cai 70 - 84 caja laboral

El CAI llegó diez minutos tarde

Los de Abós mejoraron y jugaron a un buen nivel el resto del encuentro, pero los vitorianos dosificaron su ventaja gracias a un gran San Emeterio

El CAI llegó diez minutos tarde
El CAI llegó diez minutos tarde
JOSÉ MIGUEL MARCO

En la ACB el que comete tres errores seguidos lo acaba pagando caro, y el que regala un cuarto entero tiene el partido perdido. El CAI lo comprobó en la mañana de ayer ante el Caja Laboral, un duelo al que los de Abós llegaron diez minutos tarde. Estuvieron presentes a su hora, pero la intensidad, la entrega y la concentración sólo aparecieron desde el segundo parcial. Como es normal, para entonces el colíder de la liga ya había aprovechado el presente aragonés y ya mandaba en el electrónico por 20 puntos, una renta que a pesar de su esfuerzo posterior el CAI ya no pudo recuperar. Lo más doloroso es que por esa tardanza en ponerse las pilas los rojillos tiraron por tierra un buen partido. Porque durante los otros tres cuartos dieron la talla, tutearon al conjunto vasco, que se dedicó a dosificar su ventaja merced a un gran San Emeterio, a la efectividad de Barac bajo los aros y a la puntería de Teletovic desde el perímetro. El CAI perdió una buena oportunidad de volver a sorprender a un 'grande', pero no lo hizo por las facilidades que concedió, por el cuarto que regaló.Los dos triples visitantes con los que arrancó el encuentro fueron toda una premonición. El Caja Laboral fallaba canastas fáciles, pero tanto San Emeterio como Oleson ponían el 0-6. Pero eso no era lo peor. Lo más doloroso es que los rojillos erraban casi todas sus posesiones y el control del juego era absoluto por parte de los de Ivanovic. De hecho, su dominio en el rebote les permitía correr y aumentar su renta. El partido corría peligro y de qué manera.

Sólo con la entrada de Cabezas y Miso, y una mayor participación ofensiva de Quinteros pareció que los locales reaccionaban. Pero no era suficiente. Los vascos llegaban a Zaragoza enrabietados tras haber caído entre semana en Euroliga y no iban a levantar el pie del acelerador. Su defensa era agresiva y sus transiciones rápidas. Además, si no podían correr, aparecían nuevos triples de Oleson y Teletovic que mataban al CAI, que concluía el primer parcial 20 abajo. A pesar de esa ventaja Ivanovic gritaba a los suyos cuando cometían algún error. Un técnico ganador, un equipo ganador.

Abós lo intentaba poniendo dos 'cincos' sobre el parquet. Y después colocando dos bases. Pero ni por esas. El Caja Laboral alcanzó su máxima ventaja (+24) y aún le quedaban armas en el banquillo como Haislip o Rancik, que afortunadamente ayer no tuvieron su día.

Por parte aragonesa Chubb fallaba incomprensiblemente tres opciones seguidas bajo el aro, pero de manera curiosa fue uno de los artífices de la reacción con dos situaciones de canasta más falta. El CAI comenzó a crecer, o mejor dicho, a jugar como debía, pero ya iba demasiado a remolque.

Cabezas guiaba a los suyos y la defensa se volvía lo agresiva que merecía el envite. Los rojillos recortaban algo su desventaja y ya disponían de remedio para combatir a un cuadro tan potente como el vitoriano. Porque si Barac hacía daño por dentro, pues Aguilar hacía lo propio para los locales desde el perímetro.

Reacción tardía

El CAI comenzó a creer en la remontada y la grada también, que comenzaba a apretar. El partido se volvió loco por momentos y eso lo aprovechó un recuperado Quinteros para con un triple y posteriormente un 2+1 poner a los suyos sólo a 8 a poco del descanso. Parecía increíble, pero el CAI ya estaba ahí.

Sin embargo, eso sería lo más cerca que estarían los zaragozanos del Caja Laboral. En la segunda parte jugaron de tú a tú al actual campeón liguero. Y ahí salió a relucir la calidad vitoriana. Lo de San Emeterio fue espectacular, con entrega, rebotes, puntos... Y si Cabezas anotaba algún triple, rápidamente recibía la contestación de un incansable Teletovic. Hasta el gigantón Barac se apuntó a la fiesta del lanzamiento exterior -también destrozó a los rojillos de media distancia- con la que se evitaba que la mayor intensidad rojilla (incluso con Barlow de '4') tuviera su premio.

Tampoco la defensa en zona aplicada por los hombres de Abós recortaba el tanteador. Y mucho menos tras comprobar que el CAI defendía bien, frenaba el impulso visitante, pero estaba más de tres minutos del último cuarto sin anotar. Para más inri regresaron los errores de los locales y el Caja Laboral poco a poco, y casi sin querer, se marchó de nuevo 19 puntos por encima. El partido estaba acabado, visto para sentencia, y el tramo final únicamente sirvió para certificar la increíble actuación del internacional San Emeterio, una pesadilla para los rojillos.

También para comprobar una ligera reacción local de la mano de un inspirado Quinteros, pero que llegó demasiado tarde. Poco más en el Príncipe Felipe. Derrota lógica ante uno de los 'grandes' de la competición, un equipo de otra liga, aunque resultó dolorosa por aquello del obsequio inicial, de esos diez primeros minutos para olvidar en el que el CAI tiró por tierra su buen hacer posterior.