Francia '98, Zidane: "Nos parecía estar de vacaciones"

Zidane abraza el trofeo.
Francia '98, Zidane: "Teníamos la sensación de estar de vacaciones"
DPA

Los recuerdos del Mundial de Francia son los más gratos en el historial futbolístico de Zinedine Zidane, que aún hoy es consciente de que la consagración de Francia como campeona pudo frustrarse en octavos de final ante Paraguay.


"El Mundial constituye la etapa más importante de mi carrera y, por supuesto, la mejor recompensa que se puede recibir. Para cualquier futbolista, ganar un Mundial representa un sueño. El haber marcado dos goles en la final supone el mejor recuerdo de mi carrera de futbolista", asegura el jugador cada vez que se le pregunta por la hazaña del 98.


Zidane  tiene una explicación clara para el éxito de su selección en el Mundial en el que era anfitriona: "Nuestra principal baza era seguramente el buen ambiente que existía entre nosotros. No teníamos la sensación de jugar partidos del Mundial. El ambiente era tan bueno que teníamos la impresión de estar de vacaciones".


Zidane llegó al Mundial como fijo para Aimé Jacquet  -"un técnico que daba la sensación de tenerlo todo controlado, que nos brindaba seguridad"- tras hacerse un sitio en la Juventus. Francia arrancó ante Sudáfrica, a la que doblegó en la segunda mitad por 3-0 gracias sobre todo al trabajo del mejor amigo de Zidane dentro del fútbol, Christophe Dugarry.


También contra Arabia Saudí tardó media hora Francia en entrar en juego, hasta el primer gol de Henry. El resultado fue a la postre de 4-0, pero con una mala noticia. Zidane fue expulsado por pisar a Fouad Amin, según el francés "sin intención", pero en una entrada que no dejó dudas al Comité de la FIFA: dos partidos de sanción.


Ocho años después, en Alemania, también sería expulsado, pero entonces sin remedio. Su famoso cabezazo al italiano Marco Materazzi dejó a su equipo con diez y sin capitán en el minuto 110 de la final, que Francia acabó perdiendo en los penales.


En 1998, Francia también sufrió sin Zidane. Primero ante Dinamarca, a la que batió por 2-1, pero sobre todo ante Paraguay, al que venció en la prórroga, con un gol de oro de Laurent Blanc. "Ese fue el partido más difícil del campeonato, pero también el que nos hizo darnos cuenta de que podíamos ganar", señala Zidane.


Italia cayó en cuartos también con emoción, en la tanda de penales tras un 0-0, y Croacia fue el rival en semifinales. "Era el momento de poner fin a un historial frustrante para Francia en esa fase de la competición. La gran selección francesa de Giresse, Tigana y Platini no había pasado de ahí en los ochenta. Nosotros teníamos a favor que llevábamos ya tiempo jugando en Ligas internacionales, una experiencia muy valiosa".


Respecto del choque con Croacia, Zidane recuerda que "era el tipo de partido que no se debe perder". "Llegar a esta fase y fracasar tan cerca de la final de la Copa del Mundo nos parecía inhumano. Afortunadamente, quien nos salvó fue Lilian Thuram con una actuación de maestro", rememora el triunfo local por 2-1.


Para la final, curiosamente, Zidane y los suyos preferían a Brasil: "Si hubiera ganado Holanda, habría sido un problema, porque estábamos preparados para la final de ensueño contra Brasil. Huelga decir que la motivación era completa. Entramos en el partido sin vacilar".


De ahí los prontos dos goles de Zidane, que para el propio protagonista tuvieron una razón clara: "Durante la preparación, Aimé Jacquet había insistido sobre el hecho de que los brasileños no tenían un marcaje estricto en las acciones a balón parado o en los saques de esquina".


El triunfo tuvo para Zidane consecuencias en la temporada siguiente: "Por un tiempo, no tenía más ganas de jugar. Lo único que quería era saborear la victoria, hacer una pausa y evadirme. Mi temporada con la Juventus, lo admito, fue muy mediocre".


Con perspectiva, el francés juzga el triunfo como un regalo increíble para todo su país: "Al final, teníamos la sensación de haber hecho algo maravilloso que iba más allá de las fronteras del fútbol. Todo el mundo se unió a la misma causa. Ya no había ni franceses, ni negros, ni arabes. Más allá de la victoria, nuestro éxito reunió a todo un país en una sola fiesta".