REAL ZARAGOZA

Celeste contra Rojo

Diego y el Kun fueron ídolos en Racing e Independiente, dos archirrivales irreconciliables. El sábado coincidirán en La Romareda.

El día de un clásico entre Racing e Independiente, Avellaneda contiene la respiración y acentúa su división. Academia o Diablo. Roberto Perfumo o Julio Bochini. Celeste o rojo. Victoria o muerte. No hay espacio para la neutralidad.


Diego Milito y Kun Agüero son carne y hueso de esta rivalidad ancestral. Ambos fueron ídolos y goleadores en las respectivas instituciones. El primero comandó a la Academia hacia la consecución del Apertura de 2001, el primer título nacional en 35 años. El segundo desparramó su talento salvaje en sus 51 escasos partidos con la camiseta colorada, un aval suficiente para que el Atlético de Madrid destinara 23 millones de euros por un 'pibe' de 18 años recién cumplidos.


El tiempo ha dado la razón tanto al Real Zaragoza como al club madrileño. Los dos atacantes argentinos han reintegrado con goles y clase cada uno de los euros invertidos en su contratación. Jornada a jornada, su cotización se ha disparado hasta el extremo de que el Príncipe posee una cláusula de rescisión de 100 millones de euros y Enrique Cerezo elevó recientemente la del Kun de 36 a 55 millones, aterrado ante la posibilidad de que le 'robaran' su joya.


El próximo sábado La Romareda asistirá al lujo que supone la reunión de esta pareja en un terreno de juego. Totalizan 26 tantos en lo que llevamos de campaña (en Liga) y sus botas sostienen en gran medida el vigor de sus equipos. Habrá en juego tres puntos vitales: unos para alejar el descenso y los otros para asentarse en la zona de acceso a la Liga de Campeones. Pero, a buen seguro, también aflorará la deportiva enemistad de sus tiempos avellanedenses. Para añadir gasolina al incendio, cabe recordar que Diego Forlán también prestó su puntería a Independiente. Un duelo a tres bandas que será seguido con atención en Argentina.


Momentos desiguales

El Kun comparecerá en el verde zaragozano en un instante de máximo apogeo tras la exhibición que firmó el pasado sábado frente al Barcelona. Anotó dos goles, provocó un penalti y dio una asistencia, además de romper a dos defensas de la talla de Carles Puyol y Gaby Milito. Un festín habitual en su temporada de explosión al planeta fútbol. Las entidades europeas más prestigiosas le acechan, pese a que ha jurado fidelidad atlética.


A Agüero le une con Maradona algo más que ser su yerno. Tan menudo en estatura como gigante en habilidad, encarna el genuino espíritu del 'potrero', ese fútbol de barrio y calle que todavía pervive en países como Argentina. Proyecta en la cancha los trucos y gambetas del escenario de sus juegos infantiles. De apariencia frágil, recibe de espaldas y aguanta las embestidas de los rivales enfurecidos. Dribla y ejecuta diagonales terminales; amaga y asiste. El futuro le pertenece.


Por el contrario, Diego Milito aterriza en el partido en un momento de zozobra y confusión. Acumula cinco jornadas consecutivas sin ver puerta. Un triste paréntesis en un excepcional ejercicio en el que suma 14 goles, solo superado por el brasileño Luis Fabiano. Una sequía que le carcome. Ansía volver a gritar gloria y aliviar las penurias zaragocistas.


Celeste o rojo. Príncipe o Kun. Zaragoza o Atlético. Es la guerra.