A solo dos días de que arranque la Copa de la Reina de Zaragoza, ¿qué sensaciones tiene el presidente de la Federación Española de Baloncesto?Son inmejorables, muy muy buenas. Tanto a nivel organizativo, como deportivo y de público, va a ser la mejor de la historia. Estamos muy contentos de que ese camino que empezamos hace seis años de impulsar el baloncesto femenino esté dando sus frutos. La repercusión va a ser muy grande, con el Príncipe Felipe lleno. Es una pequeña meta volante para saber que estamos en el camino correcto y que debemos disfrutarlo.

¿Cómo ha sido ese camino al que hacía referencia?Siempre con la perspectiva de que todavía queda mucho camino por recorrer. Aquí la complacencia no existe, solo existe la ambición. Cuando entró este equipo directivo, 10 de las 12 jugadoras internacionales jugaban fuera de España. A día de hoy, solo María Conde y Astou Ndour están en el extranjero. Esto habla muy a las claras del nivel que ha adquirido la Liga Femenina, pero además los clubes son capaces de ofrecer contratos, estructuras, servicios mucho más atractivos.

Todo el mundo coincide en destacar la igualdad como una de las señas de identidad de esta edición.Antes había un clarísimo dominador y ahora hay cada vez más alternativas de poder: Girona, Valencia Basket, el propio Casademont Zaragoza, que está haciendo un trabajo extraordinario, Movistar Estudiantes, Araski… hay un nivel global de la competición muy importante.

Elisa Aguilar decía el otro día que va a ser "la mejor Copa de la Reina de la historia".
Casi 8.000 abonos es un récord absoluto. Cuando apuestas por Aragón y por Zaragoza para deporte femenino minimizas mucho el riesgo. La relación con el club y con la Federación Aragonesa es extraordinariamente buena. La afición está volcada con el baloncesto desde tiempos inmemoriales y estamos muy ilusionados con ver a 8.000 personas viendo partidos de baloncesto femenino. Cuando ves el ritmo de abonados, la capacidad hotelera, la instalación, el nivel deportivo de la competición… te das cuenta de que va a ser así, histórico.

El Casademont Zaragoza de Cantero sueña con hacer algo grande...
Yo tengo una admiración muy grande por su presidente, Reynaldo Benito. El trabajo que está haciendo por el baloncesto en Zaragoza es encomiable. La apuesta por el equipo femenino hace tres años fue una gran noticia, a pesar de las enormes dificultades: salimos de una pandemia, entramos en una crisis económica y el club no dejó de apostar. El Casademont Zaragoza es un ejemplo en el baloncesto femenino y el esfuerzo, muy de elogiar.

¿Cómo valora el trabajo que realiza la Federación Aragonesa de Baloncesto?
Es absolutamente impresionante. Hacemos infinidad de eventos juntos: categorías de formación, cursos de entrenadores, partidos de la selección... Para nosotros es un lujo tener un socio como la Federación Aragonesa de Baloncesto.

Esta Copa de la Reina ratifica que Zaragoza y baloncesto forman un binomio prácticamente indestructible.
Zaragoza es una de las grandes plazas de baloncesto en nuestro país. Me vienen recuerdos de aquella Copa del Rey de los hermanos Arcega, después los hermanos Angulo... Lo duro que era jugar allí un partido. Yo tuve el privilegio de ganar una Copa en el Príncipe Felipe.

¿Cómo son esos recuerdos?
Son imborrables, eternos. Zaragoza siempre ha tenido una afición muy entregada y respetuosa. Mi recuerdo más bonito es la Copa del Rey con Unicaja. Fuera del pabellón, la gente es muy respetuosa. Cada vez que voy me siento apreciado y respetado. Ver el cariño y el respeto de la afición es algo muy bonito.