El centenario de Carolina

Carolina Esparcia (Zaragoza, 1995), disputó el pasado domingo su partido 100 en la máxima categoría. Un hito conseguido en el Stadium, el club de toda su vida.

CarolinaEsparcia, en un partido contra el Perfumerías
CarolinaEsparcia, en un partido contra el Perfumerías
Aránzazu Navarro

A sus 21 años, Carolina Esparcia está acostumbrado a quemar etapas y subir peldaños en su prometedora carrera deportiva. Internacional, campeona de Europa y subcampeona del mundo en las categorías inferiores de la selección, el pasado domingo alcanzó una nueva cima al disputar su encuentro número 100 en la Liga Femenina. Lo hizo, además, en el Mann Filter Stadium Casablanca, el club de toda su vida. Un hecho que realza y dispara su satisfacción.

"Estoy muy contenta de alcanzar el centenario en la máxima categoría porque lo he conseguido en mi club, donde he estado desde muy pequeña. Eso le da un plus muy importante", reconocía ayer.

Han transcurrido más de cinco años desde que Víctor Lapeña le abrió las puertas de la élite en un encuentro frente al todopoderoso Ros Casares disputado el 5 de noviembre de 2011 en el Siglo XXI. "Recuerdo perfectamente aquel día. El pabellón estaba lleno. Me sentía muy nerviosa porque era muy jovencita e iba a salir a la pista con un equipo de grandísimas profesionales. Fue un sueño hecho realidad", rememora.

Y fue precisamente el técnico zaragozano quien le convirtió en centenaria el pasado fin de semana con los seis minutos que le concedió en el triunfo frente al Spar Gran Canaria en el pabellón Eduardo Lastrada.

Un lustro en el que los éxitos han goleado a las decepciones. "El mejor recuerdo es la semifinal de la Liga que alcanzamos el año pasado. Aquellos ‘play offs’ fueron históricos para el club y para las jugadoras que los disputamos. Fueron unos días muy bonitos, especialmente para aquellas que somos de la casa", asevera.

Aprender de las excelentes jugadoras con las que ha compartido vestuario es otro de los premios que más valora. "En mi año de estreno en el primer equipo aprendí mucho de una increíble baloncestista como Cristina Ouviña. Y también me encantó jugar con Paola Ferrari, Jaklin Zlatanova... Me siento muy afortunada de haber estado tan bien rodeada", prosigue.

Un magisterio del que espera seguir empapándose y continuar así con su admirable progresión. "Me gustaría cumplir 200 partidos en la élite, 300 y todos los que sean posibles... Pero por ahora me centro en seguir aprendiendo y formándome. Día a día voy creciendo y eso es fundamental. Quiero jugar muchos partidos más y, si es aquí en mi casa, en el Mann Filter, mucho mejor", revela.

Ni siquiera le inquieta el legítimo deseo de cualquier jugadora de tener un papel más trascendental en su equipo. "Estoy contenta con lo que estoy aprendiendo. Esto es un equipo profesional y lo que hay que hacer es trabajar cada día a tope para merecer más protagonismo", señala.

Sus planes no van más allá del corto plazo y de la lucha cotidiana. "No me planteo nada a medio ni largo plazo. Voy año a año. Las cosas pueden cambiar mucho y prefiero no pensar en lo que sucederá en el futuro. Mi presente es seguir haciendo lo que me gusta e intentar llegar a lo máximo que pueda", indica.

En su horizonte apenas cabe este tramo final de la campaña, en el que el Mann Filter aspira a atrapar una plaza de ‘play off’. "Es algo con lo que todas soñamos. Tenemos muchas ganas de jugarlo. Pero ahora mismo la Liga es una locura y está muy igualada. No sé sabe quién entrará y quién se quedará fuera. Si tenemos una oportunidad, iremos a tope a por ello", promete.

Pasado como tenista

Menos conocida es su faceta como tenista, un deporte en el que también apuntaba muy alto. "Comencé con ocho años. De niña también practicaba el tenis. Tanto el tenis como el baloncesto se me daban muy bien y jugaba a nivel de alta competición. Pero llegó un momento en que no podía compaginarlo. El tenis me exigía entrenar cada día y viajar constantemente", proclama.

En su balanza de pros y contras se impuso la canasta. "Me costó mucho decidirme. Fue importantísimo que el baloncesto es un deporte de equipo, en el que juegas con tus amigas. El tenis es muy duro mentalmente porque es individual y dependes exclusivamente de ti misma", concluye.

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