VOLEIBOL

Desdibujados

El CAI Teruel sucumbió en la pista del Noliko Maaseik, el rival con el que se tiene que jugar su continuidad en la 'Champions League'.

Cáceres remata un balón ante la defensa.
Desdibujados
GUIDO SCHEPERS/ZUPP

Sin inspiración no fluyen las ideas. Ni el trazo en un cuadro, ni el juego en una cancha de juego. El CAI Teruel sucumbió en la pista del Noliko Maaseik, el rival con el que se tiene que jugar su continuidad en la 'Champions League'. El conjunto belga salió radiante en el lienzo final, el que plasmaban los fotógrafos en un enloquecido pabellón Lotto Dôme, convertido en una discoteca de felicidad colectiva local. Faltó un poco de todo, sobre todo mantener unos números más que aceptables en dos fundamentos que ayer rindieron a un nivel bajo: la recepción y el ataque. El balance, negativo, condenó al CAI y elevó a las alturas a un Noliko que se hinchó de balones, empujado por su ímpetu y el de un público señor.


El CAI mira a ese punto que arañó en el duelo contra el Cuneo para hacer sus cuentas, pero hay que sumar victorias si se quiere estar en la segunda fase. Triunfos de calidad para no trasladar una imagen confusa, que es lo que ofrece ahora el conjunto turolense.


“No balls no glory”, reza una pancarta en la entrada del precioso pabellón Lotto Dôme, propiedad del Noliko Maaseik. Una moderna instalación que funciona desde hace dos años y que gestiona este club tan familiar en la máxima competición europea. La envidia de esta acogedora, y pudiente, ciudad, que gusta disfrutar del espectáculo del voleibol. Con bolera, piscina, restaurante con vistas a la pista y un speaker fuera de serie que levanta el ánimo de una hichada que aplaudió entregada cada punto (aderezado con una melodía a plena potencia incluida). “No balls no glory” es más que un eslogan de bienvenida: cómo convertir una publicidad en una filosofía de trabajo. Lotto, la casa de apuestas y loterías, esta encantada con el Noliko Maaseik. Nunca hubiera imaginado que su máxima comercial ‘Sin c…, no hay gloria’ (los puntos suspensivos quedan claros) hubiera sido tan bien aplicada por un grupo de jugadores que dieron un repaso al CAI. “A ver si somos capaces de ser fieles a nuestro estilo”, suspiraba Novillo antes de empezar el partido. Bueno, el problema de su equipo es que no nunca creyó a lo que estaba jugando y contra quién. El colega de Novillo, Vital Heynen, se puso por primera vez la camiseta del Noliko en 1985, encadenó 19 temporadas consecutivas como jugador, mamando una doctrina de club y un estilo de juego que ha tratado de transmitir desde que llegó al banquillo en 2005. Aplicando con corrección todos los argumentos de este deporte en la pista, el Noliko Maaseik se llevó la gloria y humilló a un CAI que necesita, ya, revertir una tendencia peligrosa.


Decía también Novillo en la previa que el Noliko era un rival de un nivel parecido a su equipo. Con matices: tienen menos altura, sí, pero los centrales -Van Decraen y Radovic- son gigantes en la red, los jugadores de banda _-Wounembaina, Maan y Klinkenberg- son muy físicos y explosivos, el colocador Van Harskamp es rápido y el atacante Sidibe le pega con todo el alma. ‘Saltarines’, como si todos tuvieran muelles de máxima proyección. La similitud dejó en evidencia las carencias de un CAI anodino en la pista, como si la concentración de decibelios en el Lotto Dômo anulara su concentración.


El CAI ofreció una imagen pobre, machacado en el saque, la dirección, la recepción y la finalización. Al Noliko le salió todo. Siempre tuvo el mando del partido en los dos primeros sets; arrolló, con un bloqueo contundente, a un CAI sin capacidad de resolver cualquier balón dificultoso, sin defensa, nulo en la segunda línea y en actitud. Los jugadores se miraban contrariados, la cabeza de Novillo echaba humo y el público feliz. “Yyyyy, eiiiiii”, cual ‘cowboy’ gritaba el animador. Novillo tiró de banquillo (Oroz, Rojas, Bernal y Machacón) y sacó su rabia en la tercera manga que se llevó. Aún mantuvo el pulso en la cuarta, pero acabó borrado por el pincel de Vital Heynen.