MONTAÑISMO

Carlos Pauner no tiene lesiones de gravedad tras sufrir un edema cerebral en el Lhotse

El montañero aragonés Carlos Pauner no tiene lesiones de gravedad tras el edema cerebral en su intento de hollar la cima del Lhotse (8.516 metros), después de someterse junto a su compañero Javier Pérez a distintas pruebas médicas en el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza.


Según el doctor José Ramón Morandeira, responsable de la Unidad de Congelados del Hospital Clínico, Pauner tan solo tiene "una escara superficial que se había sobreinfectado y de la que se recuperará", aunque todavía restan por hacerle algunas pruebas.


Los dos himalayistas aragoneses regresaron este miércoles de Katmandú (Nepal), en una evacuación que se ha producido "en un tiempo récord" porque hace solo una semana el primero estaba a más de 8.000 metros.


Pauner reconoció que "darse la vuelta no es sencillo a 200 metros, pero sabía que algo no iba bien", y fue claro al afirmar que podía haber seguido hasta hollar la cima del Lhotse "pero no hubiese dormido en el campo IV y esa decisión me salvó la vida".


El montañero jacetano piensa que le sucedió lo mismo que al navarro Iñaki Ochoa de Olza, "aunque ahora todavía no me hago a la idea de que ha muerto", pero tuvo la fortuna de encontrarse en una montaña llena de gente y "él estaba solo".


Con los primeros síntomas de edema cerebral, a 7.700 metros, fue atendido por "el doctor Richardson que reconoció los claros síntomas del edema" y le administró "dexametasona", medicamento adecuado para tratar este problema, además de aportarle una botella de oxígeno artificial para poder superarlo y también le ayudó a bajar hasta el campo II.


Después de haber hollado el Dhaulagiri (8.167 metros), Carlos Pauner intentó encadenar con el Lhotse su segundo ochomil consecutivo, pero le sucedió algo similar a lo que "ya le ha pasado a otros" montañeros experimentados.


Su proyecto de alcanzar la cima de los catorce ochomiles, en el que ya acumula ocho, tiene intención de continuarlo pero precisó que "a partir de ahora habrá que minimizar los riesgos y plantearse muy bien las expediciones", aunque lo primero que piensa hacer es "limpiar la cabeza de todo esto y tratar de olvidar lo que ha pasado".


La muerte de Iñaki Ochoa de Olza, con el que "me inicié en el montañismo", unida a la de muchos otros compañeros después de diez años en la elite del himalayismo indicó que va afectando psicológicamente porque "cada año pierdes a un amigo y al final lo notas". "Me quedan seis ochomiles, habrá que minimizar riesgos e ir bien acompañado, probablemente con gente de fuera, porque no puedes llevar el estandarte a pecho descubierto", dijo.


Junto al jacetano y Javier Pérez, también estuvo Marta Alejandre, que había estado en el Dhaulagiri donde se convirtió en la primera aragonesa en hollar un ocho mil, y reconoció lo mal que lo había pasado porque estaba en Zaragoza y "no podía hacer nada por ayudarle".