CELTA, 0 - S. D. HUESCA, 1

El Huesca prolonga su sueño

El Huesca solucionó su empresa de la forma más segura, con una victoria. Así los cálculos se simplificaban a cero posibilidades de descender.

Los jugadores del Huesca se abrazan sobre el césped de Balaídos en una imagen de archivo
El Huesca prolonga su sueño
áREA 11

Bendita permanencia y bendito verano. El Huesca solucionó su empresa de la forma más segura, con una victoria. Así los cálculos se simplificaban a cero posibilidades de descender. El Celta fue un buen amigo. Digamos que no se manchó mucho las manos ni derrochó excesivo sudor. Ni le iba ni le venía. Cualquier otra cosa ya es mucho aventurar. Puestos a sacar la lupa, habría que aplicarla en media España.


El gol de Mikel Rico fraguó la salvación, mientras en otros campos cada uno se buscaba las habas como podía. Qué final de Liga, con nueve equipos implicados en el descenso y más de setecientas opciones posibles. Variaciones con repetición de elementos es la fórmula de cálculo. ¿Se acuerdan de la combinatoria?


En una jornada sin precedentes, el triunfo del Huesca le aúpa a la decimotercera plaza de la clasificación, que es para sentirse muy orgulloso. Deja a su espalda proyectos de clubes ambiciosos, con mayor poder en todos los sentidos. Es innegable que muchas cosas se están haciendo muy bien.


El parto ha sido largo pero bien aprovechado. El compromiso del grupo ha resultado clave. Es el alimento emocional de un vestuario sano que está por encima de cualquier traba. Se han ganado que la aventura continúe.


Algo habrá que decir de un partido en el que el Celta sacó el camión del pescado, las cosas como son. Apareció con tres titulares habituales completados con un poco de aquí y un poco de allá, más dos jugadores del filial. Uno de ellos debutaba en Segunda. Esperemos que Arkonada, el míster del Numancia, no se lo tome mal ni nos guarde rencor.


El club celtiña huele a descomposición. No renueva a su entrenador, Eusebio Sacristán, que tenía un año más de contrato. Y ha anunciado que se carga a varios pesos pesados de la plantilla, a los que ayer apartó del once para que su despedida fuera desangelada. Caldo de cultivo por regenerar.


El Huesca sabía que la única forma de ahuyentar a las meigas era ir a por el partido. Las calculadoras, para el que las necesitara. No hay nada mejor que ser dueño de tu suerte en medio de un mundo de mercadeo infame, donde el que esté libre de pecado que corra a tirar la primera piedra, no vaya a ser que peque antes.


A los diez minutos, Mikel Rico ya había serenado los ánimos con un estupendo gol, tras un no menos delicioso servicio de Sorribas. El vasco tiró de templanza para definir ante Yoel.


El cuadro gallego no se envalentonó demasiado. Siguió con su abuso de toque en la parcela ancha y, de vez en cuando, se atrevió a chutar desde cuarenta metros. Como no fuera que el sol de finisterre cegase a Doblas, los disparos de Papadopoulos tenían escasas opciones de prosperar.


Pasaban los minutos en una calma tensa para el Huesca. Más nerviososos debían de estar sus directivos, que no ganaban para pinganillos ni tenían orejas suficientes para oír todo lo que sucedía en otros estadios, donde, curiosidades de la vida, los apurados encontraban premio a su necesidad.

El Huesca otra vez en Segunda, otra vez es de plata. Y que dure.