baloncesto

Casademont Zaragoza: la rutina del ganar

Sexta victoria consecutiva de Casademont, acostumbrado a al triunfo con la naturalidad de las cosas bien hechas.

Partido de Casademont Zaragoza contra el Baskonia.
Partido de Casademont Zaragoza contra el Baskonia.
José Miguel Marco

¿Qué se le pasaría por la cabeza al viejo miliciano del baloncesto Dusko Ivanovic después de que Casademont Zaragoza le trasquilara la coleta por tercera vez en apenas dos meses? Si con Besiktas, en Europa, por partida doble, sufrió en carne y alma el juego sinfónico, armonioso, milimétrico y trepidantes que porta el equipo aragonés en su manual de estilo; con Baskonia, un club de Euroliga de los pies a la cabeza, todo un histórico con una cartera de salarios a años luz que la que manejan los zaragozanos, Ivanovic recibió el impacto de un asteroide venido de otra galaxia. Casademont venció 101-80, pero pudo vencer por mucho más, por ejemplo, por los 31 puntos de máxima cota de ventaja en el partido, porque su baloncesto fue para ello. Fue una demostración imperial, de ensueño. Una más en una temporada en la que Casademont Zaragoza se ha abonado al ritual de la victoria. A la rutina de ganar.

Lo hace sin importar diferencias de clase, tamaño o condición. Está siendo capaz de doblarle la muñeca a cualquiera. En menos de media temporada, en algo más de dos meses, le ha ganado a Barcelona, Real Madrid, Unicaja y Baskonia. De los equipos españoles con pedigrí de Euroliga, solo Valencia, en su feudo, pudo contener a la camada de Porfirio Fisac, un grupo de jóvenes, expertos y aspirantes que lleva tres meses lanzándole dentelladas de osadía, rebeldía, frenesí y furia al baloncesto español.

Con su exhibición contra Baskonia -no olvidemos, un equipo con rango de Euroliga-, Casademont enfiló su sexta victoria consecutiva. Una dinámica nunca vista en la era Básket Zaragoza. Desde que perdiera en Valencia, en la Liga Endesa, los aragoneses han construido un rodillo que todo lo barre: Baxi Manresa (86-79), Real Madrid (84-67), Estudiantes (67-85), Montakit Fuenlabrada (75-65), Unicaja Málaga (75-81) y Kirolbet Baskonia (101-80). Con este último triunfo, además, el Casademont Zaragoza se ha ganado bola de cabeza de serie en la Copa del Rey.

Tanta alegría, tanta victoria, le ha puesto mirando de frente al liderato de la liga al filo de su ecuador. Pendiente del Barcelona-Real Madrid de este domingo, los aragoneses aspiran a instalarse en como colíder si vencen los catalanes (habría triple empate en cabeza, o sería segundo en solitario si ganan los visitantes en el Palau).

Acostumbrado a la victoria con la naturalidad de las cosas bien hechas, Casademont Zaragoza sigue quemando etapas en una temporada inolvidable, en la que cada partido es una fiesta y un orgullo. Se gane o se pierda nada emborrona lo que está viviendo el equipo de Porfirio Fisac. Frente a Baskonia, sublimó las artes que le están conduciendo por este camino de vino y rosas. Un baloncesto coral, en el que el banquillo suma tanto o más que el quintento, en el que no hay jerarquías, ni rangos, en el que si un día suma uno, al siguiente suma otro. Así se escribe la epopeya de Porfirio Fisac: el equipo al servicio del talento; el talento al servicio del equipo.

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