baloncesto

El Casademont Zaragoza sigue en caída libre

El equipo aragonés acentúa sus dudas en San Sebastián y pierde ante el recién ascendido Gipuzkoa Basket (70-67). 

Nico Brussino, alero del Casademont Zaragoza, machaca el aro rival.
Nico Brussino, alero del Casademont Zaragoza, machaca el aro rival.
Esther Casas

Fue un partido lento, áspero, trabado; sin ritmo ni fluidez; sin brillantez; sin alegrías. Por deméritos propios, el Casademont alcanzó los cinco últimos minutos con una desventaja de cinco puntos en el marcador (65-60). A partir de ahí llegaron los nervios, las prisas, la ansiedad, las dudas, las precipitaciones, el desconcierto, el caos. El desenlace premió al más tenaz, al recién ascendido Gizpuzkoa Basket (70-67), y castigó la indolencia del conjunto aragonés. El Casademont es un equipo roto, descompuesto, desnortado, sin alma, sin argumentos, sin confianza, sin una propuesta colectiva solvente. Indeciso y timorato, volvió a exhibir su perfil más vulnerable en todos los órdenes del juego, lo que se tradujo en su cuarta derrota consecutiva tras las decepciones ante el AEK de Atenas y el JDADijon en la Champions, y el oprobio protagonizado en casa frente al San Pablo Burgos. La plantilla, que emite señales inquietantes, ha perdido las señas de identidad que había acuñado las dos últimas temporadas.

En San Sebastián, los zaragozanos volvieron a quedar retratados, pese a enfrentarse con uno de los equipos más vulnerables de la competición.

Thompson protagonizó las primeras acciones del partido. Atrás, cometió su primera falta personal cuando apenas se habían disputado 18 segundos del duelo; y en ataque, se jugó los tres primeros lanzamientos del cuadro aragonés: anotó la primera canasta, de muy fácil ejecución; acertó después uno de sus dos tiros libres (0-3), adonde había acudido por la falta de Radoncic; y erró en la siguiente jugada, pese a recibir un balón franco muy cerca del aro. El Casademont evidenciaba importantes dudas en cada uno de sus ataques. Faltaban velocidad, criterio y elaboración. Indecisiones que enseguida aprovechó el Gizpuzkoa Basket para voltear el marcador, con un parcial de 7-0, a los tres minutos del acto (7-3).

Sin embargo, el equipo visitante reaccionó con prontitud, a partir del tiempo muerto de Diego Ocampo y de la salida a la pista de DJ Seeley. La escuadra aragonesa por fin se fortaleció atrás, anulando la mayoría de las acometidas de los vascos; al mismo tiempo que San Miguel y Barreiro, con dos lanzamientos desde el perímetro, también acababan con la sequía anotadora de los zaragozanos. Por entonces, el Casademont ya había recuperado el pulso, y se manejaba con mayor templanza y acierto en sus ofensivas. Una mejoría que, al cierre del primer cuarto, ya se había trasladado al marcador (15-18).

El Casademont elevó sus prestaciones en el segundo acto, lo que enseguida le proporcionó grandes réditos: Benzing, desde la línea de personal, y DJ Seeley, con un certero triple, ampliaron la ventaja de los visitantes (15-24). Los locales, mientras tanto, no habían anotado ni un solo punto en los dos primeros minutos del cuarto, en gran medida por el notable desempeño defensivo del equipo aragonés. Marcelo Nicola, técnico de los donostiarras, tuvo que detener el encuentro ante la manifiesta superioridad de los zaragozanos.

Recortó distancias el Gipuzkoa Basket, agarrado a la productividad de Jaime Echenique en el juego interior. El pívot colombiano, de 2,11 metros de estatura, anotó 12 puntos y capturó 4 rebotes -dos de ellos ofensivos- en sus primeros 10 minutos sobre la pista. Su aportación resultó decisiva para que el equipo local volviera a creer en el triunfo (26-28), al cuarto de hora de partido. A la reacción de los vascos también contribuyó el Casademont, especialmente desatinado en sus acciones de ataque. Ni Benzing, ni Seeley, ni Brussino, ni tampoco Barreiro acertaron desde el triple, pese a disponer todos ellos de lanzamientos liberados, sin ninguna oposición.

De esta forma, el Gipuzkoa modificó el escenario, con un parcial de 14-2, y se puso nuevamente por delante a dos minutos del intermedio (31-28). Respondió San Miguel desde el perímetro, pero Dee devolvió la renta a los locales con otro disparo desde más allá del arco (34-31). Al descanso, los jugadores de Marcelo Nicola seguían gobernando el marcador, aunque por un solo punto tras una tímida reacción de los visitantes (36-35).

El Casademont se precipitó en las primeras acciones de la reanudación. Sin ritmo, con un juego lento, plano y previsible, el cuadro aragonés se prodigó en las pérdidas de balón y permaneció sin anotar los tres primeros minutos del cuarto. Los locales aumentaron su distancia sin excesiva oposición (41-35), de nuevo con Echenique como principal referencia ofensiva. Emergió entonces la figura de Hlinason, con dos jugadas consecutivas, para situar a un solo punto a los zaragozanos (41-40). Sin embargo, el equipo de Diego Ocampo carecía de una propuesta colectiva diáfana. De hecho, sus únicas soluciones surgían del talento individual de sus jugadores, cada vez más anárquicos. En este contexto, Ennis se siente especialmente cómodo. Fue el canadiense, precisamente, quien igualó la contienda con una penetración que, además de la canasta, conllevó la falta personal de Okouo y el posterior tiro adicional (46-46).

El equilibrio se mantuvo después, tras un intercambio de canastas -y también de errores no forzados-, hasta que Nico Brussino convirtió su primer triple en todo el partido (50-54). Pere Tomás, prácticamente sobre la bocina, situó a los locales a dos puntos a la media hora de juego (52-54).  

En el tramo definitivo, el Casademont acentuó sus dudas y careció de respuestas para doblegar a su adversario. Se empleó siempre con una dificultad manifiesta ante un recién ascendido a la máxima categoría nacional. El Gipuzkoa Basket se mantuvo firme en todo momento, sostenido por la insistencia de Echenique (21 puntos, 7 rebotes) y de John Dee (11 tantos), al margen de exhibir carácter, compromiso y orgullo durante los 40 minutos del choque. Favorecidos por las continuas desatenciones del equipo aragonés, los vascos edificaron una renta de cinco puntos (65-60), a sólo cinco minutos de la conclusión, tras un lanzamiento triple de Pere Tomás. Y aunque los visitantes amenazaron con la posibilidad de, al menos, forzar la prórroga, el duelo cayó finalmente del lado de los locales. Un justo desenlace, a tenor del decepcionante partido completado por los zaragozanos. El Casademont ha perdido su esencia competitiva. Y sigue en caída libre...   

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