Es el momento. Al camino hacia el ascenso le quedan muchos kilómetros. Mucha angustia, mucho sufrimiento, muchos suspiros. Muchas finales. La primera se juega en Jerez. El sábado a las 18.30. En Chapín. Final con mayúsculas. El partido contiene un valor trascendental. Es el líder, el equipo con menos fugas del curso, sólido, cohesionado, ágil, ganador. Venía alicaído, tras empatar ante el Rayo Vallecano y el Levante y caer en casa contra la Real Sociedad. El líder se resbalaba. Pero frente a Las Palmas resurgió con una victoria vitamínica, remontando en el descuento, ganando sí o sí.

Ese es el rival y el partido. Un partido que en el Real Zaragoza se espera desde hace días. Realmente, el Sevilla Atlético fue un trámite. Todos los sabían. Desde Marcelino, que sentó a López Vallejo y a Gabi, a Ewerthon, que cuidó los músculos con tanto esmero como cuidó su cita con el gol. Las jornadas previas al choque contra el filial sevillista tuvieron más palabras sobre el Xerez que sobre el rival inminente. Y es que el duelo se toma como un termómetro ideal para medir el estado del grupo dirigido por Marcelino García Toral. Será el Xerez quien indique el cuerpo del Zaragoza, no el Sevilla Atlético. Buena parte de las consideraciones sobre las opciones reales de ascenso ganarán peso o lo perderán el próximo sábado. En buena parte, el choque, fundamenta su importancia, además de en el tamaño del enemigo, en la oportunidad clasificatoria.

A tres del ascenso

El Zaragoza salió del fin de semana un poco más cerca de la frontera del ascenso. Sigue quinto, pero recortó de cuatro puntos a dos, que son tres por el negativo diferencial goleador con el Hércules, tercer clasificado y que ayer empató en el derbi regional contra el Elche.

Vigilando el resto de escenarios, los rivales no levantan el pie. El Xerez, como se ha dicho, volteó un partido perdido. El Tenerife tampoco flojea. Venció en Salamanca, equipo y lugar que refuerzan las opciones canarias. Y por detrás sigue subiendo la temperatura. La Real Sociedad viene embalada. Ganó al Girona, y se pone con 45 puntos, a tres del Zaragoza. También acelera el Rayo Vallecano, cuarto, y que se impuso al Nástic. Como se ve, las cartas están marcadas. Todos los enemigos tienen nombre y apellidos.

De todos ellos, el único que ha transmitido dudas recientemente es el líder. Un Xerez, eso sí, de números incontestables: 54 puntos y 52 goles a favor. Una producción que alimentan Antoñito y Momo, sus dos estiletes.

Al Zaragoza le corresponde frenarlos. Hay mucho en juego. Tres puntos, un eslabón más hacia el ascenso, el 'golaverage'... y, sobre todo, demostrarse. Decir la verdad. Ganar credibilidad. Indicar si a Primera División se puede ir así, con tantos rodeos, bajando de cien a cero con pasmosa facilidad. Metiéndole cuatro al Murcia, al Sevilla Atlético, sacando petróleo de Vitoria o estrellándose en Elche.