REPORTAJE

El alma de los Zaraguayos

Nino Arrúa y Lobo Diarte, los paraguayos más queridos y significativos de la historia del Real Zaragoza, analizan el duelo entre su selección y España en Johannesburgo.

El alma de los Zaraguayos
El alma de los Zaraguayos

Once paraguayos han defendido el escudo del Real Zaragoza. Ocampos, Soto, Arrúa, Diarte, Insfran, Mendieta, Zayas, Amarilla, Chilavert, Acuña y Toledo. Porteros o delanteros, geniales o torpones, mitos o aves de paso, dos de ellos dejaron una impronta imborrable en la memoria colectiva. Nino Arrúa y Lobo Diarte, los estandartes de los Zaraguayos, serán hoy, desde la distancia, insignes espectadores del encuentro que esta tarde enfrentará a Paraguay y España. El país de nacimiento y corazón contra el país en el que escribieron sus páginas más sobresalientes como futbolistas. Un pulso en el que se cruzarán múltiples sentimientos y emociones.


"Va a ser un partido bárbaro, una batalla hasta el límite. Un espectáculo a la altura de unos cuartos de final de un Mundial. Va a ser trepidante", comenta Arrúa desde Asunción. Este artista que puso La Romareda a sus pies, augura un cruce casado con la igualdad extrema.


Recién aterrizado en Valencia, toma la palabra Carlos Diarte, el Lobo. Su voz delata el cansancio por el viaje realizado desde Guinea Ecuatorial. Hace más de un año que ejerce como seleccionador del combinado africano. A los 56 años, ha emprendido la aventura más incierta y exótica de su trayectoria: "Estoy viviendo una experiencia muy enriquecedora en todos los sentidos. Todo es muy diferente allí, tanto la vida cotidiana como el fútbol. Pero soy un hombre de retos y no lo dudé un instante. No me gusta estar parado ni viviendo del pasado".


Dicho y hecho. Diarte reside permanentemente en Malabo, la capital del país. No disfruta de lujosas comodidades ni su trabajo resulta sencillo: "Hay muchas cosas por hacer. Guinea es un país emergente en el fútbol. Necesita mucha atención, mucho trabajo de base. Me contrataron para contribuir a normalizar poco a poco la situación, los métodos. Además, en 2012 organizamos junto a Gabón la Copa de África y queremos estar a la altura de las circunstancias. Es un reto fantástico y estoy poniendo todos mis conocimientos y mis energías en ello".


Diarte ha vivido 'in situ' la pasión africana por el Mundial que por primera vez en la historia se está celebrando en su continente: "Es un hito compartido por todos los países africanos. Viven cada uno de los partidos con una pasión tremenda. En Guinea Ecuatorial, por ejemplo, se ofrecen todos los partidos por televisión. La gente no habla de otra cosa. Da igual que tengan más o menos, pero el fútbol les une a todos. El deporte tiene una fuerza alucinante".


Pasión por Paraguay

Sin lugar a dudas, el Paraguay-España será devorado tanto en tierras africanas como en todo el planeta. Un encuentro que adquiere la categoría de acontecimiento histórico en Paraguay. "Acá estamos a todas horas a vueltas con el Mundial. En todas partes hay banderas y cada cita de la selección se muestra en pantallas gigantes en sitios estratégicos de Asunción, como en la Plaza de la Democracia. Desde el principio teníamos mucha confianza en el equipo entrenado por Gerardo Martino. Es un bloque muy serio, muy bien trabajado. En las eliminatorias sudamericanas tuvo un rendimiento extraordinario y en Sudáfrica lo ha confirmado. Llegar hasta cuartos ha sido muy gozoso pero queremos más... aunque sea a costa de España", apunta.


Diarte controla el balón y lo baja al piso del análisis más técnico: "Paraguay había tenido grandes jugadores pero nunca había llegado tan lejos en un Mundial. La clave es la ética de trabajo que ha instaurado Martino. Los jugadores corren durante los 90 minutos sin desfallecer. La defensa es sólida, pura roca, y el equipo se construye a partir de ahí. Hay muchos jugadores con experiencia, presentes en los campeonatos europeos. España hará bien en no confiarse porque Paraguay puede darle un buen susto si se descuida".


Diarte no puede disimular su veneración por uno de los 'enemigos', David Villa. Les une su pasado zaragocista y valencianista: "David es un halcón, con una verticalidad mortal y con unas ansias de gol inagotables. En el Zaragoza dio un salto de calidad, en Valencia se ha consolidado y en el Mundial está cosechando los frutos que se merece".


Arrúa, 27 veces internacional, y Diarte, en 45 ocasiones, comparten un lunar en su carrera: no participaron en un Mundial. Al unísono gritan su frustración: "Hubiera sido la guinda a nuestra carrera. Pero no se dio. Nos hemos conformado con verlo por la tele".