Ariño: "Voy a dar el máximo este mes y medio"

El joven jugador considera "una gran oportunidad" su regreso al club y asegura estar listo para jugar este viernes.

Javier Ariño, sonriente, junto al entrenador José Francisco Nolasco.
Javier Ariño, sonriente, junto al entrenador José Francisco Nolasco.
Rafael Gobantes

Javier Ariño vuelve a casa. No a su domicilio familiar, situado en pleno centro de Zaragoza, sino a su hogar deportivo, el Bada Huesca. El joven y prometedor jugador, criado primero en la prolífica cantera de Corazonistas y curtido posteriormente en el desaparecido y añorado Balonmano Aragón, ya trabaja a las órdenes de José Francisco Nolasco. Este martes, el nuevo refuerzo del conjunto oscense vivió su primera toma de contacto con los que, en principio, serán sus nuevos compañeros hasta el próximo mes de diciembre. Será entonces, una vez finalizada la primera vuelta de la competición en la Liga Asobal, cuando Ariño concluya su segunda experiencia en el Bada Huesca, al que ya perteneció el curso pasado. "Nadie esperaba que pudiese volver. Yo tampoco porque lo había dejado de forma definitiva, pero tanto para mí como para el club es una buena oportunidad. Los motivos que me llevaron a dejar el balonmano fueron poder centrarme en los estudios. Este mes y medio pienso que, haciendo un esfuerzo, puedo compaginar las dos cosas y espero ayudar al equipo en todo lo que se pueda", expresaba el zaragozano, de 23 años, sobre la pista del Palacio de los Deportes de la capital oscense.

El balonmano aragonés sonríe con el regreso a las pistas de una de sus más prometedoras estrellas, aunque sea de manera temporal. "El motivo por el que vengo es negativo, por la lesión de un amigo como Eloy Félez. Me costó mucho la decisión de dejar el balonmano, pero sigo pensando que para mi futuro los estudios siguen siendo lo primero", relataba el jugador, que durante su nueva etapa en el Bada desempeñará la labor de central.

Estas últimas semanas, Javier Ariño no ha perdido contacto con el balonmano. Un deporte innato en él, que le acompañó ya desde la cuna. Con las manos llenas de resina y el escudo de España sobre su pecho, el aragonés ha alcanzado sus logros más importantes en una pista con las categorías inferiores de España. Con el equipo nacional, por ejemplo, fue tercero en el Europeo de Austria en 2014 y séptimo en el Mundial de Brasil un año más tarde.

Ahora Ariño se enfunda nuevamente la camiseta del Bada Huesca hasta diciembre, cuando volverá a cambiar las zapatillas y el balón de balonmano por la bata y el fonendoscopio.

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