REAL ZARAGOZA

Control, acierto y triunfo

El Real Zaragoza ganó en Wigan 1-3 en un solvente y práctico partido de todo el equipo. Jorge López, de penalti, Braulio y Gabi marcaron los goles zaragocistas. El equipo de Gay mostró un juego serio, ordenado y, a pesar de las carencias, tuvo tino ante la meta rival.

Jorge López
Control, acierto y triunfo

Brillante y meritorio resultó el triunfo que anoche logró el Real Zaragoza ante el Wigan, equipo de la Premier League inglesa. En un cuarto de hora final de clarividencia y acierto ofensivo en dos acciones puntuales, los de Gay consumaron un resultado que manifiesta la progresión del equipo con el paso del verano.


Control, control y más control. Ya lo había advertido Gay en la previa. Al Wigan, aventajado en preparación y velocidad, había que contrarrestarle teniendo el balón e intentando correr poco. Y así transcurrió buena parte de la primera parte. Con los británicos intentando romper la línea defensiva del Zaragoza a base de balones largos, de pelotas volcadas a las espaldas no tanto de los centrales sino de los laterales, y con un equipo zaragocista muy bien posicionado en las dos líneas más atrasadas.


Edmilson y Gabi taponaron bien en la medular. Contini y Jarosik, detrás de ellos, estuvieron a un buen nivel. Los exteriores de la zaga, Diogo y Obradovic, sufrieron más por la electricidad que pusieron en todas las acciones ofensivas el colombiano Rodallega y el francés N'Zogbia y por la escasa ayuda al recular de Jorge López y, sobre todo, un apático Pennant.


Pero, globalmente, el Zaragoza se mostró compacto, con un criterio muy claro de juego: manejar la pelota, condonar los espacios de pase a los centrocampistas ingleses e intentar salir al contragolpe de vez en cuando.


Ahí es donde más carencias, un día más, se apreciaron. Falta chispa, imaginación en la gestación del fútbol zaragocista. Y por eso es muy difícil ver merodear la pelota cerca del área rival. El equipo no da miedo y el adversario vive muy cómodo en su zaga. Pese a este dibujo de situación, con el Wigan rondando el gol en varias aproximaciones, el Zaragoza logró adelantarse en el marcador gracias a una sobresaliente acción de Marco Pérez que acabó en penalti. El colombiano, en un alarde de aceleración, sacó tres metros en cinco al marfileño Gohouri tras un balón largo y se plantó ante el portero Kirkland. Lo regateó con clase y fue derribado (otro día, habría que haber pedido la tarjeta roja además de la pena máxima). Jorge López marcó el 0-1 a falta de once minutos para el descanso y echó por tierra las ambiciones del Wigan, que podía haber llevado un par de goles de ventaja a esas alturas si Rodallega no hubiera estado fatal ante Franco en dos opciones cantadas.


Tras el descanso, como viene siendo norma lógica por la falta de fondo físico del equipo a estas alturas, el Zaragoza se apagó sensiblemente. En la pauta de juego, el Wigan le quitó el balón y la posesión, esa buena posesión que los de Gay habían puesto en escena antes del intermedio, fue claramente inglesa.


Por ello, el segundo tiempo transcurrió siempre en el campo del Zaragoza, que se defendió con uñas y dientes ante un rival mucho más impetuoso que técnico que solo fue capaz de generarle peligro en dos balones cabeceados por el argentino Boselli tras dos centros enviados al área de un seguro Leo Franco. Todo desde lejos, a la olla, según rezan los cánones del viejo fútbol inglés.


En estas, los cambios de unos y otros empezaron a modificar los planteamientos iniciales y el partido, como es también un clásico de verano, se alborotó de forma exagerada por momentos.


De ese batiburrillo en que se convirtió el partido en la última media hora, el Real Zaragoza extrajo la máxima rentabilidad gracias a la aportación de dos de los hombres de refresco. Ander Herrera vio el desmarque al hueco de Braulio, le envió uno de sus magníficos balones al espacio libre y el canario, con calma y pulso firme, aguanto la salida del portero y le batió de tiro cruzado. Quedaban 14 minutos y, desde el pundonor y el interés táctico que todos los jugadores zaragoza mostraron anoche en Wigan, surgió un triunfo que debe dar alas al grupo para creer cada vez más en sus posibilidades, suceda lo que suceda al final con el remate de la plantilla. Gabi lo remató a falta de 7 minutos con un zapatazo soberbio que dio en la escuadra y botó dentro. Lo mejor para dejar un dulce sabor de boca a este ensayo de altura.