Se puede...y se pudo

"¿Será posible que Casademont pueda ganarle al Madrid?", nos preguntábamos el sábado por la mañana en las pistas del patio del colegio de Compañía de María. Todos los fines de semana las familias de los cientos de chicos y chicas que juegan en las ligas de baloncesto en Aragón nos vemos en las pistas y hacemos nuestras cábalas. Pero la pregunta se la hacíamos al mejor interlocutor ese día, porque era Alberto Alocén, el padre de Carlos. Acababa de dejar a su hijo en el Príncipe Felipe entrenando y estaba paseando por ese enjambre de críos entre canastas donde se formaron sus tres hijos. Parecía un escenario de una película en una mañana fría a la intemperie. «Por qué no podemos ganar al Madrid, como lo hicimos contra el Barça. Se puede», proclamó el padre del jugador Carlos Alocén, un exbaloncestista muy querido entre los aficionados que se pronuncia sin alharacas y con aplomo.

Más de 10.000 espectadores llenaron el pabellón con la misma inquietud de esos aficionados para ver si los jugadores del equipo aragonés podían romper la racha de 21 derrotas en nueve años con los madrileños. Cuando pasaron del empate 47-47 a un 19-0 conseguido por los maños, la gente se lo empezaba a creer y cantaba el eslogan ‘Sí se puede’ para empujarlos. Faltaba casi todo el último cuarto y nos restregábamos los ojos para reconocer la realidad. El partido se convirtió en una fiesta anticipada. El equipo llevó al público en una nube. Carlos Alocén hizo buenas las palabras de su padre en una tarde histórica. Los más pequeños guardaron los pósters repartidos para colgarlos en sus habitaciones. Y se pudo.