REAL ZARAGOZA

El último día de Gay

José Aurelio Gay, junto a Nayim y Solana, entrenó ayer al equipo por última vez. Esta mañana podrá despedirse de los jugadores. Ha estado al frente del equipo durante once meses.

José Aurelio Gay revisa unas notas en su agenda, durante el entrenamiento que dirigió ayer en la Ciudad Deportiva.
El último día de Gay
ARáNZAZU NAVARRO

Una mezcla de extrañas sensaciones envolvió ayer la mañana en la Ciudad Deportiva. Después de dos días de asueto, el cuadro técnico y la plantilla regresaban al trabajo. Pero algo olía raro. El sentir general de todos emanaba un sudor diferente. Gay estaba abordando su último entrenamiento como técnico del Real Zaragoza.

Con gesto serio y cara de circunstancias, el madrileño hizo de tripas corazón (por enésima vez en once meses) y afrontó su jornada laboral con los futbolistas como si todo fuese normal. Reunión en el vestuario con el equipo, de algo más de media hora. Sesión preparatoria con una parte física y otra táctica, con mucho balón y porterías. Estiramientos de postre y, pasada la una y media de la tarde, ducha, masaje y a casa.

La resaca de la derrota ante el Sevilla, en condiciones normales, ya habría aportado al retorno al trabajo muchos chispazos. Las declaraciones de Gay tras el partido, señalando a varios jugadores como responsables de la derrota por sus fallos individuales (en especial a Jarosik) habían dejado servida una charla caliente con la plantilla una vez volvieran a verse las caras.

El aporte extraordinario que proporcionó al día la cantada destitución de Gay aumentó el grado de incandescencia en ese soterrado divorcio entre muchos de los jugadores y el máximo responsable técnico del grupo. Se habló con franqueza con la puerta cerrada, pero quizá muchos se guardaron bazas en la manga al prever que, probablemente, no las iban a necesitar. Varios jugadores presentían que estaban dialogando con un entrenador que, horas después, ya no iba a serlo.

En los entremeses de este entrenamiento, entre las 9 y las 10 de la mañana, Gay intentó contrastar la noticia de la incorporación de Aguirre. A esas horas, aún no tenía ninguna confirmación oficial. Junto a él, Nayim y Solana estaban en las mismas. Con el ánimo sorprendido, un tanto desorientados. Sin saber a qué atenerse. Las primeras horas de la tarde favorecieron el runrún entre bastidores. Había nervios, ansiedad por conocer datos concretos sobre el desenlace de la película. Los relojes corrían despacio y aumentaban la incertidumbre, incluso en los despachos nobles de la sede de la SAD donde la corriente no circulaba como otras veces.

Gay apagó el teléfono móvil hasta cerca de las 19.00. Estuvo ilocalizable. A partir de esa hora, se puso en alerta. Aun así, el madrileño seguía confiando en dirigir al Real Zaragoza en el próximo partido de Liga, el lunes en Getafe, según manifestó el propio Agapito Iglesias el pasado domingo, nada más producirse la derrota en La Romareda frente al Sevilla.

Agapito Iglesias convocó a Gay en las oficinas del club a las 23.00 horas. El presidente, de modo directo, en persona, le iba a confirmar la nueva. Aguirre venía de camino y Gay tiene que acudir hoy por la mañana a la Ciudad Deportiva a recoger sus cosas, despedirse del personal y de la plantilla como primer entrenador. El presidente y accionista mayoritario del Real Zaragoza pensaba presentar a José Aurelio Gay la posibilidad de permanecer dentro de la estructura del club a pesar de la destitución. Agapito Iglesias, que considera a Gay un hombre de la casa, está en la creencia de que puede tener un lugar en la Ciudad Deportiva. Otra cosa es la respuesta que pueda dar el hasta ahora primer entrenador. Al cierre de esta edición todavía no se conocía.