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Agridulce reencuentro de Alocén con el Casademont

La lesión de su compañero Vit Krejci afectó al joven base en el inicio de un partido que finalizó con unos números notales.

Alocén, junto a San Miguel, antes de empezar el partido.
Alocén, junto a San Miguel, antes de empezar el partido.
Heraldo.es

Ocho puntos, dos rebotes y cinco asistencias en algo más de 19 minutos de juego, para un 7 de valoración total. Son los números registrados ayer por Carlos Alocén. El base aragonés estaba llamado a tener más protagonismo del habitual por la baja de Sergio Llull, y esa conjetura se acabó confirmando por la incomparecencia de Laprovittola y las tres faltas que Facundo Campazzo acumuló antes del descanso.

Para entonces, Alocén había visto a su amigo Vit Krejci, otro de los integrantes de la llamada ‘generación Z’ del Casademont Zaragoza y compañero inseparable hasta que tomó la decisión de salir a la capital de España, retorcerse de dolor mientras lo retiraban en camilla. La lesión del escolta de origen checo tiene muy mala pinta. Alocén lo supo al momento. Y esos pensamientos enfriaron sus prestaciones en el arranque del encuentro.

Durante el primer cuarto, el ‘12’ del Real Madrid anduvo discreto, sin el desparpajo que lo hizo despuntar cuando solo era un niño y mostrando un nerviosismo que, durante el transcurso del segundo acto, fue desapareciendo.

Un triple a falta de un segundo para enfilar el camino a vestuarios terminó de espolearlo. Y ya en la segunda mitad, a pesar de que Pablo Laso tardó en volver a darle entrada, se soltó con otro lanzamiento desde 6,25 y unos brillantes minutos de juego eclipsados por dos errores desde el tiro libre sin trascendencia en el encuentro.

Las diferencias entre el equipo de su vida y el Real Madrid, que ahora centra sus esfuerzos y anhelos, fueron notorias durante los 40 minutos de juego. El Casademont apenas se vio con vida en un par de arreones puntuales. El resto del choque tuvo color blanco. Los de Laso tuvieron en Fabien Causeur (25 puntos) a su mejor hombre. Y el francés bien podría ser el nuevo espejo en el que Alocén se mirase si Campazzo, a quien inicialmente señaló como ejemplo a seguir, acaba poniendo rumbo al baloncesto NBA.

A sus 19 años, el margen de mejora del zaragozano es incalculable. Y los nervios evidenciados ayer, normales. Mucho más, teniendo en cuenta la carga afectiva que guardaba el reencuentro con sus compañeros y la desgracia de ver caído al colega Krejci.

«Quiero mandarle un fuerte abrazo. Espero que su lesión sea lo más leve posible. He estado mucho tiempo junto a él y estas situaciones afectan mucho cuando hay alguien conocido de por medio», señaló Alocén al finalizar el partido, reconociendo que la esena lo reprimió durante algunos minutos.

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