VUELTA CICLISTA

Egoi Martínez se viste de oro y Avermaet gana la etapa

El español Egoi Martínez, del Euskaltel Euskadi, se vistió con el jersey oro de líder al término de la novena etapa de la Vuelta, la que salía de los Pirineos con un recorrido de 200 kilómetros entre Viella y Sabiñánigo, con triunfo parcial para el belga Greg Van Avermaet, del Silence Lotto.


Después de la medalla de oro de Samuel Sánchez en Pekín, la fiesta volvió al Euskaltel con otro hito histórico: el primer maillot de líder en una de las carreras grandes. Esta vez a cargo del navarro Egoi Martínez, de 30 años, corredor que vive "un momento dulce cada dos años". Ese instante tuvo suspense, ya que después de triunfar la escapada del día, el pelotón debía llegar a más de 6 minutos para alcanzar el liderato.


El belga de 23 años Greg Van Avermaet ganó el esprint entre los 12 fugados del día. Fue el más veloz en la línea de meta de Sabiñánigo, "La puerta del Pirineo", por delante de Davide Rebellin y Juan Antonio Flecha, todos con un tiempo de 4h.57.21.


Con el reloj a cero, a contar segundo a segundo y a sufrir. Era el precio del mayor premio de su carrera desde que debutó en 2002. El Astana no se dejó la piel en la caza de los escapados, ni el Caisse D'Epargne. Al final el pelotón terminó la jornada laboral a 6.45 minutos.


Lo consiguió Egoi, el corredor que estrenó su palmarés de etapas en Burgos (2006). "Vestir el jersey oro es un sueño, algo muy grande. Una parte del mérito es de Johan Bruyneel (director del Astana), con el que tengo una buena relación, ya que no ha mandado tirar a su equipo", dijo el ex discípulo del técnico belga en el Discovery Channel.


Fiesta naranja en la capital de Alto Gállego, la segunda en menos de un mes. La primera tuvo el color oro de la medalla de Samuel Sánchez, la segunda impregnó el mismo color en el jersey de Egoi Martínez, a quien la fortuna le devolvió el infortunio que le faltó en el pasado Tour para ganar una etapa.


Egoi se convirtió en el séptimo líder de la Vuelta desde su comienzo en Granada. El estadounidense Levi Leipheimer (Astana) pasó a la segunda plaza, a 11 segundos, y su compañero Alberto Contador a la tercera, a 32. El Astana se sacudió el "marrón" de tener que controlar la carrera en las próximas etapas, para disgusto de Eusebio Unzue, director de Valverde. "Me alegro por el oro de mi paisano, pero me hubiera gustado que el Astana siguiera con la responsabilidad", dijo, sincero.


Valverde y Sastre retrocedieron un puesto sin perder tiempo, lo mismo que Mosquera, Igor Antón y Dani Moreno, que se han hecho fuertes entre los 10 primeros. Una etapa "pestosa", como se dice en el argot ciclista, con múltiples ataques de salida. No importó que la carrera se lanzara cuesta arriba hacia el Alto del Túnel de Viella, ni que esperasen por delante 200 kilómetros con cuatro puertos, ni que se tratase de un rompepiernas en continuo sube y baja.


El Alto de la Espina (2a) seleccionó una docena de corredores, entre ellos cuatro españoles: Egoi Martínez y Alan Pérez (Euskaltel), Xavier Zandio (Caisse D'Epargne) y Juan Antonio Flecha (Rabobank), el conquistador de Pla de Beret, el francés David Moncoutiè (Cofidis) y dos italianos de nombre sonoro: Damiano Cunego, el sempiterno "principito" en el ciclismo de su país y el subcampeón olímpico Davide Rebellin.


Los objetivos varios se fueron cumpliendo con la complacencia del pelotón, donde el Astana no se ponía de los nervios por la posibilidad de que Leipheimer perdiera el maillot oro en beneficio de Egoi Martínez, a 6.41 en la general, el mejor clasificado de los aventureros. Aliciente grande para el equipo vasco.


Moncoutié se aseguró el jersey de la montaña al coronar al frente los puertos de la Espina (2a), La Foradada (3a) y Serrablo (1a). Por esta última cima la fuga pasó con más de 6 minutos en el zurrón. Después un descenso largo, eterno, en un bosque de un millón de curvas, la fuga entró en el término de Sabiñánigo en tiempo de cambiar de líder. Ya no hubo tregua. Quedaban 15 kilómetros.


Alan Pérez, el segundo hombre del Euskaltel en la escapada, sacrificó sus posibilidades de ganar la etapa por ayudar a su compañero. Se dejó la piel hasta que el propio Egoi Martínez tomó el mando en una contrarreloj hasta meta. Se los llevó a todos a rueda, hasta el esprint, donde arrancó Cunego por la derecha con ansias de demostrar que está en la Vuelta.


Pero apareció un atrevido joven belga del Silence para birlar la victoria a hombres tan experimentados como Davide Rebelin. El chaval logró la cuarta victoria de su palmarés, la segunda de la temporada. Empezaba el dulce calvario de Egoi Martínez. Los seis minutos hasta la gloria. Mereció la pena la espera a cambio de un chaparrón de felicidad.


La décima etapa entre Sabiñánigo y Zaragoza tendrá 151 kilómetros. Los esprinters deben volver a demostrar sus habilidades. Jornada de transición.