EUROBASKET

España se enfrentará a Francia en cuartos tras vencer a Polonia (68-90)

Los jugadores españoles celebran el pase a cuartos
España se enfrentará a Francia en cuartos tras vencer a Polonia (68-90)
AFP

El parto no fue doloroso. Resultó tan rápido que ni hubo tiempo para aplicar la epidural. Sin anestesia, Polonia se despidió de su Eurobasket ante un público incombustible al desánimo. Como era de esperar. Lo del adiós y lo del clamor popular que acompañó al martillo pilón de Gortat y sus compañeros. No había plaza para una Cenicienta en los cuartos de final de Katowice, donde sí estará este jueves (21.00 horas) España. La campeona del mundo viene de menos a más y este miércoles le bastó con dejar que Pau Gasol y Juan Carlos Navarro diesen las órdenes. Tan sencillo como eso. Con el mando compartido el estandarte rojo ya ondeaba para el descanso en el Lodz Arena.


En las horas previas había, para qué negarlo, cierto cosquilleo en el entorno de la selección. Los jugadores habían cerrado filas la víspera con mensajes imposibles de malinterpretar. El 'muro' que gritan cuando hacen la rueda, había crecido unos cuantos metros para aislarles de cualquier virus para el que no habría tiempo de hallar un antídoto. Necesitaba el grupo estar ligado como la mejor salsa, aunque luego destacaran un par de sabores inconfundibles, mágicos. Era vital que se atendiera escrupulosamente a la partitura. Qué mejor en esta tierra que colocar sobre el atril la 'Gran polonesa brillante' del autóctono Chopin, interpretada al piano por Arthur Rubisntein, natural de Lodz, la ciudad que ha dado alas a la cofradía de la eñe.


Los malos presagios incluyeron el hecho de jugar de rojo, color con el que hasta la fecha España había contabilizado sus dos derrotas precedentes en el Eurobasket. Porque llegados a estos extremos del cara o cruz, de la muerte súbita, ¿quién es el osado que rechaza la existencia de las meigas? Aunque sólo sea por si acaso, mejor seguir los rituales y conjuros. Como el que proclamó en privado la selección para no tener que afrontar el humillante regreso que hubiera supuesto su aterrizaje este jueves en Barajas.


Nada malo. Todo bueno, fantástico. Balón al aire y Pau Gasol que dice aquí estoy yo. El icono del equipo reunió en su primera mano cinco puntos, un tapón y una ayuda defensiva. Además, se destacó como el líder nato que es, condición que a veces parece que se quiere ocultar. El de los Lakers tiene un peso brutal en este combinado. Se le vio corregir con énfasis en la cancha a Ricky Rubio y a Rudy Fernández. Arrugó el gesto con su habitual tic de sorpresa cuando Scariolo le sentó por primera vez y dedicó la segunda parte a bromear en el banco. Bastante había hecho ya. Tanto como superar la barrera del punto por minuto (20 en 18). Convirtió la pintura en su reino, dejó en evidencia al coloso Gortat y festejó con devoción la inspiración de su alter ego Navarro.


La 'bomba' estalló para provocar la falla que separó el polvo de la paja. Se le vio enchufado desde que toco la bola por primera vez. Candidato eterno a recibir, saliendo de bloqueo, aprovechando los dos contra uno con los que los polacos se cebaban con los pívots españoles, dando el pasito atrás para colocar la equis siempre más allá de la línea mágica. La excelencia personificada en el proclamado este año como rey de Europa. Sumando de tres en tres hasta dejar su estadística en 7 de 9 en triples. Don Juan Carlos Navarro, `chapeau! Como don Pau Gasol.


Las dudas desaparecieron. España comenzó a vislumbrar entonces su partido de cuartos de final de este jueves, el traslado a Katowice, la identidad de su rival, una selección francesa que pasó la noche en blanco cuando se impuso en el encuentro que nadie quería ganar, frente a Grecia. Por lo de las meigas, por si las moscas, porque a nadie, es un suponer, le pone mucho que le coloquen en el pasillo del duelo teniendo ante sus ojos el florete del campeón del mundo. Sergio Scariolo aprovechó con infinita mayor decisión que ante Lituania la posibilidad para repartir su generosidad. Minutos para todos. Eso sí, el italiano se marcó otra muesca de tozudez. Tiempo muerto para preparar la última posesión de ocho segundos previa al descanso. ¿Para quién diseñó el ataque? `Bingo!, una réplica de la polémica acción que Llull no pudo culminar ante Turquía. Este jueves tampoco, dicho sea de paso. Son los estertores del carácter del de Brescia.


Apalizamiento a Polonia, porciones de protagonismo para Álex Mumbrú, acertado desde los 6,25 y duro en defensa, otras cuatro asistencias para la mochila de Ricky de un total de 25 que se repartió el equipo. La final se escribió, efectivamente, con efe minúscula. La de este jueves en Katowice frente a Francia, crecerá de tamaño. Sigue sin haber vuelta atrás. Es la ley del K.O. Pero todo indica que España llega a tiempo a la lucha por el oro. Que es lo que ha venido a buscar a Polonia.