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Cristiano tira del carro

El portugués rescata al Madrid con dos goles en el último cuarto de hora ante el Valencia. El portugués rescata al Madrid con dos goles en el último cuarto de hora ante el Valencia.

Cristiano Ronaldo celebra el segundo tanto marcado al Valencia.
Cristiano tira del carro
EMILIO NARANJO/EFE

Las secuelas sufridas en el clásico condicionaron la vuelta a la normalidad del Real Madrid, que sólo a trompicones y con dos acciones de Cristiano Ronaldo fue capaz de salir airoso de la visita del Valencia, que afrontó la última media hora con diez jugadores y sin perder la cara al partido.

El Bernabeu calibraba el estado de ánimo tras el duro revés encajado en el Camp Nou. El público estuvo expectante. Dejó de lado, de entrada, los reproches. Las exigencias. Y aguardó a la visita del Valencia como posible bálsamo para nublar aquella pesadilla. Suele contestar con determinación a estas situaciones el club blanco. No fue el caso. La sombra de Barcelona fue alargada. Y el Madrid tardó en sacar el cuello de la zozobra.

Fue el preparador José Mourinho el que hizo una declaración de intenciones al cantar la alineación. El francés Karim Benzema, el único nueve disponible en la primera plantilla dada la lesión del argentino Gonzalo Higuaín, se quedó fuera del once. Resultó el damnificado de Barcelona.

Por contra, el técnico cambió de sistema. Reforzó el medio del campo con el francés Lass Diarra y dejó al luso Cristiano Ronaldo o al argentino Ángel Di María como alternativas de ataque. Desde la banda. En diagonal. Pero sin ariete. Oxígeno en la medular pero ausencia de referencia en punta.

En la zaga, sin embargo, los cambios eran obligados. Sergio Ramos y el portugués Ricardo Carvalho cumplieron su partido de suspensión. De ahí la entrada de Álvaro Arbeloa y Raúl Albiol.

Entretanto, el Valencia pretendió pescar en río revuelto. Y sumar tres puntos como hace tres cursos. A pesar de los malos números de su entrenador Unai Emery, que nunca ha ganado a un equipo situado entre los seis primeros de la tabla como técnico levantino.

Dos respuestas de Iker Casillas a acciones de Roberto Soldado y Juan Mata animaron las sospechas anímicas blancas. Sin circulación. Sin la contundencia clásica antes del viaje a Barcelona. El Real Madrid carecía de profundidad. Excepto cuando el balón alcanzaba a Ángel Di María, siempre vertical, siempre con peligro.

Pasada la media hora sonaron algunos pitos. El cuadro blanco había sido incapaz de poner a prueba a Guaita, que dio síntomas de inseguridad en balones lejanos.

Sin embargo, actuó bien en la ocasión más clara del Real Madrid. Un mano a mano con el alemán Sami Khedira, que recibió un centro de su compatriota Mesut Ozil, y que desbarató dos veces. Y también en la falta lanzada por el germano de origen turco.

El descanso llegó con una espuela a la madera de Cristiano Ronaldo. De lo poco que apareció. Marginado del ruido que habitualmente genera.

Regresó más activo del intermedio el luso, que pudo marcar de entrada tras una acción individual que fue córner. También Di María, a continuación, después de un mal saque de Guaita que el joven portero arregló.

Entró Karim Benzema por Khedira a falta de menos de una hora. Para entonces, Joaquín ya había animado las acciones de ataque del Valencia, que acentuó la presión en busca de un premio mayor al empate, sabedor de la angustia que condicionaba el juego de su rival.

Benzema pudo marcar y el Valencia se quedó con diez jugadores por la expulsión de David Albelda, que vio su segunda tarjeta por una mano en el centro del campo.

El Real Madrid aprovechó su superioridad y una acción de Ozil fue finalizada por Cristiano Ronaldo. El gol no calmó al cuadro de José Mourinho y el Valencia pudo empatar con un remate de Tino Costa y otro posterior de Joaquín que rondó la igualada. Sin embargo, un nuevo latigazo, a la contra, sosegó al cuadro blanco. Ronaldo marcó el segundo y aparcó la angustia.