EL RIVAL

El Guaje ya es un mito

Desde que marchó de Zaragoza en 2005, David Villa ha proseguido con su camino hacia la leyenda. Campeón de Europa y del Mundo, reclamo publicitario y mito viviente de la selección española. Su siguiente reto: triunfar en el Barça.

El delantero del Barcelona David Villa corre a por el balón.
El Guaje ya es un mito
EFE

Cada visita de David Villa activa la nostalgia en la afición zaragocista. El recuerdo del asturiano permanece inmarcesible en cada rincón de La Romareda. Fueron dos temporadas, solo dos, trufadas de goles, abrazos y sonrisas. De 'galacticidios' en Montjuic y de gloria salvaje. De sueños abrazados en los pies de un delantero inquieto y compulsivo; el ariete que debía engrandecer la estirpe de los Seminario, Marcelino, Diarte, Pichi Alonso o Rubén Sosa. Una Copa del Rey y una Supercopa constituyen el botín de un tiempo feliz que fue desmantelado prematuramente a golpe de traspasos. Cuando hoy ingrese en el que fue el territorio de sus ansias de grandeza, el Guaje lo hará con la categoría de estrella y mito. Campeón de Europa y del Mundo. Un héroe total.


El asturiano aterrizó en La Romareda en el verano de 2003, con 22 años. Desconocido para el gran público pero habitante en la memoria blanquilla ya que había sido verdugo habitual durante el tránsito de la anterior campaña en Segunda, con dos dolorosos goles que 'robaron' cuatro valiosos puntos. Llamó a la puerta de la elite con timidez y vacilaciones pero no tardó en triturar las críticas a cañonazos.


Amasó 40 dianas en apenas dos ejercicios y atrapó una tras otra todas sus aspiraciones. Se labró un respeto, conquistó títulos y, finalmente, fue convocado por la selección para un encuentro contra San Marino. Su carburante, la rabia y la ambición. Una sed que todavía no ha saciado.


Lamentablemente, la llamada del Valencia truncó un relación que muchos aspiraban a mantener eterna.


Hoy, siete años después de su llegada a Zaragoza, comparecerá un Villa muy diferente en su envoltorio pero idéntico en su interior. Conserva precintada la humildad del 'hijo del minero' y un imbatible impulso ultracompetitivo.


Sin embargo, el halo que le rodea ha variado radicalmente. El de Tuilla comparte el altar del fútbol español con los Zamora, Luis Suárez, Marcelino, Butragueño o Raúl. Ha igualado a este último en la clasificación de máximos realizadores con la selección (44). Se ha erigido en pieza imprescindible en la conquista de la Eurocopa 2008 y del Mundial de Sudáfrica.


Una colección de méritos que ha desembocado en su fichaje por el Fútbol Club Barcelona, la última estación de una epopeya en la que, por una vez, los buenos acaban ganando.


Al Villa de 2010 se le debe analizar por lo que rinde tanto dentro como fuera del terreno de juego. Ha trascendido la condición de jugador para convertirse en una 'marca', en un irresistible imán para los publicistas. Es imagen de McDonald's, Nestlé, Mahou, Cepsa, Giorgi, Danone, Hugo Boss, Gameloft y Skip. Colabora con campañas internacionales de Adidas con estrellas de la NBA como Dwight Howard. Sin duda, el reclamo más solicitado de la Roja, por encima de Casillas o Fernando Torres.


En su caso, el márquetin ha sido posterior al jugador. Han sido sus triunfos deportivos y su carácter afable los que le han elevado a las alturas mediáticas.


El Guaje ha escogido el Camp Nou como escenario de su capítulo definitivo de su carrera, el notario que certifique un escalada divina. Con salida en la Unión Popular de Langreo y meta en uno de los grandes del planeta.


Sus primeros párrafos como culé no han adquirido la prestancia que se presumía. La madera, los porteros rivales y un afán de perfección envenenado de ansiedad han limitado su aportación a cuatro goles, una cifra considerable pero que no erradica su sed.


Algunos han osado cuestionar su capacidad de adaptación a este transatlántico que capitanea Pep Guardiola. Nada nuevo en su hoja de ruta. Ya le sucedió en Zaragoza y en Valencia.


Ante estas insinuaciones prefiere callar y aguardar a la revancha del estadio, el auténtico juez supremo. Hasta que eso llegue, sus compañeros y su entrenador hablan por él. El último, el capitán Carles Puyol: "El gol es responsabilidad de todos y todos tenemos que ayudar. Con Villa estamos muy tranquilos y es uno de los mejores del mundo. No tenemos dudas de él".


No es fe ciega ni amistad mal entendida. Es la leyenda del hijo del minero, del Guaje que jamás se rendía.