CALAMBRES EN PLENA RUEDA DE PRENSA

El insólito momento de Nadal en el US Open

El numero dos del tenis mundial, Rafael Nadal, sufrió calambres "en el cuádriceps y el isquio al mismo tiempo", lo que generó cierta incertidumbre entre los periodistas presentes en la rueda de prensa.

El gladiador del tenis, el hombre que ganó lo que muy pocos, el todopoderoso, cerró los ojos con gesto de dolor, echó hacia atrás la cabeza y comenzó a hundirse, casi esfumarse, en la silla.


"Señores, señores...", musitó Rafael Nadal mientras una veintena de absortos periodistas había olvidado ya que el tenista analizaba las diferencias entre el saque de Gilles Muller e Ivo Karlovic. Ante ellos se derrumbaba el número dos del mundo, y nadie sabía por qué.


"No puedo seguir", musitó el defensor del título.


"¿Me puedes llamar al fisio por favor, me puedes llamar al fisio?", dijo Nadal sin abrir los ojos y con el dolor reflejado en su rostro.


Benito Pérez Barbadillo, su jefe de prensa y más cercano allegado en la sala, empalideció. "La rodilla", dijo.


Pero no era la rodilla. "Son calambres", dijo el ex tenista español Manolo Santana, que ingresó a la sala de la que los periodistas ya habían sido desalojados, mientras la representante de la Federación Internacional de Tenis (ITF) rogaba que no se tomaran fotos y el fisioterapeuta no aparecía.


Santana mantuvo una breve conversación con Nadal, que ya había abandonado la silla y estaba de espaldas en el suelo, oculto tras el escritorio ante el que momentos antes hablaba de su victoria ante el argentino David Nalbandian. Fue una batalla de tres sets en un mediodía de intenso calor para avanzar a octavos de final.


Sólo se vivieron 15 minutos de desconcierto. Tras la llegada de un fisioterapeuta de la ATP y de Rafael Maymó, el personal de Nadal, el tenista ofreció una breve declaración en inglés y continuó su conferencia de prensa en español.


"Tuve calambres en el cuádriceps y el isquio al mismo tiempo. No me podía mover", confesó el seis veces campeón de Roland Garros ya de pie ante el escritorio, porque sentarse no era precisamente lo recomendable.


"Qué mal, macho, qué mal...", había murmurado instantes antes a un grupo de periodistas que se acercó a interesarse por el estado de un jugador que en su carrera acumula ya un importante historial de lesiones y dolencias.


Nadal dijo que su futuro pasa por "descansar y entrenar bien" para el partido ante el luxemburgués Muller. El extraño momento de este domingo fue, en todo caso, parte del precio de ser famoso, porque la gente común no suele acalambrarse ante un grupo de cámaras y periodistas, admitió el español.


"No hay que darle muchas vueltas, yo me he acalambrado muchas veces. Ha sido mala suerte que me haya sucedido aquí, y no en el vestuario. Sólo he estado fastidiado unos minutillos".