Pelayo Novo: "Mi partido ahora es vivir, lo voy a jugar y espero ganar"

Las lesiones sufridas por la caída desde la tercera planta del hotel ABBA de Huesca, el pasado 31 de marzo, impiden a Pelayo Novo, exjugador el Albacete, seguir jugando al fútbol profesional, del que se va "con la cara más amable de este deporte, la unión entre compañeros".

Pelayo, en el Hospital de Parapléjicos de Toledo.
Pelayo, en el Hospital de Parapléjicos de Toledo.
Ismael Herrero/Efe

"Ahora considero que tengo otro partido, que es el de vivir lo que me queda, que lo voy a jugar y que espero ganar. Sé que están las opciones también de perder o que se pueda empatar, pero lo que no voy a dejar es de pelear y luchar que al final es el camino que hay que vivir. Si disfrutas del camino, la meta vendrá sola", expone Pelayo Novo, exfutbolista del Albacete, en una entrevista a la Agencia EFE.

El pasado 31 de marzo, le cambió la vida. Una caída desde la tercera planta del hotel ABBA de Huesca, donde su equipo, el Albacete, estaba concentrado para el partido contra el conjunto oscense, le provocó varias facturas y fue trasladado de urgencia al Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, donde fue operado a lo largo de seis horas.

"Quiero vivir y estuve a punto de no contarlo", dice siete meses después, antes de recibir el alta en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, donde ha continuado con su recuperación desde mayo. Irradia vitalidad en cada expresión, en cada palabra, mientras transmite con entereza el camino de superación que ha recorrido desde entonces.

¿Cómo está en la actualidad?

"Estoy mejor, sobre todo desde que entré por las puertas de este hospital (El Hospital de Parapléjicos de Toledo). La evolución ha sido grande, porque cuando entré apenas me podía pasar de la cama a la silla. Necesitaba ayuda de los celadores. Pero, por suerte, a día de hoy me desplazo con dos bastones, puedo caminar ayudado por ellos y puedo hacer una vida independiente, porque no necesito de la ayuda de otra persona para pasarme a la silla y para las necesidades de la vida diaria".

¿Los médicos le han hablado de que podrá andar sin bastones?

"Aquí cada lesión medular es diferente y cada caso es un mundo. Es cierto que el cuerpo cuanto más recupera es en los primeros meses, entre cuatro y seis meses, pero con mi tipo de lesión, que es de la lumbar 3 hacia abajo, el tiempo de mejora puede aumentar, aunque cuanto más pronto sea es mejor. Entonces, no descarto nada. Voy a continuar mi rehabilitación haya donde esté y no me pongo limites para hasta dónde puedo llegar. También sé que tengo que aceptar y aceptaré las lesiones que tengo y conviviré con ellas y aceptaré hasta dónde pueda llegar".

¿Qué pasó el 31 de marzo de 2018, con la caída desde la tercera planta del hotel de concentración de su equipo en Huesca?

"Yo creo que el cuerpo humano es inteligente y la memoria selectiva. Yo no recuerdo nada de aquella mañana. El golpe fue tan fuerte y la caída desde tanta altura y tan grande que quedé inconsciente en el momento y sólo recuerdo cuando desperté ya en el hospital en Zaragoza. Y me centro a partir de ahí, de lo que viene desde ahí en adelante. Para mí, volví a nacer en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza. Mi vida empezó de cero desde ahí. ¿Volví a nacer? Mi madre no tuvo parto, pero sé que sufrió también. Y además de ella, sé que mi familia, en la que incluyo también a mi pareja Iciar, y mis amigos sufrieron mucho. Si ya antes los admiraba y los apreciaba, ahora más. Y lo demás tiene menos importancia. Eso sí, las muestras de cariño que he recibido las agradeceré siempre".

¿Cuanta importancia ha tenido su familia en estos siete meses de recuperación?

"Muchísima, porque hay momentos en los que lógicamente tienes bajos después de un golpe duro y me apoyaron ellos. Mis padres, mi hermana, mi novia, compañeros del fútbol que han venido aquí a verme, compañeros que no son del fútbol. Toda mi familia ha sufrido, pero quiero hacer mención especial a mi padre. Él respondió a mi ilusión por jugar al fútbol llevándome a todos los campos desde pequeño y ahora le agradezco muchas cosas bonitas que he vivido con este deporte gracias a su esfuerzo".

¿Cómo se asume lo que ha pasado? ¿Es muy duro, los primeros días, las primeras horas...?

"Sí. En esos primeros momentos, pues si cuando un portero tiene un error dice 'tierra, trágame', algo parecido. Pero lo que viví ya está pasado por encima. Me centro en lo que tengo que vivir de ahora en adelante, que estoy seguro de que voy a encontrar cosas que me ilusionen y que me van a hacer vivir y disfrutar de los momentos, que es lo que debe disfrutar una persona, y de la gente que tiene a su alrededor, de la gente buena, porque puedo reconocer que tengo mucha gente buena a mi lado, que me ha ayudado mucho".

Desde el 31 de marzo hasta el 11 de abril, cuando pasó a planta, estuvo ingresado en la UCI del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza, donde el 31 de marzo fue operado durante cerca de seis horas. Su vida corría "peligro". Mientras, se sucedía una ola de mensajes de fuerza y de ánimo desde todos los lugares de España, de su fútbol, de su deporte, pero también de fuera de él. 'Fuerza Pelayo'. Su agradecimiento es y será eterno.

¿Cuando se da cuenta de todo ese apoyo?

"Pasé varias fases en el hospital. La primera fue de qué hago aquí. Me desperté y no sabía dónde estaba. '¿Dónde estoy?' Y me dijeron que en Zaragoza. Y yo les contestaba 'estás bromeando'. Estaré en Oviedo, en Albacete, pero no ahí. Luego pasé una fase en la que sufrí. Una fase de sufrimiento porque no podía mover las piernas y ver que sí podía mover de cintura para arriba, pero lo de las piernas me hizo sufrir bastante. Y luego ya, cuando me pasaron a planta, ya entré en una fase de superación. La gente que me venía a ver y sobre todo los que estaban cerca de mí no se merecían verme así con todo lo que habían sufrido. Y por ellos y sobre todo por mí, superarme, porque quiero vivir. Quiero vivir y estuve a punto de no contarlo. Los médicos al principio dijeron que mi vida corría peligro, que me iba a quedar parapléjico y por suerte a día de hoy me muevo con dos bastones. Todo se pintaba muy negro. Entonces, me centro en esa superación de que puedo vivir y que lo estoy pudiendo contar".

"Hubo momentos que me dieron mucha fuerza. En los comercios ponían 'Fuerza Pelayo' gente que yo ni conocía. En Albacete, en Oviedo, en Elche... En muchos sitios. Los agradezco con toda mi alma (...). También hubo dos claves que me dieron mucha fuerza. Fueron mi pareja Iciar y José Ángel, un excompañero que tuve. Se dedicaron a hacer vídeos o pidieron a compañeros que me grabaran vídeos. Yo los veía en mis primeros momentos allí en el hospital en Zaragoza y noté el apoyo de la gente. Hubo un texto que escribió Juanpa, Juan Pablo de Miguel, que fue un compañero que tuve en el Oviedo, que me animó mucho, porque me describió y me dio fuerza. También un vídeo que hizo un periodista de Elche, en el que sentía dos cosas. Era sobre partes mías de fútbol, de goles. Sentía nostalgia por no poder hacerlo, pero también hablaba de unas declaraciones que yo había hecho, cuando consideré que un partido era el más importante de mi vida, porque no había vivido nunca un descenso. Al final, desgraciadamente, lo viví con el Elche. Metía unos fragmentos en el que el partido más importante de mi vida fue aquel en su momento pero era el que tenía ahora en esos momentos de rehabilitarme. Ahora considero que tengo otro partido, que es el de vivir lo que me queda, que lo voy a jugar y que espero ganar. Sé que están las opciones también de perder o que se pueda empatar, pero lo que no voy a dejar es de pelear y luchar que al final es el camino que hay que vivir. Si disfrutas del camino, la meta vendrá sola".

"Y también quiero agradecer a los medios, que también han respetado mi decisión de no estar en los focos, porque yo quería rehabilitarme y necesitaba tiempo para hacer una entrevista, a pesar de que agradezco su interés por mi situación, pero espero que entendieran que no era mi momento. En ese momento, tenía que centrarme en rehabilitarme, y ahora más que nada hago esta entrevista por eso, para agradecer a toda la gente que se preocupó por mí que vean que estoy bien y que a pesar de que dejo de ser futbolista, de que dejo de ser el 'Pelayo futbolista', ahora pues paso a un segundo plano y ya no estaré en las primeras noticias. Y no pretendo estarlo. No sé si en el futuro, ojalá, me dedique a alguna actividad que pueda hablar sobre ella, pero ahora mi pensamiento está en recuperarme, seguir mi rehabilitación, formarme y dejar la puerta abierta para el futuro; dejar puertas abiertas, porque no descarto nada, y lo que quiero ahora es rehabilitarme, formarme e incluso quién sabe si podré estar dentro de un organigrama dentro del fútbol".

En el hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza recibió varias visitas durante los 51 días de estancia allí, entre ellas su sobrino de dos años. ¿Cómo fue aquella visita?

"Fueron momentos que yo empecé a salir de la habitación, me pasaban los celadores a la silla de ruedas y salía de la habitación. Verle me dio mucho ánimo. Tiene dos años ahora y le extrañó cuando me vio en silla. Pero ahora... El otro día me cogía de la muleta y me iba ayudando a ir con la muleta. Cada vez que ve a una persona en silla de ruedas, dice 'Paio (Pelayo) silla', entonces es como que le da normalidad a la situación, que es lo que se debe hacer".

El 21 de mayo dio un paso más en su recuperación. Fue trasladado al Hospital de Parapléjicos de Toledo, donde ha continuado con su rehabilitación desde entonces. Desde primera hora de la mañana de cada día ya tiene actividad. "En el hospital te enseñan que hay vida después de esto, que hay que continuar mirando al frente", explica mientras muestra su agradecimiento al grupo de psicólogos que dan ayuda en el centro.

¿Cómo es su rutina diaria aquí en Toledo?

"Aquí desde primera hora de la mañana ya tienes actividades, ya sea con el fisio, con el que tienes más o menos una hora de trabajo. Luego hago una sesión de electroterapia y luego me paro una hora para hacer cosas que tenga que hacer, para comer algo, pero después vuelvo al gimnasio para acabar más o menos hasta las dos. Y eso es gracias a mi fisio, Fernando, que me pone ejercicios y yo por mi cuenta los hago, además de todo lo que hago con él. En mi vida diaria aquí, mi pareja Iciar ha sido muy importante. En mí va el esfuerzo y todo lo que he vivido es trabajo físico. Entonces, eso tampoco me costaba demasiado entenderlo, pero por las tardes aquí ya son cosas más de ocio. Cada uno hace lo que quiere. Y ella también me impulsó a hacer trabajo de piscina, voy a un gimnasio que está en el centro de Toledo. Aquí hay una gimnasio al lado, que es el Rafael del Pino, que es una pena que no está abierto. En su momento se creó para que los parapléjicos pudieran ir y están todas las maquinas adaptadas, pero por 'h' o por 'b', temas de funcionamiento, de mantenimiento y demás que no corresponden a mí, es una pena que no pueda estar en funcionamiento porque daría mucha vida aquí a la gente".

"Animo a la gente que haga deporte, porque para mí ha sido muy terapéutico. El deporte que hago es el tenis en silla. Tenemos un profesor, Paco, que es un ejemplo en la manera de enseñar y transmitir, que te insiste, tiene delicadeza y también tiene sus momentos de broma, que los necesitamos. Y ahí he vivido momentos con compañeros que hacen que esto sea un poco más ameno de lo dificultoso que es de llevar a veces. Con mi compañero de habitación, Enrique, han sido la mayoría de esos momentos amenos. Es tetrapléjico, mueve bíceps y tríceps, va superándose y para mí verle a él cómo lleva las cosas tan bien es un ejemplo todos los días. Va al tenis, que le tienen que vendar la raqueta en la mano, y él no pierde un día. Lo llamo el 'Guaje'. Tiene 55 años y va a todas las actividades que puede. Me llevo un amigo".

¿Qué siente al salir del hospital tras siete meses de recuperación?

"Tengo sentimientos encontrados. Quiero irme para afrontar la vida que tendré y lo que me deparará el futuro, pero a la vez aquí uno se acomoda, porque aquí tienes muchas facilidades, todo está adaptado a la silla, yo en mi caso me muevo en muletas, pero el hospital te da muchas facilidades y aquí hay actividades, hay rutina. Lo quiero afrontar, sé que va a costar, pero lo voy a afrontar y lo voy a superar. Sé que es un cambio y un paso dificultoso, pero hay que darlo".

¿Cuáles son sus planes de futuro?

"Para mí, es vivir, porque hay que disfrutar. Vivir es disfrutar de los momentos y de la compañía que se tiene alrededor. Y luego sí tengo planes, pero quiero disfrutar. Voy a continuar la rehabilitación, teniendo también una rutina, hacer deporte, ya sea para entretenerme, divertirme jugando al tenis, también puedo ir a la playa... Tengo esas ideas en la cabeza. Luego veremos. Y también me formaré y veré de lo que me puedo emplear en un futuro. El tema empresarial es algo que tengo ahí y veremos lo que depara el futuro".

¿Si tuviera que definir con pocas palabras estos siete meses cómo lo haría?

"Ahí (en el hospital de Parapléjicos de Toledo) hay una frase en aquel mural. 'Nunca supe lo que era ser fuerte hasta que ser fuerte era la única opción que me quedaba'. Y es verdad. Aquí la gente tiene que ser fuerte, aunque tengamos nuestros momentos duros, que los hay, que hay cosas difíciles de asimilar, pero al final te rehaces. Hay que seguir".

¿En qué cambia su visión de la vida todo lo que ha pasado?

"Cambia que hay que valorar la vida porque en cualquier momento te puede cambiar. En la vida siempre habrá momentos para disfrutarlos y se puede uno centrar en las cosas buenas. Eso es lo que cambia para mí. Pensar que la vida hay que valorarla y siempre te irá ofreciendo caminos que puedes elegir, que hay cosas positivas y bonitas que vivir".

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