baloncesto

El Casademont Zaragoza, sin opción ante el Unicaja de Málaga (104-78)

Los aragoneses pierden con amplitud ante el equipo más en forma de la Liga Endesa y siguen amenazados por el descenso.  

Djedovic ataca el aro del Casademont en el partido de este sábado
Djedovic ataca el aro del Casademont en el partido de este sábado
M. Pozo/ACB Media

En Málaga, el Casademont también ofreció su perfil más vulnerable. Desapareció de la escena con prontitud (104-78). Quebradizo en defensa, y de nuevo con un desacierto inusual en sus acciones ofensivas, el equipo aragonés se desangró con estrépito en el Martín Carpena ante el conjunto más en forma de la Liga Endesa. Fue un equipo plano, apocado, superado por las circunstancias, sin apenas argumentos. El Unicaja, muy poco exigido, se desenvolvió con una facilidad escandalosa en todos los órdenes del juego. Su solvencia en las labores de contención y su puntería desde el perímetro (19 triples convertidos) resultaron suficientes para liquidar al cuadro zaragozano; un adversario sumiso, escasamente combativo, demasiado encogido ante el fuste de su oponente, que volvió a emitir señales preocupantes en los dos lados de la pista.

El Casademont apenas resistió el primer acto. Después, el equipo de Ibón Navarro ya se sintió ganador, y disfrutó de un duelo plácido y sosegado. Especialmente Osetkowski, imponente bajo los aros, con 18 puntos en 18 minutos; y también Carter y Kalinoski, muy incisivos desde la línea exterior. Carter facturó 24 tantos, con un 85% de efectividad en los tiros de 2 (6 de 7); y Kalinoski sentenció a los visitantes desde más allá del arco, con 7 de 9 en los lanzamientos triples. Ellos lideraron el triunfo de los malagueños, que encadenan hasta ocho victorias consecutivas entre el torneo doméstico y la competición continental.   

Y eso que el Casademont inició el partido con firmeza y determinación, convencido de sus posibilidades de triunfo. Con Wright en la dirección, los visitantes se manejaron con solvencia en sus acciones ofensivas, encontrando situaciones ventajosas para anotar. Por parte del Unicaja, fue Carter quien monopolizó los primeros ataques, y todos con acierto: facturó los siete primeros puntos de los locales, al convertir un triple desde la esquina, un lanzamiento de media distancia y una penetración posterior (7-5). Pero los aragoneses reaccionaron con inmediatez, gracias a una defensa enérgica y disciplinada, y también a las canastas de Wright, Yusta, Mekowulu y Sant-Ross. Superado el ecuador del primer acto, y tras un parcial de 9-0, los visitantes gobernaban el duelo con una comodidad imprevista (7-14).

Pero todo cambió después, cuando el Unicaja elevó sus prestaciones defensivas, al mismo tiempo que comenzaba a golpear desde más allá del arco. Kalinoski y Carter, con dos triples consecutivos (13-14), redujeron distancias e impulsaron el despegue de los andaluces; y otra vez Kalinoski, de nuevo desde el perímetro, castigó otra desatención de los aragoneses para voltear el marcador (18-16). Porfirio Fisac tuvo que detener el encuentro, pero el tiempo muerto no modificó el guion: sin ritmo, ni velocidad, ni criterio alguno para generar ventajas, el Casademont permaneció dos minutos y medio sin anotar. Al menos, cerró el cuarto inaugural con una buena acción de Tryggvi Hlinason para seguir creyendo en el triunfo (21-18).

El equipo zaragozano acentuó sus dudas en el segundo acto, lastrado por su impericia ofensiva -2 puntos en cinco minutos- y sus nueve pérdidas de balón. En este escenario, los locales elevaron su renta, que se disparó a los 13 puntos antes del cuarto de hora con los triples de Ejim, Kalinoski y Perry, ejecutados todos ellos sin apenas oposición (33-20). El Unicaja no sólo facturaba desde el perímetro con suma facilidad; también era un bloque sólido atrás, sin apenas fisuras, con todos sus jugadores derrochando esfuerzo y compromiso. Así, la productividad del Casademont se había reducido a los 34 puntos al descanso (49-34), y con un solo acierto desde la línea de 6,75. Por el contrario, el Unicaja contabilizaba 8 triples, con Carter (17 tantos) y Kalinoski (9) evidenciando su amplitud de recursos.

A partir de ahí, la contienda bajó en emoción, ritmo e intensidad. Sobre todo por parte de los visitantes. En el Casademont ya no hubo concentración, ni orgullo, ni fuerzas para cuestionarle la victoria a su oponente, y acabó claudicando con amplitud. Son ocho derrotas en los 10 encuentros disputados. La caída no se detiene. 

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