PARALÍMPICOS 2008

Broche de oro para Teresa Perales

Teresa Perales pasa a la historia al lograr su quinta medalla, oro en 50 libres con récord del mundo.

"Mejor, imposible", decía Teresa Perales nada más finalizar la ceremonia de entrega de medallas. La zaragozana ponía el broche de oro a sus terceros Juegos Paralímpicos de Pekín con otra exhibición de poderío. Oro y récord del mundo en 50 libres (S5). Como el día de su estreno, el pasado día 7, en el mágico Cubo de Agua que la ha lanzado a la gloria. La aragonesa llegó la capital china con hambre de metales y culmina la competición con cinco: tres oros (50, 100 y 200 libres), una plata (50 espalda) y un bronce (100 braza). Dieciséis medallas en tres paralimpiadas. Una proeza que encumbra a esta deportista parapléjica, de 32 años, que ya se ha hecho un hueco en la historia del deporte paralímpico de este país. Teresa Perales igualó ayer el récord de la atleta ciega Purificación Santamarta (16 preseas en siete Juegos), logro alcanzado igualmente por el catalán Xavi Torres.


"Soñaba con este final. Qué a gusto me he quedado", resumía, feliz. Ayer volvió a ser la gran protagonista de la delegación española. La forma en que nadó los 50 metros libres merece ser recordada. "No sé de dónde he sacado las fuerzas. La piscina estaba llena de gente, sus gritos me empujaban a ir más rápido", explicaba, ya relajada. La eliminatoria de la sesión matinal auguraba que podía suceder algo colosal. Teresa finalizaba en primera posición su serie con el récord paralímpico (36.75). "Y eso que me hundí demasiado tras saltar del poyete, y perdí en la salida unos segundos preciosos". La checa Bela Hlavackova y la ucraniana Olena Akopyan, viejas conocidas "y grandes amigas", la seguían de cerca.

"Salir como una bala"


La táctica de Teresa para la final estaba clara: "Salir como una bala". La zaragozana se puso al frente de la prueba, braceando como si le fuera la vida. "Por el rabillo del ojo he visto que las rivales se quedaban atrás, y no sabía si es que estaban pinchando o que yo iba muy rápida. Así que he apretado todavía más". Cuando tocó la pared, Teresa se giró rápido. Levantó el brazo derecho, "de rabia". "Era, junto con los 200 libres, la única prueba en que no había conseguido el oro. Y la dedicatoria se la guardaba para mi hermano (David)". Luego miró a la grada, a su familia que celebraba el éxito. Después llegó el éxtasis. "¡Pedazo de récord del mundo! Estaba en 36.42 desde Berlín 2003". La campeona bajó de los 36 segundos (35.88), una barrera imposible para Hlavackova (37.12) y Akopyan (37.53).


Con su sueño cumplido, a Teresa Perales le esperan tres días de "relax" en Pekín. El futuro pasa "por las paralimpiadas de Londres 2012". A corto plazo, "un encargo a la cigüeña". Aunque lo más inmediato es "no tocar agua en mucho tiempo, lo justo para la ducha".