En cinco días, el Casademont ha sumado más victorias que en un mes y pico. El rumbo ha dado un viraje radical desde que cambió el timonel. Se lesionó Rodrigo San Miguel, Luka Rupnik se marchó al Cedevita esloveno (el Olimpia Ljubljana de toda la vida), llegó TJ Bray y el equipo ha comenzado a ganar. Más que ganar, arrasar. O sea, a ganar de largo, con sustancial diferencia. Datos: venció con holgura en Andorra al Morabanc el viernes de la semana pasada (83-98), le pegó una lijada por su sitio al Bilbao el pasado domingo (105-76), y esta misma semana ganaba silbando en la Basketball Champions League (BCL) al Falco Szombathely (85-76). Vale, de cuerdo, lo más complicado de los húngaros era el nombre; pero vencer con esa amplitud en Andorra y destrozar al Bilbao en un encuentro absolutamente capital en la pugna por la salvación tiene su aquel... Si a estos logros le agregamos que en Badalona, una pista complicadísima, hubo opción hasta el final (esos triples mal defendidos de López-Aróstegui...), convendremos en que el giro ha sido absoluto, total. Y solo hemos fichado un base... Todo eso ha aportado en un santiamén TJ Bray. Y todo eso quiere seguir aportando para estirar la racha que ya ha sacado al Casademont del descenso y le hace ver el futuro con mucho más desahogo y confianza, a dos victorias de la referencia válida del descenso.

Estos resultados, este avance tan notable, no deja de ser sino la plasmación numérica de un Casademont que socializa mejor los espacios y los esfuerzos. Todo a partir de un base que juega y hace jugar. Es decir, como el año pasado Carlos Alocén, la verdadera baja que este verano mermó la capacidad de este equipo. Cuando el Casademont ha vuelto a tener un base que mueve y anota (lo dicho, como Alocén...), el equipo ha vuelto a ganar. Da igual que se haya marchado DJ Seeley. A este deporte se juega, por el momento, con un balón. Por tanto, es complicado meter cuatro puntos en un mismo lanzamiento. Resumiendo: con un mismo balón, es complicado que jueguen juntos DJ Seeley y Ennis. Uno u otro. Se quedó Ennis, que también ha elevado sus prestaciones. Además, Benzing se muestra por fin más sólido, e incluso Brussino por momentos. A esta rehabilitación global también han ayudado los pívots. Hlinason vuelve a ser el del pasado curso, y a Thompson ya se le comienza a ver algún concepto que le hizo militar en los Warriors o en el Fenerbahce. El regreso de Javier Justiz tras su larga lesión completa el rearme de un Casademont que se declara ganador.

El camino de la victoria pasa  hoy por Santiago frente al equipo de Santiago, el Obradoiro. El careo de esta mediodía en verdad es un ‘cruceiro’, un cruce de caminos entre un Casademont súbitamente rehabilitado y un Obradoiro que acumula siete derrotas consecutivas. Derrotas de todo tipo: desde el oprobio en Tenerife (107-62) hasta los dos últimos reveses en casa, encuentros en los que la fortuna les abandonó tras treinta y muchos minutos de buen juego. Concretamente, cayeron ante el Barça con pelota para empatar (75-78) y perdieron el pasado jueves ante el Joventut (83-87) en un partido en el que vencían por siete puntos a falta de poco más de dos minutos. No están en dinámica positiva, pero tampoco están jugando tan mal como para sufrir tanta adversidad. Un base experto como Pepe Pozas, muchos puntos desde la línea de tres (cayeron ante la Penya tras encestar 15 de 31 triples) y la solvencia bajo el aro del lituano Birutis, un pívot con aptitudes para la anotación y el rebote, constituyen sus fortalezas. Su debilidad la subraya lo esencial del deporte profesional, los resultados. Esos mismos resultados en enfatizan el momento del Casademont Zaragoza.

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