Atlético de Madrid - Athletic de Bilbao

Bucarest es una fiesta en la víspera de la final perfecta

Los del Athletic, más madrugadores, dominan en las calles hasta el momento, aunque aún en minoría, los colchoneros también se hacen notar.

Afición del Athletic
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EFE

Es difícil imaginar escenario mejor para una final de la Liga Europa: dos equipos que valoran la competición y anhelan el trofeo; y una ciudad volcada a la gran cita, entregada a los visitantes y ávida de hacerles sentir en casa.


A tan sólo un día del partido, Bucarest es una fiesta. Mientras se ponen a punto los últimos detalles de las 'fan zones' de los dos equipos, los miles de aficionados de ambas formaciones que ya han llegado a Bucarest calientan motores en las terrazas del casco viejo.


Además, tanto madrileños como bilbaínos van a estar motivados por dos vídeos que han hechos sus respectivos clubes.





En Bucarest, los del Athletic, más madrugadores, dominan en las calles hasta el momento. Cantan el himno, ondean las ikurriñas e impresionan a camareros y caminantes locales con animadas canciones en euskera.


Aún en minoría, los colchoneros también se hacen notar. Un grupo de madrileños enarbola una gran bandera a cuadros rojos y blancos, y corea el nombre de Simeone ante los flashes de las cámaras de los rumanos.


El ambiente entre las dos aficiones es de absoluta fraternidad. Seguidores de uno y otro equipo se saludan y bromean al pasar, y beben codo con codo en muchas mesas del centro. Banderas rojigualdas y letreros en español les dan la bienvenida a todos en las terrazas.


La ciudad ha sorprendido gratamente a casi todos. Hay menos perros callejeros de los que esperaban, muchos edificios bonitos y algunos también bien cuidados. Los bucarestinos les han parecido amables. Muchos saben español, idioma latino como el rumano, y la mayoría se esfuerza por hacerse entender.


Y el tiempo acompaña: el sol ha lucido toda la semana, con agradables temperaturas en torno a los 25 grados.


'Son encantadores', dice una bilbaína, que alaba las aptitudes con los idiomas de los rumanos.


Cae la tarde, y las calles que llevan al casco viejo se llenan de camisetas rojiblancas. Aficionados de ambos equipos confluyen en el centro histórico procedentes de los hoteles. En los semáforos, los paseantes rumanos les preguntan por los equipos y les desean suerte para mañana.


Esta final cambiará la percepción de muchos españoles sobre Rumanía, y hará de más de un bucarestino un nuevo simpatizante del Athletic o el Atlético.


Las trampas de algunos taxistas son la única queja de los españoles que ya han tomado Bucarest. A muchos les han cobrado precios desorbitados al venir desde el aeropuerto, les han pedido quince o veinte euros por carreras muy cortas o han alegado no tener suelto para no devolverles el cambio.


'Son unos piratas, pero tampoco pasa nada, iremos en autobús', se ríe un joven atlético vestido con la camiseta de Falcao.


Autocares de la organización cubrirán mañana el trayecto del aeropuerto a las 'fan zones' para los aficionados que aún no han llegado. De las carpas para los seguidores, donde podrán seguir el partido los que no tengan entrada y los bucarestinos, otros autobuses oficiales llevarán al estadio hasta momentos antes del pitido final.


Antes habrá música, bebida y animación para quienes sí tienen entrada.


Más de 5.000 efectivos del ministerio del Interior velarán mañana por la seguridad en la ciudad, donde los españoles dejarán unos 30 millones de euros, según cálculos de La Federación Rumana de Fútbol.


Hosteleros, taxistas y estraperlistas de entradas cuentan con poder hacer su agosto con la final, una esperanza que comparten también las casas de masaje erótico, que han sacado a sus chicas a las calles, algunas vestidas de rojiblanco, para repartir folletos con sus ofertas entre los aficionados españoles.


Los seguidores del Atlético de Madrid y del Athletic de Bilbao que lleguen sin entrada a Bucarest para ver mañana a sus equipos en la final de la Liga Europea tendrán que rascarse el bolsillo para hacer frente a los precios que la reventa está pidiendo y que triplican ya las tarifas oficiales.


Se pudo comprobar que varias páginas rumanas de anuncios en internet ofertan entradas, con entrega a domicilio, por cantidades que van desde los 150 a los 300 euros.


Las tarifas oficiales de la UEFA para la final entre los dos equipos españoles oscilan entre los 25 y los 100 euros.


Aparte de esta moderna forma de reventa, a través de internet, los medios rumanos aseguran que el día del partido los revendedores ofrecerán en las inmediaciones del estadio entradas de hasta 300 euros.