BALONMANO

El CAI vuelve a la carretera

Arrhenius procura descansar en el autobús
El CAI vuelve a la carretera
HERALDO

Casi dos meses después del recital ante el Reyno de Navarra y del baño de dignidad en el Palau Blaugrana, el CAI Aragón vuelve a la carretera. Hoy regresa la Liga Asobal en Vigo (pabellón As Travesas, 21.00).

 

Carreteras secundarias las del balonmano, alejadas de los puentes aéreos del omnímodo pelotón futbolero, y todavía distantes de la canasta. Caminos por los que transita de nuevo la esperanza naranja, el más sólido proyecto deportivo zaragozano en la elite del deporte español.

 

En este tiempo, después de los polvorones y las zambombas, se jugó el Europeo con el habitual batacazo de la selección de Rivera. Mientras, el CAI Aragón preparaba el regreso a la competición. Periodo preparatorio curiosamente más accidentado que la propia competición. En un mes, Ortega ha sufrido tres sensibles bajas en sus filas. Por riguroso orden cronológico, Sebas Koch-Hansen, Ivan Stankovic y Carlos Prendes: dos notables defensores y un jugador total, como es Stankovic.

 

Tres son las bajas absolutas, pero su valor relativo es sensiblemente superior considerando las limitaciones con las que se construyó la plantilla del CAI Aragón en el actual ejercicio. De un censo de 16 y hasta con 17 jugadores, el club aragonés ha pasado este año a contar con apenas 15 hombres en el actual plantel. El presupuesto ha sufrido un considerable descenso, que se ha manifestado en la reducción del número de jugadores. Tres bajas en el actual CAI Aragón son muchas bajas. Incluso el cuerpo técnico estudia la incorporación de algún refuerzo. Mientras, Cristian Postigo, extremo del BM Zaragoza, y Miguel Aguerri, primera línea todavía en edad juvenil, viajaron ayer rumbo a Vigo.

 

La travesía que vivió el CAI Aragón en la madrugada del miércoles al jueves define perfectamente el estado del balonmano español. El conjunto aragonés viajó en autobús. Ni vuelos chárter ni nada. Casi un millar de kilómetros en autobús. Partió la nave naranja a las 00.00 horas del jueves del pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. Llegaron a desayunar a Vigo, con un par de paradicas por el camino, en el frío estepario de la meseta, entre Valladolid y León. Hubo paseos por Vigo, cerca del hotel, al lado del estadio de Balaídos, a un par de manzanas de As Travesas, donde hoy aguarda el Pilotes Posada.

 

A Mariano Ortega le gustaría haber desarrollado la última sesión previa al encuentro en el mismo escenario del choque de esta tarde, pero finalmente el club gallego no cedió su pista. El año pasado, Veroljub Kosovac pudo dirigir el último entrenamiento en Vigo a la hora del café, a las 15.00 horas. Este año, ni eso. Ortega realizó el último ensayo en Porriño, otra localidad en la que el balonmano fluye por sus venas. No hay que olvidar que entre los percebes de la Ría de Vigo y Pontevedra han brotado cuatro clubes Asobal en las últimas dos décadas: el Teucro, el Chapela, el Cangas y el Pilotes Posada de Vigo.

Variaciones en el plan

Las variaciones sobre el plan esgrimido durante la primera porción del curso están cantadas. Sin Carlos Prendes, Robert Arrhenius tiene rebobinar hasta hace dos años y demostrar que es el mejor pivote de la Asobal. Sin Ivan Stankovic, Jorge Maqueda puede y debe evidenciar que su zurda apunta al equipo nacional. Sin Sebas Koch-Hansen, Gabor Grebenar demostrará que es de lo mejorcito que ha ingresado este año en la Asobal. Larsson también mesa sus cabellos para soltar al viento de la victoria su rubia cabellera. Ruiz Casanova está en disposición de sumar mucho más. Abel Lamadrid hace más falta que nunca en defensa. Stojanovic, Cartón y Sifre han vuelto, y Amadeo nunca se ha marchado.

 

Cristian y Aguerri no llegan para hacer bulto. Los porteros nunca constituyeron problema. Faltan tres, pero quedan catorce: catorce sólidas razones para creer en la esperanza naranja que en la madrugada del jueves se echó a la carretera. R. Lahoz