DEPORTES

Bienvenida a casa

La atleta paralímpica Teresa Perales fue recibida ayer con gran expectación en el aeropuerto zaragozano. Jotas, flores, banderas, familiares y amigos mostraron todo su apoyo a la 'Reina del Cubo'

"Hay que ser muy buen atleta y tener mucho valor, pa traer cinco medallas de Pekín, en natación". Esta jota alusiva se oyó ayer en el aeropuerto de Zaragoza para recibir entre aplausos y gritos de apoyo a Teresa Perales, a su vuelta triunfante de los Juegos Paralímpicos de Pekín.


El vuelo llegó con retraso, pero el ánimo no decayó. Las pancartas que portaban los asistentes se mantuvieron en alza, sin descanso, a la espera de su sirena. Hasta Eloisa Párraga, la abuela de la nadadora, apareció en la terminal de llegadas con una pancarta para demostrar el orgullo por los cinco metales conseguidos en China, los dos récords del mundo y tres récords de España de su nieta. "Todo lo que hay aquí es poco para ella, se merece todo", explicó emocionada Eloisa.


Por fin, llegó. No dio tiempo ni para que las puertas correderas se abrieran del todo. La multitud empezó a vitorear a Teresa al grito de "Campeona". Sus familiares y amigos la inundaron de besos y de flores. "Por flores no será", exclamó. Aún llegarían más de las manos de dos niños, Chorche y Jaime, con cinco rosas, tres amarillas por los oros, una blanca por la plata y una roja por el bronce.


Teresa no podía más, sus gestos mostraban emoción, y no pudo resistir a decir "saco las medallas o qué". Y ahí estaban, una a una las fue desplegando. Primero la de plata, luego la de bronce, y después, las tres doradas, su tesoro más preciado. Las mordió, las enseñó, las remiró.


El ruido del tintineo de los metales se dejó de oír porque el grupo de 'Rolde Choben' (juventudes del Partido Aragonés), colectivo del que es presidenta Teresa Perales, lanzó más consignas de ánimo para la atleta.


Su marido, Mariano Menor, también se acercó, y emocionado se fundió en un abrazó, después de darle otro ramo más de flores. La sonrisa de Teresa no paraba de crecer. De la emoción se quitó la sudadera de la selección de la delegación española. Y por si fuera poco, aún faltaban las jotas.


La rondalla Los de Aragón, bandurria y voz, cantaron a la nadadora dos jotas creadas por Mariano Calvo ex profeso para la ocasión. Ahí, la intensidad del momento subió de tono. Se veía en los ojos de la deportista el agradecimiento y el sentimiento de satisfacción a todos los asistentes.


"Ha sido más emocionante el recibimiento que las medallas. He estado haciendo pucheros, controlándome, porque la verdad que llena muchísimo. El apoyo de la gente lo he notado cuando he estado en Pekín, los he sentido allí, y eso lo que me animaba y empujaba, sobre todo, en el último momento cuando ya flaquean las fuerzas. Llegar aquí es… con razón se las tenía que dedicar", aseguró. Contenta de estar en casa "por fin", feliz por el recibimiento "que no esperaba", y cansada tras los intensos días en Pekín. Es el momento para el reposo.


"Ahora voy a descansar, voy a estar un tiempo sin tocar piscina y luego ya lo retomaré con ganas. La vuelta será más relajada, por lo menos durante este año, porque la otra Paralimpiada es dentro de cuatro . Si que tengo la vista puesta en Londres, pero con mucha calma", sentenció.


El ánimo no decaía y los gritos continuaban. "Teresa, Teresa". La nadadora no podía sino callar, sonreír y dar las gracias.


De Pekín se queda con todo, pero especialmente con los dos récords mundiales: "qué mejor forma que conseguirlos que unos Juegos Paralímpicos y en un lugar como el Cubo de Agua".