.

El Mundial y toda la temporada. Este año hemos jugado en el Metropolitano, San Mamés, Mestalla... y todos los campos han estado a rebosar. El Mundial ha sido el gran remate para decir que el fútbol femenino ha llegado a España para quedarse.

¿Qué le diría a una niña de 8, 10 o 12 años que está empezando a jugar a fútbol?

Que si es su sueño y su pasión que vaya a por ello. Que trabaje y trabaje. A mis compañeras más veteranas les ha costado mucho que llegue este reconocimiento al fútbol femenino y las nuevas generaciones lo van a tener más fácil pero tienen que seguir peleando para continuar creciendo.

Usted empezó a jugar primero a voleibol en su colegio, el Puerta de Sancho de La Almozara, y luego se pasó al fútbol sala.

Yo jugaba en el patio a fútbol con mis amigos. Pero me daba mucha vergüenza apuntarme a un equipo. Y empecé a jugar a voleibol, que me gustaba y se me daba bien. Pero prefería el fútbol. Fui a probar a un equipo de fútbol sala con mi hermano, hice la prueba y me cogieron. Era el Gran Vía 83.

Años después, David Magaña le fichó para el Zaragoza Femenino en un supermercado mientras sus padres hacían la comprar para irse de vacaciones.

Mis padres estaban comprando y yo estaba jugando en un pasillo con mi hermano alrededor de un carrito. Tendría 12 años y se nos acercó David Magaña. Yo me asusté un poco y me escondí detrás de mi hermano. Habló conmigo y con mis padres y me dijo que si quería podía probar con ellos en el entonces Transportes Alcaine. Que tenía madera. Y así lo hice. Justo entonces tenía que decidir entre seguir en fútbol sala, ya solo con chicas, o pasar a fútbol once, también en un equipo femenino. Creo que acerté.

Del Zaragoza Femenino se marchó al Espanyol, luego al Atlético de Madrid y después al Barcelona, que pagó 50.000 euros, siendo el primer traspaso de la historia del fútbol femenino en España. ¿Qué supuso aquello?

Nunca jamás pensé que un equipo pagaría por mí. El fútbol femenino no estaba donde ahora y, además, yo soy defensa central. No marco goles. En su día, supuso una presión extra. No podía fallar después de que apostaran así por mí. Fue un paso adelante en mi carrera y tenía que dar la talla. Creo que he estado a la altura.

Fuera del fútbol, el dibujo y los tatuajes son sus otras dos grandes pasiones.

Eso es. Cuando me retire del fútbol me encantaría tener un estudio de tatuajes. Contratar a gente y poder tatuar de vez en cuando. De hecho, ya he tatuado a algunos amigos. Cuando llegué a Barcelona hice un curso de formación aunque no llegué a terminarlo porque la escuela cerró. Hubo una pequeña estafa a los alumnos y a los profesores.

¡No me diga!

Sí, sí. Cosas que suceden. Eran dos años y el segundo no empezó. Pero bueno, ya haré otro. Que todos los problemas sean ese.

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