Cara y cruz en el diagnóstico de las dos lesiones de rodilla que sufrió el Real Zaragoza anteayer en Valencia. La resonancia nuclear magnética a la que fueron sometidos ayer los dos futbolistas zaragocistas revelaron que, mientras Chus Herrero no sufre ninguna fractura y su daño es mucho menor de lo previsto en un principio, Carlos Diogo tiene el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha roto y estará de baja al menos 6 meses. El uruguayo, que aguantó bravamente en el campo durante los últimos 20 minutos a pesar de la envergadura de su lesión, no tiene afectada ninguna estructura más de su articulación, por lo que será operado la semana que viene del cruzado anterior en un hospital y por un cirujano aún por decidir. En el mejor de los casos, no podrá volver a jugar hasta noviembre, lo que es un serio inconveniente para él y para el club en los momentos tan delicados que se viven.

Por su parte, Chus Herrero, que abandonó Mestalla entre gestos de dolor mayúsculo e hizo temer lo peor camino de la caseta sobre la camilla de la Cruz Roja, se llevó ayer la mejor parte. El canterano salió anoche de la Clínica de la doctora Mercedes Roca con la felicidad de saber que no tiene nada roto, ni los ligamentos, ni el menisco. Su problema se trata de una fuerte contusión en el platillo tibial que, a efectos futbolísticos, es valorado médicamente como "de poca importancia". Aunque el de Torrero cojea visiblemente e, incluso, ayer se ayudó de unas muletas para aliviar el dolor que persiste sobre su rodilla diestra, la evolución normal de su lesión prevé tres o cuatro días de descanso absoluto hasta que las fuertes molestias vayan remitiendo y, a partir de ahí, la incorporación paulatina a los entrenamientos.

Chus es baja segura -como estaba cantado- frente al Real Madrid pasado mañana, pero no se descarta que pudiera llegar a tiempo de viajar al último duelo de esta Liga, el próximo día 18 en Mallorca.