BALONCESTO

El CAI roza la gloria en la Supercopa (85-86)

El conjunto aragonés volvió a jugar a un gran nivel y tuvo el título de la Supercopa en su mano, pero el TAU, con un espectacular Prigioni, logró su cuarto trofeo consecutivo.

Podría decirse que lo de ayer fue una enorme decepción, puesto que el CAI dominaba la final de la Supercopa a falta de un minuto y medio para terminar y acabó cayendo por un punto. Pero esa sería una visión demasiado pesimista después de que el baloncesto de auténtico nivel haya vuelto a Zaragoza de la mano del CAI. La lectura positiva de lo sucedido este fin de semana es que el equipo de Curro Segura ha tuteado a dos de los grandes de España y de Europa, que fue capaz de derrotar al DKV, que pocos meses después del ascenso ya ha peleado por un título oficial en la elite, y que se quedó a un solo punto de una gesta histórica que hubiera significado el completar su gran partido y derrotar al poderoso TAU. Eso también es la realidad, al igual que Pablo Prigioni es un "crack" de esta liga y casi en solitario llevó a los suyos a la cuarta Supercopa consecutiva y todas ellas ante el anfitrión. Una verdadera lástima en esta ocasión.


Lo de ayer, de todas maneras, era otra historia. Para empezar, era una final, un título en juego. Pero además era frente al vigente campeón del torneo, un TAU Cerámica plagado de grandes estrellas del baloncesto a pesar de la ausencia del brasileño Splitter. Entre eso y que el listón estaba muy alto tras el triunfo ante el DKV, el CAI arrancó muy impreciso, como nervioso, con fallos incomprensibles en los pases. Y eso no lo desaprovecha nadie en la ACB y menos un equipo como el de Ivanovic, que se marchó por ocho puntos nada más comenzar.


Tiempo muerto y a cambiar cosas. Lo primero fue la dureza de Starosta que por fin aparece en el checo, quien ha llegado más agresivo y participativo del Pre-Europeo; y después un par de triples que igualaban las cosas. Pero el TAU es mucho TAU y Prigioni mucho Prigioni. El base argentino mandaba en la cancha, anotaba triples estratosféricos y presentaba la candidatura a un nuevo éxito de los vitorianos.


Ni siquiera el buenhacer de Green y Quinteros a esas alturas de encuentro eran suficientes para superar a los vascos. Y más al señalarse algunas decisiones arbitrales que descentraron a los rojillos y enfadaron a sus seguidores.


Con todo bastante controlado por el TAU, el CAI tomó una determinación tras el descanso: perderle el respeto al rival y tratarlo como un igual. Así, con descaro, acierto exterior y contundencia interior se colocó a solo tres puntos. Y esa remontada se hubiera culminado antes si no llega a ser de nuevo por Prigioni a los que se unieron McDonald y San Emeterio para afianzar esa renta.


Sin embargo, ese espíritu ganador que entró en el cuadro aragonés tuvo su recompensa en el último cuarto. Los triples de Lewis, Lescano, Victoriano... junto a una zona 2-3 planteada por Curro Segura sirvieron para darle la vuelta al choque (parcial de 19-4) y hacer soñar a la afición.


Y es que los zaragozanos se escaparon en el último cuarto hasta por siete puntos y, entonces, el Príncipe Felipe sí que rugía de verdad. Pero el destino tenía guardado un triste final para los rojillos personalizado en un Prigioni que salvaba a los suyos desde el perímetro, un fallo en el tiro libre de Lewis y una desafortunada falta de Victoriano a Rakocevic a tres segundos del final que le costó el triunfo a los locales. Una desilusión, nada más, de la que hay que salir con la cabeza bien alta.