El triple-doble representa la búsqueda del unicornio en el baloncesto, una de sus perfecciones numéricas de naturaleza inaudita y fabulosa. Una odisea, más si cabe, cuando hablamos de este deporte dentro del ámbito FIBA, en Europa, lejos del baloncesto eruptivo y desenfrenado de la NBA, donde especies de otro planeta como Luka Doncic, Lebron James, Russell Westbrook o James Harden han instaurado las ‘triples dobles figuras’ en la rutina de sus exhibiciones. No es así bajo la jurisdicción de las reglas FIBA, la duración de sus partidos y el cómputo de sus estadísticas. Y es ahí donde Matt Mobley, el escolta de Casademont Zaragoza, registró este miércoles, en el partido de Europe Cup contra el Hapoel Gilboa, una hoja de servicios histórica: 16 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias. Es decir, un triple-doble con todas sus letras: dobles dígitos -mínimo de 10- en tres de las cinco categorías estadísticas principales (puntos, rebotes, asistencias, tapones y recuperaciones).

Mobley es el primer jugador de la historia de Casademont Zaragoza en cazar este unicornio. Nadie lo había conseguido antes. Nicolás Brussino estuvo cerca la pasada campaña, también en competición continental, cuando firmó 14 puntos, 8 rebotes y 10 asistencias contra Star Lublin. Pere Tomás, por ejemplo, en abril de 2016, también lo rozó, se quedó a tan solo dos pases de canasta contra Estudiantes: 11 puntos, 13 rebotes y 8 asistencias. Y poco más en este combinado estadístico tan inusual en el baloncesto europeo. En Euroliga, sin ir más lejos, solo se ha producido siete veces (dos de ellas del croata Nikola Vujcic), y en la liga ACB, apenas en ocho ocasiones. Hubo otra más, computada como tal durante años, hasta que se comprobó que no lo era: el ‘triple-doble fantasma’ de Aleksander Belostenny en la temporada 1989-1990 como jugador del CAI Zaragoza.

Al coloso soviético, no se sabe bien por qué, cuál fue la mecánica del error, se le adjudicaron durante mucho tiempo 18 puntos, 13 rebotes y 10 recuperaciones en un partido contra el Grupo IFA Granollers en diciembre de 1989. Sin embargo, Belostenny robó 3 balones y no 10 aquel día. El origen de ese desacertado registro pudo estar en la tabla estadística del partido: Belostenny capturó 10 rebotes defensivos en ese encuentro y esa anotación se sitúa justo al lado del apartado de las recuperaciones. Quizá en la copia de aquellos datos se contaminaron los números de Belostenny en esa cita y así nació su ‘triple-doble fantasma’. Un par de años después, José Ángel Arcega, contra Coren Orense, hizo 20 puntos, 5 rebotes y 12 asistencias, otra actuación que rondó el triple-doble.

A Mobley, en cambio, no se le escapó en Israel. El americano llegó este verano al Casademont acreditado como un fértil anotador, especialista en el triple, buen penetrador a canasta y acostumbrado a portar la bandera ofensiva de sus últimos equipos. En esa línea, empezó la temporada, con dos actuaciones desde la línea de tres frente a Manresa y Bilbao en las que rozó la perfección. Al hilo de la caída del equipo en las últimas semanas, la aportación del americano engriseció. Fue en Israel donde retomó el pulso de su mejor baloncesto. Lejos aún de números anotadores sobresalientes, Mobley ensanchó su contribución con rebotes y asistencias. Así moldeó su registro histórico

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Es la primera vez, además, en su carrera que se apunta un triple-doble. La pasada temporada, en Alemania, con Fraport Skylines, lo tuvo a tiro: 13 puntos, 8 rebotes y 11 asistencias frente a Rasta Vechta. Y ha sido en Zaragoza donde ha saltado ese listón, en partido de FIBA Euro Cup, competición en la que solo se habían producido, en sus siete años de vigencia, dos triples-dobles: Kenneth Smith (Charleroi/2019-2020: 20 puntos, 10 rebotes y 10 asistencias contra Medi Bayreuth) e Iván Maras (Tsmoki-Minsk /2015-2016: 12 puntos, 14 rebotes y 10 asistencias contra Rieker Komárno).