REAL ZARAGOZA

Serán cuatro centrales para una batalla

La entrada en escena de Da Silva comprime el espacio para los zagueros. La competencia hace del puesto el mejor cubierto.

Da Silva, en el centro, a la espalda de Contini, y por delante de Lanzaro.
Serán cuatro centrales para una batalla
TONI GALáN/EFE

La hoja de las convocatorias rellenó un hueco con Paulo Da Silva y su número 19, desalojando a Lanzaro del listado de elegidos por Javier Aguirre. La entrada en escena del paraguayo, su debut en una citación, tuvo su reverso en la caída del italiano. Lanzaro puede seguir preguntándose a estas horas muchas cosas. Buscar razones, deméritos o errores cercanos. No hallará nada porque su exclusión del equipo va más allá del mero reparto de justicia del entrenador. Lo suyo es cuestión de espacio, del aterrizaje de un homólogo recomendado por Aguirre. Lanzaro cuajó hace solo quince días su mejor partido con el Real Zaragoza en la victoria de Málaga. Realmente, salvo en Cornellá -donde nadie se libró del naufragio-, nunca desentonó. Un cumplidor. Pero lo condena la jerarquía. Fue el último en llegar (antes de Da Silva) y lo hizo rescatado del desempleo, con los mercados cerrados. Jarosik y Contini siempre han figurado por delante, antes con Gay y ahora con Aguirre, más en la actualidad, cuando han alcanzado la versión más próxima a su plenitud.


La desconvocatoria de Lanzaro después de su partido de Málaga sirve para ilustrar la sana batalla que se ha instalado entre los centrales del Real Zaragoza. Competencia de fuego. Posiblemente, ninguna posición del equipo esté mejor alimentada y cubierta que esta. Al hecho, ha contribuido también el renacimiento de Jarosik y Contini. Ellos, junto a Da Silva y Lanzaro, conforman un cuadrado de garantías si todos sus lados se mantienen sólidos y sellados, a su nivel verdadero.


El Zaragoza ya ha notado un fortalecimiento defensivo que ha tenido que ver mucho con los reparadores conceptos tácticos de Aguirre (más orden, anulación de espacios...), pero también con las mejoras personales de los centrales del equipo: Contini ha recuperado su sonido metálico, Jarosik ha reducido sus deslices y Lanzaro se alimentó de delanteros en Málaga. Falta Da Silva. En cierto modo, todos ellos, los cuatro centrales puros del Real Zaragoza, gozan en estos momentos de un aval solvente. Los cuatro.


Contini se impone como lo hizo la temporada pasada. A su nivel, es incuestionable en el equipo. Se ha limpiado de molestias físicas y psicológicas y su blindaje crece con los partidos. Su marcaje, agresividad y oficio se han elevado a la altura de su actual rendimiento.


También ha progresado Jarosik, víctima durante buena parte de la temporada de una aparatosa irregularidad: sus errores acercaban goles rivales. Pero sigue dándole a la línea defensiva un factor diferencial. Ningún otro central -solo se le aproxima en la faceta Da Silva- airea el juego desde atrás como el checo. A ello, une su poder aéreo. Un dato: Jarosik es el segundo futbolista de la Liga que más balones recupera (246), solo superado por Bruno (270), mediocentro del Villarreal. Sin embargo, parece la pata más corta del eje ante la pujanza de Da Silva.


Tarde o temprano el defensor paraguayo asaltará el once. Cuenta con el respaldo de Aguirre, quien puso todo su empeño personal en el fichaje. Solo la sensibilidad a los cambios de las líneas defensivas podría demorar su entrada en el once. Da Silva ofrece virtudes semejantes a Contini, aunque supera al italiano por arriba. Si Da Silva toma el nivel que mantuvo en la Copa del Mundo con Paraguay, nadie le privará de un puesto. Sería el central más completo del Real Zaragoza. Esa potencialidad es por la que suspira Aguirre.


Y luego está Lanzaro, hombre de vestuario y que venía impulsado por su partido de Málaga. Él cayó al vacío esta vez en la rueda de la competencia interna. Quizá en el lateral derecho se le abra una ventana puntual en el futuro. El Zaragoza agradece la pugna. Encontrar la mezcla perfecta entre ellos, los dos que más cuajo y recursos le otorguen a la defensa, ya se encuentra en la coctelera de Aguirre.