BALONCESTO

En buenas manos

Pedro Rivero medirá su resurgimiento ante Iván Corrales, histórico base de 35 años que fue medalla de plata en el Europeo de 1999. Su última visita al Príncipe Felipe fue en 1994 con el Joventut de Obradovic.

Sesenta y cinco años de baloncesto corren por sus venas. Sendas vidas consagradas al baloncesto. Bases, veteranos y cerebros de sus respectivos equipos, Pedro Rivero e Iván Corrales protagonizarán mañana uno de los duelos más intensos en el Príncipe Felipe. En sus experimentadas manos residirán buena parte de las opciones de sus escuadras, CAI Zaragoza y Burgos.

 

Sus trayectorias jamás han confluido. Rivero, de 30 años, ha invertido su carrera entre la antigua LEB 2 y la LEB. La excepción llegó la pasada campaña, cuando el Cajasol le abrió fugazmente la puerta de la ACB. Todo lo contrario que Corrales, de 35 años, quien conquistó el respeto de la ACB durante 13 temporadas, con una incursión en la LEGA con el Avellino. Está devorando su segundo ejercicio en la LEB Oro.

 

"Corrales es un jugador completísimo. Hace muchas y muy buenas cosas para su equipo. Tanto Edu Sánchez como yo tendremos que estar muy atentos a las situaciones en campo abierto, faceta en la que es sin duda uno de los mejores bases de España", explica el director de juego rojillo.

 

No son elogios de compromiso. El palmarés de Corrales intimida. Con la selección española se colgó la medalla de plata en el Europeo de París en 1999, siendo compañero del aragonés Alberto Angulo. A nivel de clubes, levantó una Liga y una Copa con el Joventut. ¿Qué siente un ex internacional en el segundo escalón competitivo? "Estoy cumpliendo mi segundo año en la LEB y es una competición que me gusta mucho. La conocía porque soy un loco del baloncesto y, siempre que puedo, voy a ver partidos hasta de LEB Bronce. Es un torneo muy igualado. Aunque hay favoritos, puede pasar cualquier cosa", comenta.

 

La gasolina que le empuja a mantenerse en la brecha es la pasión por la canasta: "A mi edad, levantarte cada mañana e ir a entrenar sólo lo haces si mantienes la ilusión. Yo necesito sentirme parte de un grupo, hacer vestuario. Son cosas que, el día que lo deje, echaré muchísimo de menos. Mientras el cuerpo me lo permita, daré guerra".

 

La última visita de Corrales al pabellón zaragozano se remonta al 21 de marzo de 1994. Zeljko Obradovic entrenaba al Joventut y concedió 26 segundos al prometedor 'rookie' en la derrota por 97-88. En el cuadro badalonés jugaban Villacampa, los hermanos Jofresa, Corny Thompson y Ferrán Martínez. "¡Eso era el siglo pasado! Recuerdo perfectamente aquel partido. El pabellón no estaba lleno pero era precioso. Siempre es una motivación visitar una ciudad como Zaragoza, con tanta tradición baloncestística. A mí no me sorprende en absoluto que llenen la cancha a pesar de que militen en la LEB. Para nosotros, en el Burgos, es una motivación más", relata.

 

CAI Zaragoza y Burgos comparecerán en la novena jornada con un balance idéntico: cinco victorias y tres derrotas. Una igualdad de la que recela Corrales: "No podemos engañarnos. Apenas estamos a principio de temporada y la clasificación es provisional. El gran favorito para ganar la LEB es el CAI. Tiene un equipazo. Nuestros objetivos son más humildes".

 

Rivero replica: "El Burgos es uno de los equipos más fuertes. Desde el primer día pienso que será uno de los rivales más directos. Lo está demostrando en este inicio de campaña".

 

Corrales sonríe ante estas palabras y se despide retando a Rivero con guante de seda: "Nunca me he enfrentado a él en partido oficial y tengo ganas. Es uno de los mejores bases de la LEB, aunque no tuvo suerte en la ACB. Como es obvio, cada semana juego contra jugadores más jóvenes. Es un reto que me motiva".