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Baskonia, la hidra eterna del baloncesto europeo

El equipo de Ivanovic se reconstruye todas las temporadas. El domingo visitará Zaragoza después de haber ganado en Milán el martes.  

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Achille Polonara, en un encuentro reciente con el Baskonia.
Efe

Ha cambiado de nombre. Este año se llama TD Systems. Pero sigue siendo el mismo. El Baskonia. El eterno Baskonia de Querejeta, la hidra del baloncesto español y europeo. Todos los años lo descabezan. Todos los años vuelve a hacer equipo. Hacer, pero bien hecho, no hacer por hacer... Vigente campeón de la ACB, también chuta en la Euroliga. Con un balance actual de siete victorias y ocho derrotas (7/8), alimenta sólidas aspiraciones al Top 8 continental. En la liga domestica, en la Liga Endesa ACB, su balance pinta mucho mejor: 11/3. Es decir, la situación inversa al Casademont (4/11). Uno y otro se carearán mañana en el pabellón Príncipe Felipe a las 16.30, en el cierre del maldito 2020. El epitafio del año en que se alcanzó el tope liguero antes del confinamiento, hasta sufrir el desvanecimiento posterior con el final de la liga en una burbuja. Desfallecimiento que aún padecemos...

Donde se desplomó el Casademont, en la final de la liga en la burbuja de Valencia, emergió el Baskonia para imponerse contra todo pronóstico al Barça de Svetislav Pesic. De Pesic, y de Adam Hanga y Thomas Heurtel (sí, el que dejaron el otro día en Estambul por el barullo con el Real Madrid...). Dusko Ivanovic supo jugar mejor sus cartas. Sobre todo, las cartas que no se barajan, las cartas en que no interviene el azar: la moral, los intangibles, la capacidad competitiva. El carácter tan propio, el denominado carácter Baskonia. No es gratuita la apreciación. Responde al canon que marca Joseán Querejeta, al criterio con que ficha Alfredo Salazar, los verdaderos ojos de la hidra del Baskonia. Ivanovic casa como pocos entrenadores con ese ideario. Por eso, pese a que llegó a mitad de temporada, cantó victoria en el final de la Liga pasada. Por eso cuenta con tantas opciones en la actual.

El último marcador también ejerce de indicador. Igual en la Liga que en la Euroliga. En la Liga, superaron con holgura en el Buesa Arena al Tenerife (79-72), vigente tercer clasificado liguero con balance 11/2. En la Euroliga, el pasado martes, fueron capaces de vencer al Armani (79-84) en Milán. El plantillón de Ettore Messina (Michael Roll, Sergio Rodríguez, Kyle Hines, Luigi Datome, Malcolm Delaney...) no pudo con la hidra vitoriana, un equipo reconstruido en el pasado verano y que sigue rindiendo a tope.

La brújula la portan dos bases complementarios, Pierria Henry y Luca Vildoza. El Baskonia siempre tuvo buenos bases (Heurtel, Larkin, Mike James, mucho antes Prigioni y Calderón...), pero los actuales no son mancos. Bases con puntos en las manos, con capacidad para crear y anotar. Más cerebral, Vildoza. Más explosivo, Henry. Por fuera, apuestas jóvenes, como el lituano Tadas Sedekerskis y el letón Arturs Kurucs. También suma el veterano esloveno Zoran Dragic. Desde el Alba Berlín llegó Rokas Giedraitis para ayudar en la periferia como especialista en el triple. También especialista, pero en posición interior, Ilimane Diop, siempre dispuesto a aportar 10 minutos de intensidad. Capaz de zurrar dentro, pero también de salir y anotar de tres, el italiano Achille Polonara. Con buena mano y mucha altura, el norteamericano Alec Peters. Pívots muy altos, como Tonye Jekiri o Youssoupha Fall (221 centímetros), completan un plantel cualificado. Eso sí, sin la garra, sin el carácter Baskonia, no dejaría de ser un notable plantel de ACB. Es esa garra, ese carácter, le hacen verdaderamente terrible. Y temible...

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