REAL ZARAGOZA

Extraviados fuera del hogar

El Zaragoza solo ha ganado 8 de los últimos 63 partidos jugados fuera de casa en Primera División, síntoma claro de su devaluación.

D'Alessandro, Zapater, Diego Milito y Óscar se abrazan en el triunfo del Real Zaragoza en Almería en octubre de 2007.
Extraviados fuera del hogar
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El Real Zaragoza solo ha sido capaz de ganar 8 de los últimos 63 partidos de Liga dirimidos en Primera División fuera de casa. Apenas un 12 por ciento. Las matemáticas son, como siempre, rotundas esclarecedoras de cualquier tipo de apreciaciones. Y, en las últimas temporadas, coincidiendo con el estreno del proyecto que encabeza Agapito Iglesias, el equipo aragonés se ha mostrado cada vez más perdido y devaluado cuando ha tenido que disputar los compromisos ligueros como visitante cada quince días.


Afronta mañana el Real Zaragoza el séptimo partido lejos de La Romareda en lo que va de campaña, la quinta de la 'era agapitista'. Y en él, busca su primer triunfo a domicilio en el actual torneo. Una encomienda de enorme dificultad para un bloque que, desde agosto de 2006, ha perdido la costumbre de vencer lejos de su estadio en la máxima categoría con una cadencia aceptable. Algo que, en tiempos pretéritos no lejanos, fue algo mucho más habitual y predecible, ahora, cada vez que lo logra, es un hecho extraordinario por escaso.


La mitad de esos escasísimos ocho triunfos foráneos en tres temporadas y media (la que se compitió en Segunda División, por motivos obvios, no cuenta), se consumaron en el primer año de este proyecto, el mejor en cuanto a solvencia y clasificación final. Aún así, pese a ser 6º en la tabla y ganarse un puesto en Europa, aquel Zaragoza de Víctor Fernández no alcanzó la media de la década y media anterior en lo referente a triunfos fuera de casa (entre 5 y 6).


Aquel Real Zaragoza de perfil medio-alto de los noventa y la segunda mitad de los ochenta, que acudía a todos los estadios (a todos) con opciones de salir exitoso, que asustaba en infinidad de plazas y que mantenía un promedio de victorias como visitante por curso próximo al 30%, perdió su caché hace mucho tiempo de manera lamentable. El Zaragoza del último lustro, con los resultados en la mano, se ha convertido en un invitado dócil, balsámico para los anfitriones y fácilmente superable en la inmensa mayoría de campos del fútbol español.


Esas ocho victorias obtenidas lejos de La Romareda son tan puntuales y concretas que están guardadas en el cerebro de los zaragocistas como auténticas perlas del Pacífico. Con Fernández, el equipo ganó 1-3 en Anoeta a la Real Sociedad en octubre de 2006, con dos goles de Diego Milito y uno de Diogo. Repitió días después en el Calderón tumbando 0-1 al Atlético de Madrid con un tanto de Óscar en el último minuto. Venció también en Santander al Racing en diciembre, con un 0-2 que firmaron Diego Milito y Lafita. Y la cuarta llegó en Montjuic ante el Espanyol, en febrero de 2007, por 1-2 con dos goles de Sergio García.


El año siguiente, el del descenso, solo dejó un éxito a domicilio, precisamente en Almería, el escenario que se pisará mañana. En la noche de Halloween, un penalti anotado por Diego Milito en la recta final del choque dio el triunfo por 0-1. Ese 31 de octubre de 2007 fue una cita recurrente cuando se empezaron a añorar los triunfos como visitantes meses y meses después. Vencer fuera empezó a ser una hazaña, un imposible.


Llegó el paso por Segunda y, evidentemente, el reloj se paró. Los triunfos lejos del hogar en la división de plata (ocho) tenían otro rango. El año pasado, con el retorno a la élite, la pesadilla volvió a reactivarse y durante los primeros cinco meses de la temporada no se logró ganar ni una sola vez en la distancia. El hechizo se pudo romper en Tenerife, en un día frontera para el equipo que se despeñaba hacia el fondo de la clasificación. El 31 de enero de 2010, dos años y tres meses después de la anterior vez, el Zaragoza ganaba por 1-3 con el uniforme de respeto, con goles de Suazo -de penalti-, Colunga y Lafita, en el estreno de un remozadísimo equipo con Gay al mando.


Por fortuna para que el milagro de la salvación se hiciera realidad, ese reforzado Zaragoza obtuvo dos victorias más fuera de casa: 0-2 en Getafe, con doblete de Suazo, en febrero, y 0-1 en La Coruña, con un decisivo gol de Colunga.


Y no hay más desde 2006. Ocho victorias foráneas en tres ligas y media. Las mismas que logró el equipo de Luis Costa en una sola campaña, la 97-98. Ganar fuera es síntoma de estabilidad deportiva. De normalidad. La que aquí falta.