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El Casademont Zaragoza femenino llama a las puertas del cielo

El equipo aragonés tumba al favorito Valencia empujado por 8.876 espectadores que dieron color a un gran partido. El baloncesto es producto ganador en Zaragoza. 

Final de la Copa de la Reina en Zaragoza: gran ambiente para el partido Casademont Zaragoza-Perfumerías Avenida

Sonaban ‘Los Sitios de Zaragoza’, en esa versión baloncestera que nos remite al antiguo CAI, del mismo modo que podía haber sonado ‘Llamando a las puertas del cielo’ (‘Knockin’ on Heaven’s Door’) de Dylan. O ‘Escalera al cielo’ (‘Stairway to Heaven’), de Led Zeppelin. La metáfora encarnada por el Casademont femenino da para eso y para mucho más. Musicalmente, mucho y bueno donde elegir. De la guitarra mágica de Jimmy Page al eterno judío de Minnesota. Y sí, el sitio que por derecho se ha ganado Zaragoza en el baloncesto femenino patrio, metiéndose con todas de la ley en la final de la Copa de la Reina tras derrotar a un Valencia que partía como favorito.

Algunas de las jugadas del Casademont femenino durante el partido contra el Valencia Basket en la semifinal de la Copa de la Reina

Favorito para casi todos/as. No para Álex Cebrián, nombre imprescindible en el baloncesto femenino aragonés en este siglo. Mucho y bien cabe hablar de la Copa conquistada por el Banco Zaragozano en 1990. Pero 15 años después, en 2005, el Mann Filter de Álex Cebrián se fue hasta la prórroga hasta caer finalmente con el Perfumerías Avenida. Álex creía ayer en el Casademont. "Ganamos", me reiteró a la oreja antes del salto inicial. Otro bingo de Cebrían... Y un recuerdo necesario para ese Mann Filter que resucitó el baloncesto femenino en Zaragoza tras los brillantes años del Banco Zaragozano de José Antonio Martín Espíldora. Luis Estiragués, promotor de ese club junto a Fernando Fabra, asistió al encuentro, acompañado por su inseparable amigo Alberto Alocén. Junto a ellos, Fernando Arcega.

La capitana del Casademont Zaragoza, Vega Gimeno, habla en rueda de prensa de los problemas que han tenido durante el partido, la solución que han presentado y la fuerza mental con la que contaban

Tras la serie de cuartos, las semifinales aglutinaron más vatios y decibelios si cabe. En el palco, cada vez más concurrido, compareció Jorge Garbajosa, presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB). Lola Ranera, amante del baloncesto, actual portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Zaragoza y candidata a la alcaldía de la Inmortal Ciudad en las próximas elecciones, tampoco se perdió la cita. En verdad, nadie quiso perderse el encuentro. La asistencia de 8.876 espectadores refleja numéricamente todo lo que el baloncesto femenino está consiguiendo. Algo que va mucho más allá de los resultados: la evidencia de la canasta como producto ganador en Zaragoza.

Y tras este preámbulo, un partido soberbio del Casademont Zaragoza. Yendo de menos a más, remando igual a favor de la corriente con que empujaba su marea roja que en contra, con un arbitraje para cortarse las venas. El parcial final 0-18 borró al Valencia Basket del mismo modo que desalojó de nuestra memoria las innumerables veces que el graderío gritó «¡fuera, fuera!» o hasta «¡manos arriba, esto es un atraco!». La actuación del colegiado Jacobo Rial Barreiro y de las árbitras Paula Lema Parga y Cristina Adán Rodríguez reunió errores de bulto. Y es que, malo cuando un árbitro/a se equivoca; pero mucho peor cuando se equivoca siempre para el mismo lado...

El equipo de baloncesto femenino Casademont Zaragoza pasa a la final de la Copa de la Reina tras ganar al Valencia Basket.

El Valencia, que jugaba como local en el orden establecido en el cuadro de competición, estudió bien el partido. Sabía la lijada que el Casademont le había metido al Araski en el arranque del partido de cuartos: 10-2 de salida para las levantinas. Gatling se encontraba con pívots de verdad, era complicadísimo anotar ante un enemigo que atacaba con fluidez. Además, el rival hacía sentir su aliento en el cogote de las aragonesas. Mejor dicho, en el equipo aragonés. Porque la única aragonesa censada en el acta fue Cristina Ouviña, jugadora número 5 del Valencia. Esa es la asignatura pendiente del actual Casademont, la promoción de canteranas. Ouviña es todo un ejemplo. Del Basket Lupus al Helios, y del Helios al Mann Filter. Se rompió los cruzados con 16 años, pero nada la detuvo. Cristiana ha jugado y sigue jugando en los mejores equipos y con una selección de vanguardia mundial, como la española.

A Gatling no solo le marcaban las rivales. Los árbitros/as tampoco le dejaron desarrollar su juego. Sin puntos en la pintura, el triple pasó a constituir la principal arma aragonesa. Así, del 28-18 se pasó a un ilusionante 34-34 al descanso. El Casademont se dejó la vida en defensa. En el tercer cuarto, empujado por todo el pabellón (también desde los rincones de las aficiones del Araski, Girona, Gernika y Perfumerías Avenida) secó el ataque valenciano (45-48). Había que frotarse los ojos. No, era verdad. Sí se podía.

El último cuarto se vivió con el público en pie. Cristina Ouviña empató a 53 a falta de seis minutos. Un par de canastas, y el éxtasis. Con 59-56, Vega Gimeno pidió la bola y dijo esto lo gano yo. Triple, triple y otro triple. ¿Habíamos dicho 59-56, no? Pues el resultado definitivo fue 59-74. Encendamos la calculadora: parcial de 0-18 para cantar bien alto victoria. Por supuesto, un triunfo abrochado por un triple final de Vega Gimeno, que no necesita de más glosas. Llamando a las puertas del cielo... Además de Dylan, también lo canta el Casademont Zaragoza, que hoy pugnará por el título de la Copa de la Reina.

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