"Gracias por todo, Gary"

El escolta no ha actuado este domingo contra el Fuenlabrada por unas molestias en los isquiotibiales. Sin embargo, ha recibido la mayor ovación de la grada en el último partido del Tecnyconta como local.

Gary Neal recibe el trofeo de MPV del mes de abril
Gary Neal recibe el trofeo de MPV de la jornada 32ª.
Oliver Duch

Fue un epílogo amable, festivo y alegre; ya sin temores, ya sin presión; por fin sin sobresaltos. El Tecnyconta clausuró el curso en el pabellón Príncipe Felipe, en el último compromiso al calor de sus aficionados, y lo hizo con una derrota intrascendente contra el Fuenlabrada (102-108). Con la salvación ya consumada en la jornada anterior, el duelo era irrelevante para los zaragozanos, quienes apenas se jugaban ya el decoro deportivo. Su rival se presentaba a la cita con dudas, con su silueta desfigurada, con el ánimo encogido y sin opciones de alcanzar las posiciones de ‘play off’. Sin embargo, supo competir con dignidad y entereza, impulsado por la colosal actuación de Marko Popovic (34 puntos, con 10 tripes convertidos), y acabó firmando un meritorio triunfo en rodeo ajeno. En este sentido, el baloncesto fue justo y premió al más tenaz.

El cuadro madrileño se ha desplomado drásticamente en el tramo final del torneo, y ha dilapidado la renta que había adquirido en la primera vuelta del campeonato: nueve derrotas en sus últimos nueve compromisos retrataban a un grupo abatido y desencantado, ya sin fuerzas, sin alma, sin ambición y sin fe. Pero este domingo recuperó su esencia competitiva, con una propuesta dinámica y vertical y una variedad táctica muy interesante, para capturar en Zaragoza su decimosexta victoria de la temporada.

En un partido sin relevancia, sin consecuencias en la clasificación, fue una jornada para los agradecimientos, los reconocimientos, las calificaciones y los reproches. Para que la afición emitiera, por fin, su veredicto, ya sin el abismo del descenso emergiendo bajo sus pies. Y su respuesta resultó contundente. En los elogios, Gary Neal ocupó el centro de la escena. El escolta representaba la principal atracción del duelo, aunque finalmente no llegó a actuar por unos problemas en los isquiotibiales. Pese a todo, fue aclamado enérgicamente por la grada, al grito de “¡MPV, MVP!”, y recibió el agradecimiento más relevante y emotivo de la mañana. Neal tuvo una despedida hermosa, acorde con su descomunal rendimiento a lo largo de la temporada. Ya en las presentaciones, fue recibido con una ovación atronadora, emocionante, unánime y sincera, que también emergió después, una vez finalizado el encuentro, cuando el jugador abandonaba la pista. Fue, sin duda, el justo reconocimiento a un rendimiento y una actitud sobresalientes, sin mácula. Ha sido un referente a quien admirar, respetar, secundar y seguir; un jugador que ha se ha manejado con determinación y responsabilidad, que ha derrochado compromiso, honestidad y liderazgo, y que ha ofrecido un comportamiento ejemplar dentro y fuera de las pistas. Una persona humilde, pese a haber edificado una rutilante trayectoria en la NBA. Por su generosidad, su bondad y su carácter tranquilo y reposado, resulta prácticamente imposible no tenerle simpatía a Gary Neal. Quizás su única malicia se concentre en la pista, con sus quiebros mentirosos, sus lanzamientos certeros y su elevada capacidad de anotación desde todas las posiciones. El americano, el mejor jugador de la historia del club, se marcha con su figura engrandecida y su prestigio intacto.

Su presencia en la plantilla ha supuesto un lujo para Zaragoza. Y no sólo por su elevada facturación (20.6 puntos por partido), sino también por su notable ascendencia en los demás aspectos del juego: por su talento, por su capacidad para fabricarse sus propias canastas, por sus incisivas penetraciones, por su puntería desde el perímetro, por sus clarividentes lecturas y, además, por su disposición para asumir la responsabilidad en los momentos más comprometidos del duelo. Anota, asiste, arma el brazo con rapidez y resuelve situaciones complejas a una velocidad máxima, casi siempre con un acierto devastador. Un jugador de récord. Un francotirador formidable, certero, prácticamente infalible, que representa una amenaza permanente para el rival y una bendición para sus compañeros. Sus actuaciones comportan el beneficio de la insistencia, una exhaustiva presencia en el juego. Sus cifras son rutilantes, de ensueño. Y su desempeño, mayúsculo, ha tenido una importancia vital en la permanencia de los zaragozanos. El club ya le ha trasladado una propuesta de renovación. Y él, mientras tanto, abandonó ayer la pista con una certeza: que Zaragoza nunca olvida a sus ídolos.

También Bjelica, Ennis y Xavi Rey, las últimas incorporaciones del equipo, recibieron la gratitud y el respaldo de los aficionados. Con ellos en la pista, el Tecnyconta modificó su enfermizo aspecto y pudo, por fin, rectificar su indecisa trayectoria en la recta final de la competición. Ennis, además, se destapó con su mejor actuación de la temporada. Alcanzó los 33 créditos de valoración, fundamentados en 30 puntos, 5 rebotes, 1 asistencia, 2 recuperaciones de balón y 6 faltas recibidas de sus adversarios. Bjelica, otro jugador de Euroliga, también desplegó su mejor versión con 19 tantos y 4 capturas en media hora de juego.

Debut de Lobaco

La jornada deparó otra nota ilusionante: el estreno en la élite de Raúl Lobaco, uno de los valores más emergentes de la cantera zaragozana y, sin duda, pieza capital en la conquista del cuarto puesto en el Campeonato de España júnior, celebrado la semana pasada en Badajoz. Al margen de presentar muy buenos números en la faceta ofensiva, la joven promesa, de sólo 17 años, también se distingue por tenacidad y firmeza en las labores de contención. Más allá de sus estadísticas, es un jugador con una notable incidencia en los aspectos intangibles del juego por su generosidad, su constancia, su implicación y su extrema intensidad en cada una de sus acciones. Su rendimiento es muy superior al que suelen reflejar los números. Siempre suma. Siempre hace más cosas para el equipo que para sí mismo. Su presencia en la pista resultó testimonial –20 segundos–, pero supuso un espaldarazo –otro más– al acertado trabajo del club en la formación de sus jóvenes valores. La nómina es amplia, con Alocén, Marc Martí, Jaime Fernández, Jaime Pradilla, Álvaro Sanz, Vit Krejci, Ander Urdiain, Javier García y el propio Lobaco, entre otros muchos.

Pero también hubo reproches. La afición, aunque tímidamente, por momentos recriminó la indolencia, la apatía, la dejadez y la falta de compromiso que ha evidenciado el equipo en determinados tramos de la temporada. Una actitud perezosa, indiferente e inadmisible que, de hecho, pudo tener consecuencias devastadoras para la entidad. Porque el descenso, por segundo año consecutivo, quedó a escasos centímetros de distancia. Convendría no olvidarlo. Y reflexionar.

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