Se destapó pronto el tarro de las esencias de los goles, y de los fallos en defensa locales. Sergio Martínez no protegió con la suficiente fortaleza un balón que ya se perdía por línea de fondo, Jorge Ortiz le robó la cartera y cedió para que Babunski hiciera el 0-1.

Al primer golpe encajado, respondió con prontitud el Ebro. Robo de balón de Nacho Lafita, que pasó en profundidad a Gabarre, quien ganó la espalda a los defensas para batir a Ismael. No iba a hacer falta esperar mucho más para que el guión del partido se calcase en tiempo y forma a lo vivido instantes antes: un ataque fuenlabreño nuevamente por la banda de Sergio Martínez dejó hacer con demasiada facilidad a Jorge Ortiz, que sin apenas oposición logró adentrarse en el área para devolver el mando a los visitantes.

De nuevo cinco minutos iba a ser el espacio de tiempo que iba a tardar el Ebro en empatar en medio de una locura goleadora. Edu García enganchó un balón de medio campo, se marchó de varios contrarios, y asistió a Carralero, que disparó al palo. El rechace del tiro le rebotó a Salvi, que, ante su desesperación, no pudo hacer otra cosa que ver como el balón se colaba. Así se dio por finalizada una más que interesante primera parte, de buen tono por ambos bandos.

Salió con más ambición el Ebro de vestuarios, y suyos fueron los primeros 15 minutos, donde, poco a poco, fue metiendo a su enemigo en su área. En el colmo de todas las malas suertes posibles, dos minutos después, el Fuenlabrada volvió a castigar con precisión de cirujano, tras un mal despeje defensivo que fue al lugar donde no debía, al centro del área, donde Borja Sánchez no perdonó.

Parecía difícil rehacerse de tanta mala fortuna, pero el Ebro no es un equipo de esos que se rinden tan fácil, y Gil, en el 70, obligó a Ismael a hacer el paradón de la tarde, después de rematar de cabeza un buen servicio lateral de Carralero.

Si clara fue esta ocasión, no le anduvo a la zaga la que Moustapha desaprovechó tras un pase de Edu García. Con todo a su favor para haberla embocado, la mandaba a las nubes. El público asistente se echaba las manos a la cabeza porque no creía lo que estaba viendo: el equipo que estaba poniendo toda la carne en el asador, todo el juego, estaba cayendo. La entrada al terreno de Txema Pan provocó que el fútbol fuese más directo en los últimos instantes, buscando la referencia ofensiva.

Buscar hasta el final el premio tuvo su recompensa en el descuento, tras un centro de Carralero y mal despeje de Ismael, Gabarre logró el empate por tercera y definitiva vez.