BOXEO

El último golpe de López Bueno

El ex campeón del mundo de boxeo José Antonio López Bueno se despide esta noche de los cuadriláteros. La cita, en el Palacio de los Deportes.

El zaragozano López Bueno quiere decir adiós al ring con una victoria.
El último golpe de López Bueno
OLIVER DUCH

Seis asaltos. Seis toques de campana. Eso es lo que le queda a José Antonio López Bueno para poner el punto final a toda una carrera deportiva subido a un cuadrilátero. Hoy se despedirá oficialmente en su casa, en Zaragoza, donde comenzó a escribir su historia a fuerza de golpes y donde terminará los últimos renglones tras dos décadas de combates.

La velada 'Boxeo y Solidaridad', que se celebra por primera vez en la capital aragonesa tras recorrer varios pueblos de la Comunidad, destinará sus beneficios a la Fundación Deporte y Transplante Carlos Sanz y la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA). Arrancará en el Palacio de los Deportes a las 20.00 con ocho combates de aficionados y tres de neoprofesionales. El plato fuerte cerrará la noche. Será el momento de ponerse por última vez el protector de dientes, de enfundarse los guantes para soltar sus brazos contra el cuerpo de un adversario y con un árbitro de por medio. Será cuando López Bueno, el noveno español en convertirse en campeón del mundo, se enfrente al portugués Oleg Mustafii. "Quiero despedirme con una victoria. Espero que mi rival responda y que ambos podamos ofrecer un buen espectáculo al público", señaló López Bueno durante la presentación de la velada el pasado miércoles.

La excelsa trayectoria del boxeador zaragozano comenzó a los 15 años en una actividad gratuita que desarrollaba la Federación Aragonesa de Boxeo. Dos semanas después perdía a los puntos su primer combate. Durante su etapa como amateur ganó varias medallas en los Campeonatos de España y muy esporádicamente participó en veladas. En 1994 se hizo un hueco en el profesionalismo. Tras un camino de luces y sombras por España, una experiencia en Austria le impulsó a seguir adelante. En 1999 llegó el que califica como su mejor recuerdo: se proclamó campeón del mundo del peso mosca. Y no solo eso, sino que lo hizo en Zaragoza, en el pabellón Príncipe Felipe, y ante 10.000 personas. Un hito que nunca olvidará y por el que siempre estará agradecido. Así se deduce de sus palabras: "No era yo solo el campeón del mundo; lo fuimos todos los que aquel día estuvimos en el Príncipe Felipe".

El cielo del boxeo se abría entonces para él, aunque la alegría no duró mucho. Hizo una primera defensa del título en la que salió cara, pero la mala suerte le miró de frente. Una caída en su moto cuando iba a entrenar le provocó una lesión de tobillo que le apartó un tiempo de los cuadriláteros. Fue el suficiente como para no poder defender su corona. El golpe fue tan duro que levantarse le costó un mundo. "Lo peor fue perder el título sin poder subir al ring. Me dolió más psicológicamente que físicamente", declaró. Volvió, pero ya no fue el mismo.

Una nueva etapa se inició en la vida de López Bueno en 2002, cuando inauguró la sala de boxeo Gim Seul y empezó a entrenar a nuevos competidores. Un trabajo que compagina en la actualidad con el de pelear en algún combate de vez en cuando, lo que le obliga a mantener la intensidad de sus entrenamientos y el control alimenticio. Estos dos factores los ha tenido muy en cuenta para tomar la decisión de abandonar: "Llevar la promoción de este deporte y continuar con el ritmo de entrenamientos es muy complicado, pero lo más duro es la dieta, porque se sufre mucho con el peso", señaló.

El zaragozano cree que ha llegado la hora de decir adiós para poner su experiencia y su talento al servicio de las nuevas generaciones. Una forma más de contribuir a que la llama de amor por su deporte siga viva en Aragón. "Voy a dedicarme a enseñar y a promocionar el boxeo", comentó. López Bueno es consciente de que el camino de los que vienen por detrás no es nada fácil por la falta de apoyos. Ahora, gracias a su trabajo, tienen una oportunidad a la que aferrarse. Promueve veladas, y eso es fundamental para que los nuevos boxeadores no se desanimen con un deporte que cuenta con poco respaldo. "Yo boxeé tres veces de amateur y ahora lo hacen hasta cuatro veces al año", recalcó.

Es el momento de su despedida, y López Bueno se queda con su tozudez: "Todo comenzó en mi cabeza. Soy cabezón, aragonés al cien por cien, y por eso llegué donde llegué. Ahora digo adiós con la cabeza alta".