La fuerza del grupo

Jota Cuspinera  está construyendo en el Tecnyconta un bloque generoso y entregado, que está devolviendo la ilusión a los aficionados, como se demostró ante el Gipuzkoa

 

Un viento de optimismo sopla en el Tecnyconta Zaragoza. Las tres victorias consecutivas, cosechadas ante Morabanc Andorra, Baskonia y Gipuzkoa, han devuelto la ilusión en un proyecto que había vivido unos comienzos poco halagüeños. La conexión entre la afición y el equipo se antoja en vías de recuperación y el futuro se adivina más esperanzador. Una progresión que debe refrendarse el próximo domingo, de nuevo en el Príncipe Felipe, frente al Iberostar Tenerife de Rodrigo San Miguel.

Jota Cuspinera está haciendo de la necesidad virtud. Si las limitaciones económicas han restringido el acceso a los principales jugadores del escaparate nacional e internacional, el técnico vizcaíno lo ha apostado todo a la fuerza del grupo. Y ya está obteniendo gratificantes réditos. Más allá de los necesarios triunfos, el técnico está cincelando un colectivo con unas señas de identidad admirables: la solidaridad, un alma irreductible incluso en las canchas más inaccesibles y una intensidad generosa. La suma de estos factores deparan espectáculos tan gratificantes como el presenciado ante el Gipuzkoa el pasado domingo.

La capacidad anotadora de este Tecnyconta es digna de mención. Contra los donostiarras, acariciaron de nuevo los 100 puntos (se quedaron en 97) y en tres de los cuartos convirtieron 25 o más puntos (25 en el segundo y 27 en el tercero y en el cuarto). Pero no se trata de una tarea basada en las individualidades ni en el egoísmo. Los 11 jugadores que entraron en juego convirtieron al menos una canasta. Ocho de ellos anotaron ocho o más puntos, de los que cuatro se instalaron en los dobles dígitos. El máximo exponente es Gary Neal, el principal faro ofensivo rojillo, con un promedio de 15 puntos por choque. El estadounidense, que firmó 14 ante el Gipuzkoa, fue curiosamente el máximo asistente del duelo, con cuatro pases. Una muestra de su concepción comunal del baloncesto, bien aprendida durante su estancia de tres campañas en los San Antonio Spurs de Gregg Popovich. Además, se le adivina al de Baltimore la inteligencia natural para saber lo qué requiere cada momento. Una cualidad de la que carecía, por ejemplo, Stevan Jelovac, la figura del equipo los dos anteriores ejercicios.

La pulcritud en el tiro, especialmente desde más allá de la línea de 6,75, es otra de las claves que explica el resurgir de la escuadra aragonesa. Siete jugadores ejecutaron al menos un triple (Dragovic, Álex Suárez y Bellas fueron los reyes con tres por cabeza) hasta totalizar 16 con un 43% de efectividad. Se quedaron a uno de igualar el récord histórico de la entidad en este apartado. La amenaza que suponen estos credenciales para cualquier rival es un activo incalculable en las manos de Jota Cuspinera. Una tónica que se repitió en los tiros libres (sólo hubo un fallo, por parte de Varnado) y en los de dos (48%).

Este recital anotador no estuvo exento de frialdad y precisión. Lo prueban los pocos balones perdidos durante los 40 minutos, apenas seis (ningún jugador extravió más de uno), que contrastan con los 14 en el haber del Gipuzkoa. Una asfixia que se reprodujo en la pintura con la intensidad aportada por un Jarvis Varnado intimidatorio y un Nikola Dragovic desatado. Cada uno colocó dos tapones que fueron jaleados por la concurrencia.

La concatenación de todos estos datos desemboca en la valoración, el apartado estadístico en el que se ponderan todos los elementos del juego. Ahí, el Tecnyconta vapuleó al Gipuzkoa por 120 a 62. Siete integrantes del combinado aragonés abrazaron los dobles dígitos en este concepto por solo tres de su contrincante.

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