El show del Loco

Sebastián Abreu, el día de su presentación con la Real
El show del Loco
EFE

Hay vidas que son un mero suspiro, un paréntesis con una trama vacía. Hay existencias que aturden por su densidad. Washington Sebastián Abreu Gallo, el delantero uruguayo que amenaza esta tarde la integridad del Real Zaragoza, necesitaría varios tomos para relatar su tránsito vital en apenas 32 años. Un genuino trotamundos del fútbol, hijo del gol y primo hermano de la polémica. Un trueno incontenible que se ha posado sobre Anoeta hasta junio.


Dos partidos como 'txuri urdin' le han bastado para cimentar su fama de pistolero a sueldo. El estadio de Gran Canaria asistió el pasado fin de semana al primer navajazo del depredador charrúa. Un gol de un penalti cometido sobre él mismo entregó tres puntos fundamentales al conjunto entrenado por Juanma Lillo.


"Se dio la posibilidad de meter ese gol, pero lo que hay que destacar es la entereza del grupo para sobrellevar una hora con diez hombres en campo visitante, siendo sólidos y firmes, con la convicción clara y seguros para no cometer errores. El equipo siempre respondió en el juego aéreo y en los duelos mano a mano. Bravo también lo hizo a la perfección. En ataque, tuvimos la contundencia exacta en el momento justo". Así valoró su estreno realizador como blanquiazul. Profesional modestia propia del veterano herido en mil batallas.


Ese tanto ingresa en el tesoro goleador amasado por Abreu en su trayectoria. Las cifras aniquilan cualquier objeción: 264 dianas en 467 encuentros disputados en los 16 clubes en los que ha militado, además de la selección uruguaya. Un endiablado promedio de más de un tanto cada dos choques.


Si impacta su voracidad atacante, mucho más lo hace lo efímero de sus destinos. Desde que debutó en la Primera División uruguaya con 19 años, ha defendido 17 escudos, con escalas en su país y en Argentina, España, Brasil, México e Israel. La lista es colosal: Defensor Sporting, San Lorenzo de Almagro, Deportivo de la Coruña, Gremio de Portoalegre, Tecos, Nacional de Montevideo, Cruz Azul, América, Dorados, Monterrey, San Luis, Tigres de la UANL, Dorados, River Plate, Beitar Jerusalén, Real Sociedad y Uruguay.


Una sucesión íntimamente relacionada con su sociedad con el representante Paco Casal, un alquimista de los traspasos y las cesiones.


Pese a haber compartido campo y protagonismo con mitos como Diego Armando Maradona o Enzo Francéscoli, afirma hallarse motivado para devolver a la Real a la elite: "Estoy muy bien, disfrutando de esta experiencia. Entramos en una etapa importante, con partidos decisivos ante rivales directos. Así que estamos mentalizados con una firmeza clara de lo que queremos y pretendemos".


La historia del Real Zaragoza enciende al ariete: "Cuando uno entra en la cancha es lo más lindo que le puede pasar. Todo lo demás es más mediático, más del entorno para generar expectación. Sabemos que se enfrentan dos equipos de mucha tradición, pero no dejan de ser tres puntos que tienen la misma relevancia que los del sábado anterior. Al ser un rival directo, una victoria puede suponer un avance importante para acomodarnos mucho mejor en la tabla".


Un pasado glorioso que sonríe a ambos contendientes y un presente que los condena. Abreu reconoce el talento que habita en el vestuario de La Romareda: "Hay muy buenos jugadores en la Real, muy buenos jugadores en el Zaragoza, las mismas ambiciones e ilusiones y un punto de diferencia. Nosotros jugamos ante nuestra gente y debemos sumar el segundo triunfo consecutivo". Un menú sugerente para la tarde del sábado. Un pulso atroz para este viejo guerrillero cuyo último destino es siempre el penúltimo.