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Las malas decisiones condenan al Casademont ante el Valencia

El equipo de Ponsarnau ha ido a remolque todo el encuentro y ha terminado cediendo en el último cuarto.

Partido Casademont-Valencia.
Partido Casademont-Valencia.
Toni Galán

Respondió el físico pero falló la cabeza. El Casademont contrarrestó ayer el poderío del Valencia con una despierta defensa que no estuvo amparada por el acierto ofensivo ni por el control de las situaciones clave. El equipo de Ponsarnau pudo aguantar a su rival, mermado por las bajas, durante tres cuartos. En el último y decisivo, los locales cometieron el error de cargarse de faltas muy pronto, matiz que hasta entonces habían controlado a la perfección, y los ‘taronjas’ lo aprovecharon para decidir el choque desde el tiro libre. Once puntos de Dubljevic en ese tramo sentenciaron a un Casademont que dominó el rebote (40 por 29) pero volvió a estar demasiado errático en ataque, acumulando hasta 15 pérdidas y exhibiendo pobres porcentajes (18% en tiros de tres y 45% en tiros de dos) en el lanzamiento. Finalmente, el resultado final fue 70-76. 

El cuadro aragonés entró frío al partido. La primera canasta no llegó hasta el minuto cuatro. Vanwijn penetró para romper un parcial de 0-6 favorable a los valencianos; para acabar con una sucesión de malas decisiones y lanzamientos que se quedaron cortos. A partir de ahí, los de Ponsarnau mejoraron. Okoye (seis puntos y dos rebotes en el primer acto) impuso su energía bajo el aro; Javi García serenó los ataques; y la defensa incrementó la intensidad hasta el punto de obligar al Valencia a recurrir excesivamente al tiro exterior. Claver, con un triple, y Hermannsson mantuvieron al conjunto visitante por delante en el marcador hasta el término del primer cuarto (13-15).

Ya en el segundo, el Casademont prolongó sus dificultades para encontrar canasta. Como prueba, el 0 de 5 en triples encadenado. Okoye seguía tan imponente en la zona como errático desde el 6,75. Y tampoco Mobley, Javi García o Radoncic conseguían anotar de tres, al tiempo que el Valencia se apoyaba en el juego de Dubljevic para mantenerse por delante.

Tuvo que ser Rodrigo San Miguel quien rompiese la sequía con un triple que, a falta de cinco y medio para el descanso, colocó el marcador en 22-24. El Valencia replicó rápidamente con otra canasta de Dubljevic pero Mobley, al fin reconciliado con el triple, y Radoncic, con un espectacular mate, revivieron al Casademont hasta otorgarle su primera ventaja (30-28); una ventaja que se esfumó en santiamén, merced a un parcial de 1-7 culminado con un ‘aley hoop’ de Jaime Pradilla que situó el marcador en 31-35 al descanso.

Tras la reanudación, un nuevo 0-5 de salida para el Valencia amplió su ventaja hasta la máxima del choque (31-40). Los de Peñarroya se mostraban mucho más ordenados en ataque, repartían sus puntos entre un abanico amplio de jugadores, y el Casademont, por contra, fiaba casi todos sus ataques al intermitente ingenio de Mobley y Okoye, ejecutores de las canastas que apretaron el choque.

En el ecuador del tercer cuarto, el luminoso reflejaba un resultado de 38-42. Dimitrijevic, Claver, Hermansson y, fundamentalmente, Dubljevic venían impulsando a un Valencia que se vio favorecido por tres pérdidas consecutivas de Okoye.

El marcador se estiró hasta el 43-50 a falta de un minuto para el término del tercer cuarto, pero el Casademont reaccionó con una técnica señalada a Claver y una jugada de cinco puntos protagonizada por un Adam Waczynski que hasta entonces había tenido poca presencia a causa de los problemas físicos que arrastra.

Peñarroya se sintió dominado y paró el partido con un tiempo muerto que no surtió efecto. El propio Waczynski, de forma inteligente, provocó una nueva falta que le valió para empatar (50-50) antes de que Dimitrijevic, tras personal de Font, cerrase el cuarto con 50-52 favorable al Valencia.

La batalla física que auguraba Jaume Ponsarnau en la antesala del encuentro estaba siendo perfectamente controlada por el Casademont Zaragoza, pero la remontada requería un acelerón anotador que no llegó. El arranque del último cuarto fue un espejismo. Hlinason, con dos tapones y cuatro puntos consecutivos, lideró un conato de remontada que pronto se desvaneció.

El Valencia se atascó en ataque, pero sus hombres talentosos emergieron para solventar las dificultades asociativas. La agudeza individual mantuvo a los visitantes y, en ese quiero y no puedo constante del Casademont, las faltas acabaron jugando un papel fundamental.

Condicionados por las faltas

A falta de cinco para la conclusión y con 60-66 en el marcador, el equipo zaragozano ya entró en bonus. Este aspecto condicionó los siguientes ataques. El Valencia buscó al inspirado Dubljevic y a Pradilla en la zona, para aprovecharse de una situación que les permitió distanciarse de nuevo (62-70) en el marcador.

Hacia el final, Jaume Ponsarnau situó a Mobley de base a la desesperada. La apuesta no funcionó y, ya con San Miguel nuevamente al timón, el equipo solo pudo remar hasta caer con dignidad. El físico no lo fue todo. El Casademont -con una media de estatura más baja que la de su rival- fue capaz de dominar el rebote y defender el corazón de la zona, pero fue condenado por la ansiedad con la que disputó los instantes decisivos. El incremento de la agresividad defensiva se tradujo en ese cúmulo de faltas innecesarias y, para colmo, los tiros decisivos no entraron.

«Hemos sido poco expertos», resumió Ponsarnau al término del partido. No le faltaba razón a un técnico con mucho margen de mejora. Este Casademont en construcción todavía está lejos de ser un equipo fiable. Debe aprender a gestionar mejor los momentos que deciden los partidos.

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