SOCCER CITY

Escenario principal

Es el estadio más grande de áfrica y el emblema del Mundial. Albergará ocho partidos del torneo, incluídos el inaugural y la gran final.

Al caer el sol, los tonos ocres de los miles de placas que recubren su estructura adquieren el color de África y el espectáculo justifica su condición de símbolo. Es Soccer City, el estadio más grande del continente, la pieza central del Mundial de Sudáfrica 2010, la olla gigante donde todo se cuece.


Con capacidad para 88.000 espectadores, Soccer City albergará ocho partidos del Mundial, incluidos el partido inaugural, que enfrentará al anfitrión y México, y la gran final. Del 11 de junio al 11 de julio, el estadio, levantado en el emblemático barrrio de Soweto, en Johannesburgo, será eje del primer Mundial africano.


Allí se encuentra la nueva sede de la Federación Sudafricana de Fútbol, la SAFA House. Allí tienen su centro de operaciones el comité organizador y la FIFA. Y allí se instalarán los centros de prensa y televisación.


Alrededor y dentro del estadio con forma de calabaza se fraguará en gran parte el éxito o el fracaso de un Mundial con muchos detractores, de un Mundial que aún genera desconfianza en gran parte del primer mundo.


Por eso, y por mucho más, el nuevo Soccer City, cuya remodelación costó alrededor de 500 millones de dólares, es un símbolo.


“A mí no me gusta, me encanta”, aseguró a dpa Bareng Batho Kotjas “BBK”, un famoso columnista del “Sunday Times” sudafricano. “Me encanta porque representa un gigantesco aviso al mundo de que este país y este condenado continente de África tiene la capacidad para cumplir con estándares de primer nivel”.


Con 300.000 metros cuadrados, el campo es más grande que estadios como el Nido de Pájaro de Pekín o el Wembley londinense. Y además, advierten orgullosos los sudafricanos, necesitó menos tiempo para su refacción, tres años.


Soccer City fue construido en 1986, en mitad de una de las décadas más turbulentas en la historia del país. La mayoría negra bullía contra el régimen racista del apartheid y la economía sudafricana estaba cada vez más ahogada por las sanciones internacionales.


No parecía el mejor momento para levantar un estadio de 78.000 espectadores precisamente en el “township” más conflictivo del país, Soweto. Pero a la larga, la idea se demostró acertada. El FNB Stadium, como se bautizó al campo en honor a su financiador, el First National Bank, se convirtió pronto en otro símbolo de lucha contra la opresión.


El fútbol, el deporte tradicionalmente preferido por los negros en Sudáfrica, tenía su propio templo, un emblema que oponer al campo sagrado del rugby blanco, Ellis Park, en el centro de Johannesburgo.


Soweto, un inmenso barrio al suroeste de la ciudad con unos tres millones de habitantes, es el hogar de los dos clubes más populares del país: Orlando Pirates y Kaizer Chiefs. Así que cuando ambos se enfrentan, no hay escenario mejor que Soccer City.


“Es de locos. Cuando están en forma el ambiente es eléctrico”, relata BBK, que conoce bien la forma de entender el fútbol en África. Color, ruido, pasión, pero nada de violencia en las gradas. Los “hooligans” no existen Soweto.


No había pues un lugar mejor para recibir a Nelson Mandela en 1990, apenas dos días después de su liberación tras 27 años en la cárcel.


“No den a los enemigos de la paz y la libertad espacio para devolvernos al infierno oscuro del apartheid. Nosotros avanzamos. La marcha hacia la libertad y la justicia es irreversible”, dijo aquel día Mandela, que en 1994 se convirtió en el primer presidente democrático del país.


Dos años después, en 1996, Soccer City fue escenario del mayor éxito futbolístico de los “Bafana Bafana”, la victoria en la final de la Copa de África de Naciones. El estadio era ya un símbolo deportivo y político. Un símbolo de emancipación y triunfo. El recinto ideal para albergar el espíritu del “ubuntu”, la filosofía africana de humanidad compartida. El lugar, en suma, en el que todo se cuece.